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Mostrando entradas de noviembre, 2010

SÁBADO RARO...

O más bien, es que sigo sin saber hacer del todo mío mi tiempo. O que siento miedo de estar sola. Vuelvo a tener fiesta en casa, pero como el congelador anda lleno, me he puesto a limpiar boquerones. Qué poco glamur, coño! Tras esto, intentar parecer más chic o menos maruja queda descartado, así que voy a explayarme de lo lindo. Vete preparando! Me he aprovisionado de una bolsa de chuches. ( Debería caérseme la cara de vergüenza, pero sobrevivo como me da la gana, y si es a base de globos de azúcar, eso es cosa mía). ( ;-P) Ando barajando la posibilidad de ver una película: P.D. Te quiero, de Hilary Swank y Gerald Butler o ponerme a planchar… Luego pienso que debería darme un buen baño relajante.Y acabo decidiendo que el termo de cincuenta litros no me basta si tras el baño quiero ducharme, y la última vez, salí morada y tiritando, así que copa de vino entre espuma para otro momento… Lo mismo para cuando llegue el verano. No tengo ni idea de por dónde debería empezar a perd

NO SABRÍA SI HABLARTE DEL TIEMPO...

No sabría si hablarte de los mil ciento diez minutos… O hacerlo de los seiscientos sesenta y seis mil segundos… Podría hablarte de las tres cuartas partes más media… Hacerlo de un ocaso. De un amanecer. De árboles a los márgenes de la estrecha carretera. De montañas que visten mantos secos, ocres y verdes en diferentes tonalidades. Tal vez deba hablarte del fuego. O de las pequeñas llamas que quedaron esparcidas sobre el suelo. Andaría equivocada si te hablara de las risas? Y si lo hiciera acerca de tu piel, me equivocaría de nuevo?... Qué me dices si te cuento un secreto?... …Me escondí de tu vista. Primero me quité el pañuelo del cuello. Enseñándotelo para poco después dejarlo caer al suelo. Le siguió el jersey , que corrió la misma suerte y acabó encima del pañuelo. Después el pantalón… Medias… Un segundo después del último sólo me cubrían las braguitas azules de encaje… Y tras éste, mi piel cubría la tuya… No recuerdo el número exacto de segundos… Los recue

UNA MALA NOCHE LA TIENE CUALQUIERA...

Y un peor despertar está asegurado… Me desvela un segundero lejano. Al abrir los ojos, apenas una penumbra ilumina la habitación. Ando clavándome el reloj en el pómulo… No recordaba que mi reloj hiciera ese ruidito que me impide dormir, y por lo que tengo que comprarlos completamente silenciosos… Miro mi muñeca. El reloj nuevo la viste. Entorno las cejas intentando recordar qué acontecimiento me llevó a sacarlo del cajón y colocármelo… A medida que la visión se acostumbra a la falta de luz y el lugar, reconozco que las sábanas me son desconocidas. También esa mesita de noche. Y las cortinas. Y el cabecero… Y juraría que o mucho ha cambiado mi vida, o el enorme reloj con números rojos tampoco es mío… Oh Dios mío! Meto la mano bajo el edredón y palpo mi cuerpo. Llevo puesta la ropa interior e incluso las medias. Aunque a estas alturas sólo encuentre una pegada a mi muslo. No es hasta que me incorporo que noto el peso sobre mi cabeza. Podría estallarme en cualquier mome

CUÁNDO?...

...Cuándo dejaremos de buscarnos y nos convertiremos en dos extraños? Cuándo dejaremos de caminar sobre el precipicio de nuestra piel y caeremos al vacío? Cuándo llegaremos al límite que nos marca la vida y entenderemos que agotamos el camino? Y por qué me pregunto esto?... Cuándo perdimos de vista el mismo horizonte bañado de diferentes cielos? Cuándo guardaremos también la voz? Echarás entonces de menos mi piel? La añorarás como haré yo con la tuya? Viviré sólo para soñarte desde entonces? Para hacerte un huequito junto a mi almohada o sobre mi mesita de noche?… Será para mí castigo no volver a rozarte… Qué precio pagarás tú? Te derrumbarás sobre tu cama algunas noches, y desearás que los brazos que te toquen te hagan sentir lo que sólo los míos pueden?… Buscarás mi rostro entre la multitud o sólo yo te buscaré entonces?... Qué será de tus labios?... Qué será de ellos cuando se abalancen sobre otros carmines y recuerden que usaban los míos?... Qué será de ti c

DE VEZ EN CUANDO...

