TRENES ( 23 DE FEBRERO)

Resulta gratificante, y digo bien cuando de gratificaciones hablo, entender que cada etapa de la vida de una persona, la conforman los pensamientos, los sentimientos y también las esencias que la acaban poblando. O algunas de ellas...



Cuántas deben forman parte de nosotros a lo largo de nuestras vidas?

Cuántas se quedan en el camino?

A cuántas perdemos?

Con cuántas viajamos durante un largo trayecto, pero acaban bajándose en las diferentes estaciones que en nuestro camino encontramos?

Cuántas nos acompañan hasta el final del recorrido?



Cuántas palabras, almas, olores, caricias, y sentimientos vienen a descubrirnos todos y cada uno de los extraños que acaban olvidándonos?

A cuántos acabamos por dejar en el olvido?

Tal vez porque no fuimos capaces de compartir las mismas esencias...

Tal vez porque en todo recorrido, unos sólo andan de paso...

Tal vez porque somos pocos los que tomamos un billete que a fin de cuentas muchos no son capaces de tomar...

Tal vez porque esos pocos, son los únicos que esperan llegar a final...



Resulta gratificante poder mirar a la gente en una estación de tren...

He pasado parte de la tarde aquí...

Sin dirigirme hacia ninguna parte...

Estática en este banco...

Inmóvil...

Sólo viendo a los demás partir...

Hacia sus destinos...

Buscando encontrar a esos desconocidos que viajan en el mismo vagón...

Con vidas que se cruzan por un instante...

En un instante...

Tal vez para no volver a cruzarse más, nunca más...

Pero formando parte de nuestras vidas durante unos segundos...



La memoria destierra a quienes no logran rozarnos...

De la manera que sea...

Porque a fin de cuentas, somos nosotros quienes elegimos a unos u otros...

Quienes acabamos dejando en el olvido a unos u otros...

Quienes decidimos en qué vagón subimos...

Qué ciudad lleva impreso nuestro billete...

Y hacia dónde nos dirigimos...



Entre la inmensa marabunta que recorre los andenes...

Entre el bullicio...

Las despedidas...

El ruido de los trenes llegando o partiendo...

Entre los rostros...

Entre las vidas...

Entre los diferentes destinos...

Entre el tiempo, las prisas y el desorden...



Entre todo...

Los trenes salen puntuales...

No ha dejado de salir ni uno sólo...

Y en este viaje con destino incierto...

Subo a un vagón...

Repleto de gente que tarde o temprano irá dejándome...

A los que iré haciendo parte del olvido más absoluto...

Y es que como dije ya alguna vez antes...

Hoy sigo viajando.



He tomado el tren...

Miro a quienes van de camino conmigo...

Me pregunto cuántos quedarán en el vagón cuando el tren efectúe la próxima parada...

Cuántos bajarán...

Porque puede que nuevamente mi billete siga sin llevar impreso el lugar...

Pero...

Seguiré viniendo a pasear por los andenes, esperando que uno de esos trenes, un día, lleve tu nombre...

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