DÉJAME DECIRTE (XVII)


Déjame decirte que escribo aun desde la rabia y que lo de teclear se me complica cuando las manos me siguen temblando.

Que no es que el curso haya ido mal, claro que bien tampoco, y una puede decir que ha ido bien cuando la educación de su hijo se la trae al pairo y se hace la imbécil para que no piensen que una es borde además de antisistema, que lo mismo viene siendo que sí, a lo primero y a lo segundo.

Que este sistema educativo es algo así como una gran diarrea que empieza el mismo día que el curso escolar, y acaba dando sus últimos coletazos solo horas antes de que acabe de una maldita vez

Y que de perdidos al río, así que sigamos con esta mierda de educación obligatoria que el estado ofrece a los niños Asperger, y que o tomas o dejas porque “es que no hay más, sabe usted, Señora, y bla, bla, bla”…

Lo que viene siendo, su hijo es un inútil, y o paga, o se lo trabaja usted, porque en los centros, poco por no decir nada.


Supongo que ponerme a hablar de la angustia diaria que conlleva cualquier pequeño cambio, a estas alturas está ya de más, pero, creo que puedo tratar de escribir acerca de ese miedo constante, de esa llamada de teléfono que no deseas pero sabes que de una u otra manera, tarde o temprano, llegará, y que te avisará de que alguno de los cambios que has tratado de introducir en la vida de tu hijo para hacerlo algo más independiente o algo menos inútil, te hará saber a base de dolor y lágrimas, que excediste la puta raya. Pero o es eso, o es creerlo inútil, como lo hace este sistema, y miren, por eso no paso. Llámenme mala madre, histérica de los cojones, o párense a pensar que lo mismo, yo SÍ confío en sus capacidades y en su potencial.

Esa llamada ha tenido lugar hoy. Me gustaría deciros que me ha pillado descansando a la bartola porque el estado nos pone un pisito a las madres con hijos con estas características, puesto que o es dedicarle las 24 horas del día, o la cosa parece ser que no funciona, pero no, ni me ha pillado descansando a la bartola ni tengo pisito montado por nadie, así que la imagen de estar acabando de fregar un porche a pleno sol a las dos de la tarde, me la guardo.

Suena el teléfono. Miro la hora. Voy tarde porque entré tarde porque tocaban análisis. El nombre “ papa” aparece en pantalla. Soy consciente entonces de la hora que es, de que voy tarde, y ver las "14:00" en la pantalla, hace que se me ericen los pelos de la nuca.

_Sí!

_Oye que son las dos y el niño no ha llegado.

_...

(Te reconozco que no es un latido, sino un par los que acaba de saltarse mi corazón. Que he pensado en infinidad, millones de infinidades de ocasiones en una situación como esta. Que el movimiento es automático y el temblor también.)

_Es que hemos salido al puente a ver si lo veíamos venir, pero no viene. ¿Qué hago? ¿Salgo a buscarlo?

_Sí. Avísame cuando lo encuentres.



( Tiro el agua, dejo el cubo y el mocho en su sitio, entro a la casa, subo las escaleras, me quito el delantal, pienso qué debo coger antes de salir de allí, el tupper espera en la nevera junto con el yogurt y el agua, el dinero de la semanada espera como cada miércoles en el mueble de la entrada de la casa, aviso a la clienta de que mi hijo no ha vuelto aun a casa y salgo con las llaves del coche en la mano. Trato de llamar al centro escolar. En la zona no hay cobertura. En una de las curvas vuelvo a intentarlo. Suena. Pregunto por mi hijo.)

_Sí. Está aun aquí. Es que hoy se quedaban hasta las dos.

(Recobro los dos latidos de menos que ahora son de más debido a la rabia y a no sé a qué cojones.)

Llamo a casa y al móvil de mi padre. Nadie contesta. Mi padre ha salido en coche a buscarlo, mi madre espera en la esquina de la calle por si lo ve aparecer.

La C-243c no es una buena carretera, y es la que cojo a diario para ir y venir del trabajo. Es mala hora. Va cargada y yo llevo prisa.

