FINAS ARENAS ( 27 DE MAYO DE 2009)
Mis papilas gustativas tardaron unos segundos en identificar aquel sabor...
Tan común y extraño a la vez...
El rumor de las olas me impidió oír su voz, y tan solo acerté a seguir cuando con ímpetu me lo pidió.
Envueltos en la inmensa toalla.
Acurrucados mientras nos deshacíamos entre el placer y el miedo a ser descubiertos...
La tarde había pasado lenta, bajo el libro que durante semanas me había tenido atada...
A ratos me dejaba acariciar por el aire, otros por el pensamiento, o acababa designando a cada uno de mis sentidos la preferencia para captar, hasta que otro viniera a turbar la tranquilidad que me llevaba a relajarme de esa manera.
El tiempo no acompañaba, y durante largo espacio de tiempo, tampoco lo hizo tu compañía.
Había visto como poco a poco los bañistas de la zona iban recogiendo sus enseres y se disponían a volver a casa.
Yo seguía esperando.
Segura de que aquella charla horas antes, daría sus frutos.
Contemplé el mar, de nuevo, dejando que la orilla deshiciera cada una de las pequeñas mareas de mi sexo...
Me contuve por unos momentos...
Y teniéndote a mi lado, negué a mi cordura y afloraron mis instintos.
Esos que no conoces.
Esos que no se esconden por ser animales.
Despertaron en la soledad de la arena.
Junto a tu cuerpo.
Mientras me acercaba a tu abdomen para jugar por largo rato con tu sexo.
Con el rumor de las olas de fondo.
Mientras tus manos acariciaban mi pelo, y me acercaban a ti con fuerza...
Tan común y extraño a la vez...
El rumor de las olas me impidió oír su voz, y tan solo acerté a seguir cuando con ímpetu me lo pidió.
Envueltos en la inmensa toalla.
Acurrucados mientras nos deshacíamos entre el placer y el miedo a ser descubiertos...
La tarde había pasado lenta, bajo el libro que durante semanas me había tenido atada...
A ratos me dejaba acariciar por el aire, otros por el pensamiento, o acababa designando a cada uno de mis sentidos la preferencia para captar, hasta que otro viniera a turbar la tranquilidad que me llevaba a relajarme de esa manera.
El tiempo no acompañaba, y durante largo espacio de tiempo, tampoco lo hizo tu compañía.
Había visto como poco a poco los bañistas de la zona iban recogiendo sus enseres y se disponían a volver a casa.
Yo seguía esperando.
Segura de que aquella charla horas antes, daría sus frutos.
Contemplé el mar, de nuevo, dejando que la orilla deshiciera cada una de las pequeñas mareas de mi sexo...
Me contuve por unos momentos...
Y teniéndote a mi lado, negué a mi cordura y afloraron mis instintos.
Esos que no conoces.
Esos que no se esconden por ser animales.
Despertaron en la soledad de la arena.
Junto a tu cuerpo.
Mientras me acercaba a tu abdomen para jugar por largo rato con tu sexo.
Con el rumor de las olas de fondo.
Mientras tus manos acariciaban mi pelo, y me acercaban a ti con fuerza...
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