DE ARQUITECTURAS JODIDAMENTE IMPERFECTAS...
De la arquitectura líquida a la honestidad del material va toda la piel que la cubre por completo, asumiendo su función unos días mejor que otros. No hay vacíos apropiables hasta que, de pronto y sin venir a cuento, te regala la esquina inferior del tercero de los cajones, el que guarda sólo para sus lápices… No puedo decirte que todo dentro esté urbanizado de manera táctica, o que sus paisajes tejidos den certeza, con solo observarlos, de la geometría orgánica que acogen todas y cada una de sus curvas, pero puedo asegurarte que es jodidamente placentero recorrerlas en silencio. Sus espacios van a contraerse y a extenderse llevándote hacia las cuerdas y arrinconándote las noches que a la cama le falten grados desde la perpendicular de su ombligo. No existe dualidad más transparente, y la muestra en espacios tan reducidos, que consigue agrandarlos y llenarlos de luz solo con arquear la comisura derecha de su boca. Se viste de secuencias arrítmicas, tanto, que