Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2017

DE LOS SILENCIOS QUE VAN A QUEDARSE SIEMPRE... ( 17 )

…el día que la policía echó la puerta abajo yo ya había colocado todas sus estrellas en el techo del comedor, ya había pintado decenas de piñas verdes y rojas, y las había esparcido bajo el árbol…debía ser mayo, o puede que junio…ya había arrinconado la mesa del comedor y el sofá, ya había colocado la vieja alfombra en el centro y había pasado noches enteras bailando desnuda por completo bajo ellas, ya había dormido bajo ellas, ya había recordado una y otra vez todas esas vidas que no tuve y esos lugares que nunca visité…ya había empapelado todas las paredes de folios pintados de verdes y azul cielo, y naranjas y rojos…los platos llenaban por completo la pica de la cocina, la ropa sucia se amontonaba por doquier en cualquier esquina, algunas luces permanecían encendidas y el olor nauseabundo se filtraba por debajo de cualquier puerta… Maldije una y otra vez aquel mes por habérmelo arrebatado todo. No sé la de horas que pasé a su lado, ni las que estuve hablándole del daño, de

DE EXTRAÑOS, NIÑAS Y ESTRELLAS...( 16 )

.. .n o lo pensamos demasiado porque no creemos que sea la manera, o no nos la han enseñado, o no hemos querido aprenderla, o no hemos tenido la necesidad, o la valentía, y de ahí que nos dé tanto miedo. Perdonar… y cuando nos atrevemos a probarlo, como si fuera un dulce con un nuevo sabor del que desconocemos si va a acabar por gustarnos o no, nos llega en forma de golpe en la boca del estómago, y la energía que se desprende por ello, nos llena de nuevo de esa luz que siempre hemos llevado dentro, sin la que nos volvemos torpes en la penumbra, y vuelve para descorrer las viejas y pesadas cortinas llenas de polvo. Vuelve, para recordarnos de todo lo que permanece dormido en el último de los vagones, de la infancia…ese sea probablemente el momento más cercano a aquel, porque lo convierte en casi palpable, certero y cercano…y viene a abrir las ventanas de nuevo para llenar de nuevo aire todos nuestros rincones… De esto hará apenas dos inviernos y medio, apenas dos diciembres

DE TODO LO QUE MUERE ANTES DE NACER...Y DE ROJOS...( 15 )

...entraba en fase de letargo nada más la televisión empezaba a dar los primeros anuncios de aquellas fiestas, y se mantenía casi que completamente ida cuando las luces, los rojos y los dorados empezaban a inundarlo todo… Ya no sé si realmente estaba despierta y el color naranja de los intermitentes se mezclaba con el de las luces de las ambulancias, el caso es que ya tampoco recuerdo que la abuela me hablara nunca antes de aquello. Con el paso de los años y esa senilidad que la mantenía a salvo cada vez más de todos sus recuerdos, empezó a darme detalles, y yo ya no sabía si podía buscarlos dentro del disco duro hasta dar con ellos, o los había inventado y habían ido a parar a aquel recóndito espacio para acabar pareciendo reales. El día del sorteo del Gordo de navidad, la radio me despertaba con aquellas voces infantiles cantando premios. No se encendía la tele, y en la misma cocina fría de todas las mañanas, nada que aventurase que aquel año iba a ser diferente.

DE COLORES NARANJAS, SOPAS FRÍAS E INVISIBILIDAD...( 14 )

Hubiese jurado que lo conocía de antes, y esa idea me persiguió durante un tiempo. _ Lo mismo de la infantil… _No. _Y de la primaria? _No. _El instituto tal vez? _No. Y tampoco de la universidad… ...Aquel fatídico 17 volvíamos del hospital de visitar a la abuela. Jorge no había parado de correr por los pasillos del hospital. Algunas enfermeras habían tratado de entretenerlo inflándole guantes de látex y dibujándole animalitos en ellos. No hubo manera de que parara quieto. Papá lo había reprendido en varias ocasiones, y finalmente una hoja y un boli nos permitieron acabar la visita a la abuela en condiciones, sin que mamá estuviera más pendiente de Jorge que de su propia madre. A la abuela la habían operado de cataratas y aun no podía ver del todo bien. El doctor había pasado aquella misma mañana y le había dicho que en un par de días le darían el alta. Había escuchado a mi madre decirle que pasaría unos días en casa hasta que estuviera del

DE MIEDOS A LOS QUE NOS DA MIEDO EDUCAR... ( 13 )

Hubiese sido absurdo tratar de explicarle y que ella hubiera tratado de entenderme, porque era estúpido e infantil, pero no conocía de otra forma, y me quemaba, aunque siempre reconocí que no lo suficiente, porque por buscarle excusas, acabé encontrando la peor, la que me valía entonces, y aquello era cuanto necesitaba para cubrir mi parte animal, la menos racional. La más primitiva. Pensaba en eso cada vez que llamaba al club. Esta vez no tardaron demasiado en enviarme a una de sus chicas. No recuerdo la de veces que nos habríamos visto antes, o si la miré a la cara, pero me resultó familiar solo con oler el perfume barato que llevaba. La hice pasar dejando apenas espacio entre el marco y la puerta. Ya sabía que no iba a ponérselo fácil. Debía estar acostumbrada a ello… ...Hubiese resultado absurdo que tratase de entenderme, explicarle que mis noches habían sido todas bajo su piel cubriéndome por completo, cuando me había reconocido bailando con ell

DE NIÑAS CON COLETAS QUE LEEN LIBROS...( 12 )

No recuerdo el tiempo que estuve observándola sintiendo la culpa por robarle segundos a ese tiempo que era claramente suyo. Nada ni nadie conseguía que levantara la vista de esos libros. Todas las tardes y tras salir de aquella oficina, ya hiciese calor o el cielo estuviera a punto de romperse en mil pedazos, ella aligeraba el paso hasta llegar a aquel pequeño parque, y de manera casi ceremoniosa, se sentaba, colocaba su bolso a su lado, extraía su libro, y allí y entonces desaparecía para el mundo entero. La veía devorar una hoja tras otra durante horas, y para cuando había saciado el hambre de palabras, volvía. Levantaba sus ojos de aquellas páginas, y parecía recordar que estaba en este aquí y este ahora. A veces un mohín la delataba, volvía a meter el libro en el bolso, se arreglaba la chaqueta y emprendía el camino de vuelta a su pequeño piso, y solo se detenía en la tienda de mascotas que había cerca y donde cargaba con la comida o la paja para su cobaya.   Alguna que