De algunos monstruos y otros depredadores o de cómo descubrir que no eres Heidi...

Días después vuelvo a respirar llenando por completo mis pulmones. Los mismos que llenaba a medias desde unos meses atrás y que oxidándome solo la mitad, han hecho envejecer mi piel hasta extremos insospechados. Queda claro que el trabajo con Leo no me da demasiados respiros, pero lo importante es encontrar la manera, y a medida que van surgiendo los problemas, van apareciendo las soluciones. El único problema es que los problemas vienen de golpe y las soluciones se aplican, pero tardan en dar frutos. En el cole las cosas parecen ir algo mejor. Le falta orden en su vida, y no porque la lleve desordenada, sino porque no sabe ordenarla, priorizar o hacer nada que conlleve la toma de decisiones. Improvisar sobre la marcha no se le da bien. Adelantarse a acontecimientos tampoco. Necesita saber qué va a hacer en todo momento, y las tablas de trabajo a veces no son suficientes. Cualquier pequeño cambio o alteración lo descuadran. Necesita orden para todo, y el desorden de lo que

... Un par de horas después y cuando finalmente despierta, Quique lo acompaña al comedor. Lo hemos vestido y no le deja tiempo a hacer preguntas. Un gran aplauso y una gran ovación recorre por completo mi comedor. Sigue sin entender. Reconoce entonces que no le falta nada. Que sus dos piernas lo sostienen. _Pero qué coño…? _Ahora sabes lo que se siente. Bienvenido al mundo que has construido estas últimas semanas para mí, Mangueritas. Siéntate. Vuelves a estar pálido. Juanjo y Quique lo sientan en el sofá y permanecen a su lado. No me fío. Ellos tampoco. Todos lo sabemos. Alfredo aparece por la puerta de la cocina llevando una bandeja con cafés y pastas. Le cuesta reaccionar, ubicarse y pensar. No es para menos. _Gracias Alfredo. Tienes alguna pregunta, Mangueritas? Me mira. Desde la rabia, el odio tal vez y el enfado. Un muy gran enfado. _Pues deja entonces que te mostremos lo que ha ocurrido. Nos va a costar menos en tu estado que puedas enten

... Nos quedamos cerca de una hora en el coche hablando. Cuando me despido de ellas vuelvo al piso. Brad parece tranquilo. Apenas me ve y me reconoce sigue tumbado en su colchoncito cerca del radiador. George está en una esquina del sofá. Tras acariciarlo y comprobar que todo está donde debe estar y como debe estar, voy directa a la ducha... ...Algunos leves gruñidos y movimientos que no pasan de tics me desvelan. Lo observo dormir. Veo aparecer por debajo de la goma del bóxer un pico de algo que debe llevar tatuado. Me siento mala, sonrío para mis adentros y bajo un poco la tela para observarlo. Cuando me despierto y tras comprobar que todo está en orden voy a la cocina a preparar el desayuno. Doble de vitamina “C”. Café bien cargado y tostadas. Rato después levanto la persiana sin miramientos. Para entonces ya veo que Chema trata de salir de la bruma mental que lo tiene colapsado por completo. _Buenos días! No responde. Trata de ubicarse.