Menos mal que de vez en cuando, y reconozco que a medida que pasa el tiempo, cada vez más, me da por ser fría y calculadora. Yo creo que a este paso, a los noventa y en los viajes en autobús, podré hacer con mis congéneres de dentadura postiza lo que está claro que soy incapaz ahora. Siguen quedando demasiados residuos de una educación pelín injusta. Lo mismo queda resaca. Ya se irá. Camaleónica. Esa es la definición perfecta que puedo dar a día de hoy. Lo mismo te plancho un huevo que te frio una camisa. O eso, o es que realmente la mente acaba creyendo lo que tus sentidos le mienten y niegan. Sea como sea, pienso que no deja de ser aprendizaje, y aunque intuyo el final, si te toca vivirlo, o lo vives, o lo vives, así que entiendo que tampoco me queda otra, y si la hubiera, a cabezota yo, aunque eso tampoco me lleve a nada… Puede que una esté tan acostumbrada a tener esa sensación, que ya no pueda decirte si es porque realmente aprendemos a que el dolor no nos duela, o pu

GRACIAS Y SUERTES...

Nadie debería pedir al cielo libertad. No la pido. Me siento presa de la vida. Soy consciente que al nacer me cortaron las alas. Y no. Aunque reconozco que en ocasiones lo he pensado. Antes más que ahora. Supongo que algunos cuentos infantiles perduran siempre… Pero lo cierto es que debe ser la madurez que no conseguiré nunca, la que hace que vaya olvidando algunos pensamientos… Antes de que este se pierda por completo, creo le debo un post… Y es que de tanto en tanto, me asalta la duda… Será verdad eso que dicen que antes de nacer, somos almas con alas que se mueven en el cielo preparándose para la llamada?… Porque de ser así… Menuda borrachera llevaba yo ese día!!!! Debí llegar tarde a la habitación esa que he imaginado siempre entre paredes blancas y estantes grises. Llenas de botecitos de cristal que guardan dentro pequeños pergaminos. Con grandes letreros donde se especifican las gracias… Donde te dan a elegir los que quieras. Y una vez que los abres, se graban

NO HAY UNA SIN DOS...

Ni dos sin tres. Aunque yo hubiese preferido quedarme con el número par, pero… Las cosas vienen como vienen. No las elijo. Las lucho y las capeo de la mejor manera que puedo y que me permiten mi humor, mi genio y algunas de las piedras que han ido tomando los espacios de mi corazón. Hace unos días me planteaba si hablarte de cómo se encuentra él. Y acabé por dejar a medias un post porque ni idea de cómo se encontraba o dónde. Hace ya tiempo que vengo haciéndome a la idea de que ha emigrado y no piensa volver en mucho tiempo. …No se lo doy. Ha debido darse cuenta y ha preferido seguir latiendo en otros pechos que le den cabida y sentido. No es de extrañar. De ser corazón, muy probablemente yo haría lo mismo. No voy a sorprenderte. No va a hacerlo este post. La tónica es la misma que en días anteriores. Sólo es que yo pensaba que hoy recibiría buenas noticias, y exceptuando la comida con uno de los pedacitos que conformaron mi alma un día, lo demás hubiera preferido no vivirl

PROBABILIDADES...

Yo puedo. Yo puedo.. Yo puedo… Cuántas probabilidades hay que tras dos semanas en el taller, ( y lo que ello ha comportado, sin vehículo y a más de una hora y media a pie del trabajo), saques el coche un miércoles a las ocho de la tarde, y un viernes a las nueve menos cuarto de la mañana, llevando a tu hijo al colegio, tengas un accidente? Pues veamos… Siendo yo y habiendo pasado de llamarme Heidi a llamarme Cenutricienta,….creo que todas. Menudo día. Ando con las tostadas de nuevo porque mi alma no se tiene en pie. Pero dejé el APOTEÓSICO para darle el salto con cerveza… Espero que no se lo tome a mal. Ha sido una semana rara. Ya no sé si cósmicamente hablando, pero de ser así, voy a patear algún planeta para hacerlo chocar con otro, y así cambiar el ritmo vital de mi asqueroso sino. Yo puedo. No me vengo abajo. Ommmmm. Y más ommmm. Ufffff. Vamos campeona: Respira profundamente. Los ejercicios de cuello te relajan. Que tú puedes tontuca… He disfrutado media sema

MARTES ENTRE MARES Y MONTAÑAS...

Tomamos el resto de Bianca sobre la arena. Había depositado sobre ella una manta, y aprovechamos los últimos rayos de sol antes de que cayera la fría tarde. Junto a nosotros una pequeña embarcación de pesca. Descalza me había encaramado sobre unas rocas que desde la orilla se adentraban en el mar. Llegué a la más lejana y alta, y me senté a observar el romper de las olas y la tonalidad dorada del agua. El jaleo de algunos pequeños aventureros me distraía constantemente. Volví la vista para observarte tumbado. Descosí el camino de vuelta y me uní sin hilos a tu cuerpo. Podría haber pasado allí horas. A tu lado. Y me conformé con cerrar los ojos y hacer mío el poco tiempo de que disponíamos. Le robé el tacto a mis manos y las llené de tu espalda. Enredé mis dedos en tu pelo, zurciéndote sin necesidad de aguja. Me acurruqué luego frente a ti para hacer desaparecer las gaviotas, los niños y los gatos… Y así es como vi enmudecer la tarde y el agua sin que pudiera evitar que un