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Mostrando entradas de julio, 2015

UN MES DESPUÉS, TRAS HABER SOBREVIVIDO A LA ÚLTIMA MUDANZA...

Colgué ayer las cortinas de flores en la zona del lavadero. Creo que la vecina del quinto las estuvo mirando un rato sin saber si debía o no dar su aprobación. Que llevo un mes intentando entender por qué escribir vuelve a darme miedo, y me pregunto por qué paso por delante de la puerta del nuevo estudio y evito entrar con la excusa torpe de que aun hay cajas por ordenar. Que sí, que desde luego lo siento mi hogar, tal vez porque en el fondo, puede que algo de madurez y serenidad hayan venido a instalarse entre las cremas de la encimera del baño y la esponja que cuelga del grifo de la ducha. Que acabo de descubrir que desde la nueva ventana, tengo las vistas completas de la montaña que me acunó desde niña. Ya ves qué chorrada más grande… La zona chill out aun está a medias y las estanterías corren una suerte parecida. Han extraviado casi todo su papel… Hay domingos que pasan entre la duda de la ilusión temprana que se descubre y la esquiva madurez, para acabar encontra