MAREAS ( 27 DE JUNIO DE 2009)

Dos copas de vino blanco...

Oigo como el aire mueve las cortinas.

Andas en la ducha.

Esparcidas en el suelo, la ropa interior que me has arrancado, las cuerdas con las que has atado mis manos y la colcha de la cama que no tardó demasiado en restar allí una vez entendimos que no había manera posible de disfrutar sobre ella...



Ha sido una noche diferente a las otras...

La empezamos de igual manera, en el bar de costumbre, que hoy y sin ventanas, nos dejaba no sólo ver la ciudad, sino que nos permitía olerla...

Vemos caer la noche sobre ella, y vuelven a poblarla las luces que nos muestran hasta donde llega el horizonte por el que podemos caminar...



Cambiamos el juego, o tal vez sólo los roles.

Andamos intentando que lo que no puede ser porque hemos traspasado el umbral que se necesita y requiere en estas ocasiones, nos deje al menos intentar adivinar en los ojos y los actos del otro, sin olvidar las palabras...



Llegamos en momentos equivocados de nuestras vidas.

Hubiese sido todo más fácil de habernos conocido ahora.

Pero no me arrepiento de haber perdido, porque lo que he ganado es con creces superior a lo que esperaba.



Dejo. Permito.

Ansío y lo sabes.

Quiero verte en ese papel. Quiero verme en él.

Disfrutar. Conocer. Adivinarme.



Unas latas y algo de lo que hemos sacado de la máquina que hay nada más salir del ascensor...

Nos encaminamos a la habitación...



Antes de que nada pueda continuar, y de manera previsora, dispongo sobre la mesita de noche algunos de los aceites y los juguetes, sin saber que esta noche van a ser tus manos las que me regalen una y otra vez, y casi sin ser consciente, una marea que me envuelve por completo en un placer inhóspito y desconocido...



Oleadas de él me cubren y arropan mientras busco tus ojos, y éstos buscan en los míos...

Te ofrezco y lo sabes, cuanto pueda devolverte un ápice de ese placer...



Atas mis manos, y tratas a mi cuerpo y a mi mente como nunca antes...

Desconozco las formas y las palabras. Desconozco los actos y vuelvo a tus ojos cuando

el temor se apodera de mi mente...



Necesitas palabras que ahogan mis gemidos.

Cierro los ojos para descubrir una vez los abro, que no apartas los tuyos de los míos, creciéndote y llenándote a cada nueva ráfaga, cuando por distracción o deseo, vuelvo a buscarlos...



Advierto.

Sigo haciéndolo a cada poco.

Me mueva entre mareas de un placer extremo, o tomándome dos copas de vino blanco...

Comentarios

  1. Y qué bueno redescubrirse a una misma cuando creías que ya te conocías... agradable sorpresa!!

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