BLAUS... ( 26 DE ABRIL DE 2009)

Recuerdo el bar. Nuestro bar.

Las vistas de Barcelona. Mi ciudad.

Las luces que se ven a lo lejos.

La torre Mapfre y el Hotel Arts...

Recuerdo la música.

El primer abrazo. Largo. Lleno de la complicidad y la necesidad de recordar el otro cuerpo, mientras la piel se estremece y los recuerdos empiezan a inundar los sentidos.

El bullicio que nos mantuvo cercanos para que nuestras palabras pudieran ser entendidas.

Las miradas robadas.

La felicidad que se aposenta en las niñas de nuestros ojos. Por conocernos. Sentirnos más cercanos y más cómplices tal vez que nunca antes.

La sonrisa que nos invita a seguir tanteando, temblorosos, con nuestras manos el cuerpo que nunca fue ajeno. Porque ante todo, buscamos no ser nunca extraños.

No tras las palabras...

No tras las luchas en que nos vimos envueltos...

No tras tomar aire para llenar nuestras almas tantas noches después...

El vino me sume en un estado en el que no atiendo a los reproches de mi cuerpo. Me dejo llevar.

Sabiéndome segura a tu lado. En la corriente en la que me sumes a cada nueva palabra. Tras cada nuevo deseo.

Y me envuelvo en ti. Lo hago de ti.

Recuerdo las risas. Los cometarios. El volumen que me lleva a dejar que mis dedos salpiquen tu pecho, bajo la chaqueta, al mismo ritmo en que los otros saltan y gritan...

Recuerdo el camino.

Las luces que en mitad de esa noche cerrada en la que nos movemos, nos iluminan para que podamos guiarnos el uno al otro.

Recuerdo tus ojos, yaciendo bajo los míos, mientras ato tus manos por encima de tu cabeza, y mis piernas hacen prisioneras a las tuyas.

Hoy no hay miedos...Ya los viví todos y mientras lo hacía, dejé agonizar a mis sentidos hiriendo a los tuyos. No me permito que hayan miedos que entorpezcan al deseo y al amor del que sólo tú y yo somos capaces de hablar, sin que ello comporte un compromiso...Hemos aprendido a darle a nuestras palabras el valor que conjuntamente hemos decidido darles. Permitiéndonos ser libres por encima del entendimiento de muchos otros...

Y me dejo llevar...

Sin duda alguna...

Esta vez sí...

Y permito que sin miedos recorran mis dedos tu pecho...

Y me permito sentirte bajo las yemas de mis dedos...

Y me permito hacerte mío...

Y te lo permito a ti, mientras a la vez me concedes...



Y nos concedemos sin miedo.

Y recordamos intentando que esta noche nos impregne no sólo la piel...

Intentamos que esta noche nos dé alas...

Nos devuelva lo que hemos perdido...

Y nos adentre en lo que aún hoy desconocemos...

En este, nuestro bar. Contemplando las vistas de mi ciudad...

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