Una vez en la autovía vuelvo a intentar llamar a casa. Mi hijo ya ha llegado. El que ahora no contesta es mi padre. Mi madre me lo hace saber. Le pido que le pregunte a mi hijo si lleva alguna nota en la agenda en la que se avise de este cambio de horario. Me dice que sí, que lo escribió su tutora y que a él se le olvidó decírmelo anoche, o esta mañana cuando lo he acompañado al instituto porque yo debía ir al cap y están cerca ambos edificios. Se le olvidó decírmelo cuando hablábamos de lo que harían esos días, de la fiesta y el pica pica que iban a tomar con el dinero que habían recogido de vender bocadillos. Se le olvidó decírmelo porque no es consciente del miedo o de los latidos de más o menos. Se le olvidó decírmelo porque lo mismo no le dio importancia a tener que enseñarle a otros niños como él, el centro en el que van a cursar primero. Y a mí se me olvidó mirar la agenda.

He recibido llamadas de teléfono a lo largo de estas últimas dos semanas para avisarme, entre otras cosas, del trabajo de recuperación que debía hacer mi hijo para pasar a segundo curso no habiendo aprobado el tercer trimestre de Medio Natural (trabajo que le dieron el fin de semana que iba con el padre, y que se extravió, motivo por el cual pedí que nos lo volvieran a facilitar). Me han llamado para que autorizara a mi hijo a salir una hora antes, ( espero la autorización durante dos días, finalmente me vale con firmarle en la agenda que lo dejo salir a esa hora), para avisarme de que mi hijo podía entrar a las 9 aunque desde las 8 ya habría personal en el centro ( porque total, ya clases no hay), y si a usted no le va mal… su tutora me llama un domingo desde un número privado para que hablemos de los informes y de lo que desde el centro pueden facilitarme para que vuelvan a valorarle el grado de discapacidad…desde número oculto… y vuelven a llamarme el lunes para ver si puede salir a las 12:30…Ya les comento que deben hablar con los abuelos que son los encargados de esperar y quedarse con peque mientras yo trabajo…

Una gran diarrea, lo que yo digo. Porque el trabajo de recuperación del tercer trimestre de Medio Natural fue incapaz de hacerlo solo (no sabía siquiera por dónde empezarlo) porque el resto de alumnos además de dicho trabajo, han tenido que realizar un examen que mi hijo no ( total como es un inútil)... Porque entre medias, de un tal trabajo de síntesis del que yo sé nada, se acuerda un sábado a las 20:45 de decirme que el lunes debe llevarlo encuadernado al centro, porque tras la bronca de hoy y que de nuevo el cuadernillo de Kumon sea nulo (como viene siendo en los últimos meses siendo las matemáticas la materia que más le gustaba), cuando lo pongo a trabajar el cuadernillo de verano para repasar las materias del primer curso de la E.S.O, me pregunta qué viene antes, si la “K” o la “T”. No tiene ni idea de lo que significa la palabra “clothes”, ni qué cojones es una frase exhortativa, una enunciativa negativa, o una enunciativa afirmativa, y solo vamos por la segunda página del cuadernillo…



Recibo la llamada de su tutora.

_Ha habido un poco de lío con el horario de hoy…es que se quedaban en el centro para enseñárselo a los nuevos y darles la bienvenida…

Y entonces, sin poder controlar ni el puto salto del pulso, ni el miedo, ni la angustia que me lleva a recorrer cerca de treinta kilómetros para llegar a casa y ver bien a mi hijo y a mis padres, le digo que si es por agenda, que a partir de ahora lo sea todo. Que si son incapaces de entender que mi hijo olvida, o no recuerda, o es incapaz, tras cerca de nueve meses, voy a ir a malas, muy malas.

Y su tutora, claro, lo flipa en colores,

_No me creo que me estés diciendo esto…





Más que creerse lo que le digo, debería entender por qué se lo digo.

Le costó tres meses aprender el camino de ida del instituto a casa, había personas parapetadas en las esquinas los primeros días que decidimos con todo el miedo del mundo dejarlo ir solo, seguí a mi hijo de incógnito algunas semanas y la hora de vuelta a casa es pactada con familia (madre y abuelos) para estar atentos.

Qué cojones seguimos sin entender???!!!

Que no cuesta tanto, joder!!!!


Cuídense.


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