DE CALEIDOSCOPIOS EN BLANCO Y NEGRO...
...Abrió los ojos y contempló el ventanal. Le llevó unos minutos ubicarse. Nada alrededor parecía en movimiento. El tiempo parecía pender de uno de esos cristales de colores que convertían aquella escalera en un caleidoscopio cuando el sol de la mañana se decidía a cruzarla. Una vez miró a su alrededor comprobó sin horror que su mano descansaba sobre uno de los escalones. Uno de la parte baja. Pensó entonces que no le había dado tiempo a limpiar aun el hierro forjado. Y que tampoco había abrillantado el metal de los acabados de la barandilla… No le costó trabajo incorporarse y siguió contemplando sin horror que tras aquella postura que dibujaba su cuerpo, muy probablemente habrían varias fracturas. Debía hacer rato que todo había ocurrido, y se extrañó de que nadie la hubiera encontrado aun. La señora no acostumbraba a tardar tanto en volver… La sangre se depositaba lenta sobre los escalones. Dejando a su paso un rastro que el a