NOS VEMOS PARA COMER CUALQUIER DÍA DEL FRÍO MES DE FEBRERO ( 2 DE FEBRERO DE 2010)

Llego a tiempo.

Tras dar un par de vueltas a la zona, reconozco el restaurante en el que has reservado.

Es la primera vez que voy a comer allí, y conociendo los bares y la reputación de la zona, no ando demasiado segura de que encontremos cuanto buscamos.

Debo estar demasiado viciada de relaciones anteriores en las que no intentando ser detallista apenas en nada, he acabado comiendo una hamburguesa, un crepe o cualquier chorrada en uno de esos lugares que preparan comida rápida y poco sana.



Te encuentro de camino, y reconozco que respiro tranquila al ver tu sonrisa.



El sitio me parece perfecto.

Tienen dispuestas sobre cada una de las mesas, esas lámparas de cristales pintados.

Éstas además tienen libélulas conformadas con cristales de diferentes colores, desde el malva al verde, pasando por el naranja o el amarillo.

El sol te toca de lleno y aprecio el color de tus ojos.

Hoy transmiten paz.

Pequeños destellos de deseo y tal vez un ápice de nerviosismo, ese que compartimos, por más que siendo mujer sepa cómo disimularlo, o al menos haga esfuerzos por intentarlo…



Por encima de todo, el deseo de complacer y hacer una buena elección.

Me hubiese conformado con unas verduras a la brasa, pero te decantas por pescado que acompañamos de ensalada y un vino delicioso.



Noto que eres meticuloso.

No lo noto por mí misma, sino por la manera en que sirves el vino y por la explicación que tras ello me das. Intentando excusarte, cuando en realidad son las pequeñas manías las que nos hacen únicos.



Respiro sabiéndote clavado en mí. Intentando desprender un papel porque probablemente te resulta todo demasiado perfecto.



A esta conclusión llego porque en el instante que pudimos llegar a compartir juntos, haciéndolo nuestro, yo intentaba lo mismo.



Unas gotas de la salsa de romesco se escapan del plato, y por una décima de segundo, se tambalea la serenidad en esa delgada cuerda en la que lleva danzando desde que ambos nos vimos…



Si no fuese suficiente con una comida exquisita, me invitas a compartir pensamientos y maneras de ver la vida, mientras llenas de pequeños sorbos mi copa…



Es tanta la tranquilidad y la paz que me rodea en esos momentos, que creo que soy capaz de transmitírtelas de la misma manera en que tú lo haces.



Reconozco en ti a un hombre agradecido y feliz.

Reconozco también que mi pensamiento y mi sentimiento es el mismo, y me pregunto si es por algo en concreto o es porque hoy los planetas se alinearon dejándonos ver el sol y permitiéndonos ser libres por completo, sin complejos ni miedos.



Llegamos al hotel y cuando te tengo frente a mí, sin esa camisa, descubro un torso en el que poder cobijarme al menos durante unas horas…

Reconozco tu piel, y aunque es ella la que me delata tu secreto, el pensamiento pasa tan fugaz que me sorprendo a mí misma olvidando por completo cualquier detalle que pueda hacerme caminar en el sentido en que no debo…



Te regalo mi boca para que ella pueda guiarte y haces lo propio con la tuya. Acabamos por saciarnos mutuamente. De manera lenta y tal vez temerosa al principio.



Busco tus ojos.

Necesito durante todos esos tiempos encontrarme en ellos.

Y acabo por entender que no fue complicado hallarme dentro, ni sobre tu piel, ni junto a tu sexo, ni encima tuyo…

Cuídense.

Sean Felices.

Ciao.

Comentarios

Entradas populares de este blog

MERECES...

CONSTELACIONES... ( 3 DE MAYO DE 2009)

QUÉ TEXTURAS PINTAN LAS NUBES?...