De algunos monstruos y otros depredadores o de cómo descubrir que no eres Heidi...

Algunas de las palabras que se pronuncian, llevan detrás toda una vida. Algunas de las decisiones, equivocadas o no, llevan consigo todo el color que visten los pentagramas sobre el blanco lino .Los silencios acostumbran a guardar un cubo de colores cuyas caras siempre aparecen incompletas…Las paredes se levantan grises ante el cielo que amenaza plomizo con hacer desaparecer el verano. Sin duda resulta imposible sortearlas…Me niego al propio reflejo. Atándome con fuerza a las flores dibujadas sobre el azul, para olvidar antes siquiera de poder guardar el destello... _Jugamos a los cuentos?... _Jugamos a las frutas?... Tiene pinchos y hojas verdes, y no la puedes morder… _Jugamos a las sumas?... _Jugamos a los animales?... _Está bien. Parece un caballo, vive en la sabana y es blanco y negro… _La vaca?... _Jugamos a adivinar señales?... Esas son amarillas porque están haciendo obras… Cambia de juego a cada poco… Como hacemos todos sin adivinar siquiera que con cada deci

A cada poco un nuevo miedo lo invade... Debo cambiar rutinas porque algo tan simple como repostar gasolina, lo hace entrar en conflicto. Hace algunas mañanas, yendo de camino al cole y a sabiendas que no llegaba si no pasaba antes por la gasolinera, decidí parar en la que hay saliendo de la urbanización. Otras veces lo había hecho así… Le había prometido lacasitos, y apenas sin tiempo de reacción cuando miré desde la caja hacia el coche, lo vi histérico... Gritando y golpeando el cristal trasero. Se había soltado de la sillita… La chica que tenía que cobrarme parecía confusa, y no fue hasta que logré abrir la puerta trasera del coche y vió el estado en el que se encontraba el peque, que no comprendió por qué había salido de allí casi sin darle explicaciones... Unos segundos después se acercó y me dijo que estuviera tranquila, que ella se encargaría de ponerme la gasolina y de cobrarme. _A los lacasitos invito yo… Le agradecí el acto. Para ese entonces otra de s

Anoche refrescó tras el aguacero. Esta mañana el cielo seguía encapotado, pero ya no había rastro de ella. El cielo no se abría en dos como si alguien lo rasgara como a un papel… No había señales de relámpago alguno fuera. Debieron colarse mientras dormía por debajo del hueco de la persiana… El caso es que tengo la sensación de que la calma previa a la tormenta ha empezado a instalarse dentro, y no ando demasiado segura del tiempo que tardará en empezar a recorrerme, destruyendo a su paso cuando encuentre, aunque sea bien poco... No creo que a estas alturas y tras haber entendido que debo guardar parte de una pasión equivocada para no marcar a fuego tu cuerpo, la luz encuentre demasiado impedimento… Tampoco creo que la obstaculicen las palabras. Y en cuanto la araña abra la puerta de la conciencia y la cordura, el recuerdo se habrá esfumado… No creo tampoco que al ser menos que una mitad, la varilla candente encuentre cuanto busca, y aunque es probable que siga dejándo

Te reconozco, por lo bajo y con boquita de piñón, que en ocasiones sólo ojeo tus actos con la excusa de encontrarme entre ellos... Que hay palabras que hacen que me siente en la cama y ponga el pc sobre las piernas y vuelva a leer esa frase tres, cuatro, trescientas ocho veces… Te reconozco también que en cuanto la señal del mensaje suena en el móvil, dejo lo que esté haciendo y me reconozco pidiéndome calma…Mira tú qué tonta… Hoy sería capaz de reconocerte cualquier cosa… De divertirme pensando en nuestros alocados momentos de playa, entre arroces, arenas y estrellas… Sería capaz de reconocerte que… estuve esperando mientras con las manos, llevaba la arena hasta mis piernas, cubriéndolas por completo, a que te decidieras a venir y te sentaras tras mi espalda… Capaz de reconocerte que en ocasiones abro ventanas y sigo sin encontrar-te… De reconocer que te pienso y te imagino… Tal vez demasiado… De reconocer que en ocasiones me sorprendo buscándole la banda sonora a lo

Debería un delito prescribir aun cuando sigue latente entre los dedos de una sola mano, vigente tras cada uno de los segundos que olvidas y a quemarropa en cada uno de los nuevos que descubres tras una fotografía, un olor o una palabra? Obviaré la respuesta porque creo que tú ya has hecho lo mismo. Casualidades, bromas del destino, o cartas boca arriba que el cachondo azar te muestra de tanto en tanto haciéndote saber que sigue ahí... Porque si el delito prescribe, debería ocurrir lo mismo con el recuerdo, y de esa manera, como un buen escritor posteaba no hace demasiados días, podrías abofetear al odio que con nombre de puta se apoya en cada una de las esquinas de las encrucijadas en las que te encuentras en ocasiones… Prescribe el delito, y me deshago del dolor. A ti te abofeteo y borrón y cuenta nueva. Molaría que lo flipas… … _Jugamos al escondite?... _Salvado por mí y por todos mis compañeros… Lo recuerdas? Y te tocaba volver a pararla, o buscar de nuevo un luga

... _Para qué sirven las uñas de los pies?... Tras un rato pensando, y animarlo a buscar la respuesta, me contesta que para ponerse de puntillas… … Dicen que la intuición es la mejor aliada de la suerte. Difiero. Yo creo que es más un sexto sentido que crece exponencialmente en el momento en que te conviertes en madre… No recuerdo el momento exacto, pero siempre tuve claro que quería serlo. Como con tantas otras cosas en esta vida, no se necesitan demasiadas clases previas. Como aliada, la intuición. Y si corres la suerte de tener dos dedos de frente, ves crecer a tu hijo en menos que canta un gallo. Dependiendo de la vida que hayas llevado antes, te da por ser una madre tipo A, o pasas a formar parte del grupo de madres tipo B. Seguramente ya sabrás de lo que te hablo. No te diré en qué grupo me encuentro, porque si bien tienes claro qué quieres hacer y cómo quieres hacer las cosas, el destino, ese que está en contra de la intuición y se lleva a patadas con tu suerte,