PUEDEN LOS LOBOS CAMBIAR DE PIEL?... ( XXII )
...Tiempo después la acompaño hasta la cama y me estiro junto a ella tratando de calmarla. El silencio entre ambas solo se rompe por sus sollozos. Tiembla. Se agarra fuerte a mis brazos. Me envuelve con su cuerpo como el náufrago que se agarra a un trozo de madera en medio de una tormenta... _Lo siento. _Shhhh.No hay nada que sentir, Beatriz. Estoy aquí. Todo se arreglará. _Pensé que te habías olvidado de mí. _Eso nunca, “Arzofaifa”. Sonríe hasta que sus ojos se contagian. Me mira. _Todavía lo recuerdas? _Ohhh, sí. No creo que ninguna niña que jugara a ser princesa y a tener un reino eligiera el nombre de “ Arzofaifa”. _A mí me gustaba. _A mí también. Era…diferente. _Cómo está Helena? _Preciosa._ Silencio y duda en sus ojos. Arrepentimiento mezclado con miedo. _No sé por qué lo hice…yo solo…_Vuelve a llorar._ Shhhh. Ella está bien. Y tú también lo estarás. Ha sido solo una mala… época. A veces nos dejamos llevar por