DÉJALO IR...
Déjalo ir. Todo. Y perdóname por no haber sido suficiente, aunque tarde o temprano, acabaré siéndolo. Aunque muy en el fondo, para ti, nunca, nadie, llegue a serlo. Aunque ese, nunca haya sido asunto mío. Perdóname por todas esas mañanas en las que mi humor se estrella contra el espejo del baño, o en un café a tientas y tibio, mientras miro por la ventana. Por mi impaciencia y la rabia que me mueve. Déjalo ir y perdóname, porque puede que esta no sea la mejor manera, pero hasta ahora ha sido la menos peor. Perdóname por haber estado despeinada tanto tiempo, y ciega, y muda, y vacía, para conmigo y los míos, manteniendo huecos y espacios para quienes no estaban. Perdóname por haber esperado que me rescataras todos estos millones de insoportables segundos después. 962172 para ser exactos. Perdóname las noches de insomnio. El nudo dentro. La torpeza y agarrarme a quien ya no me presta sus manos. Perdóname porque de todas las torpes, fui yo. A mi favor dir