De algunos monstruos y otros depredadores o de cómo descubrir que no eres Heidi...

... Oigo murmullos amortiguados. Alguien ríe de manera que apenas me despierto del sueño. Los oigo tomar decisiones. Discutir algo. El ruido y las voces desaparecen. No tardan en regresar. Estoy tan agotada que soy consciente de que hablan de mí, pero en el modo básico no hay espacio para que me importe. No puedo separar los párpados. Y de nuevo ese olor y esos brazos. Quiero seguir dormida y eso se propone mi cuerpo. Vuelven los murmullos, y las caricias. Fuera ropa y me encuentro entre las sábanas limpias que huelen a suavizante. Están fresquitas. Me oigo hablar sin tener claro lo que digo. Risa amortiguada. Alguien habla en voz baja. _Estáis bien? _Sí. Buenas noches. Quiero replegarme sobre los cojines. Encuentro dos y me abrazo a ellos pasando una pierna y un brazo por encima. Meto mi mano derecha bajo la almohada. Ojjjj qué gozada. Estoy durmiendo!!! Calentita, cómoda. Con cojines…Oigo un par de clicks. La luz se apaga. Respiro hondo y todo se oscurece.

... El día en el trabajo es agotador porque a media mañana el compañero que sabe llevar el toro se ha ido a casa tras saltar del mismo y hacerse un esguince en el pie. Me toca descargar el camión del mediodía, reponer y luego volver al almacén donde espera otro tráiler…Lo de hoy es de locos. Parece que se acabe el mundo en vez del año. Apenas he tenido tiempo de descansar para llamar a Clara y preguntarle cómo va todo. A las nueve y media de la noche cojo el coche y a medio camino de vuelta a casa cambio de dirección para ir a la de Clara. Estoy agotada. Ya ni pensar puedo. Y puede que me alegre cuando me paguen el intensivo de hoy, pero ahora solo me apetece dormir. En la escalera del piso de Clara más movimiento. Se oyen risas y juerga tras cada una de las puertas de su rellano. Cuando tras picar me escondo detrás de las bolsas de cotillón, la puerta se abre y los gritos de los peques que se abalanzan a mi cuello casi me tiran al suelo. Tal y como aparecen desapare

  ... Quique y Clara aparecen y veo a mi amiga acercarse preocupada hasta el sofá. _Neni estás bien? Qué llevas puesto en la cara? Te has repartido fatal el maquillaje. Además ese no es tu tono. _Es calamina, lumbreras! Y llévatelo de aquí Clara, o te juro que me lo cargo. _Pero qué ha pasado? _Ha pasado que ese loco me ha atado a la cama y luego me ha dado piña para comer. La veo reírse por lo bajo. _Menos cachondeíto bonita. _Si tú supieras… _Si yo supiera el qué? _Recuerdas cuando hace un par de noches salimos del bar y yo me fui con Quique y tú con Chema? Asiento. _Pues resulta que debe ser algo familiar porque a mí también me tuvo atada a la cama hasta que lo dejé explicarse y aclaramos las cosas. De hecho cuando hablamos por guasap, yo seguía atada. Arqueo las cejas entre incrédula, sorprendida e indignada. _No! O sea que están todos taraos y aquí no se salva ni el apuntador? _Quique me explicó luego