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Mostrando entradas de febrero, 2013

DE CALEIDOSCOPIOS EN BLANCO Y NEGRO...

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      ...Abrió los ojos y contempló el ventanal. Le llevó unos minutos ubicarse. Nada alrededor parecía en movimiento. El tiempo parecía pender de uno de esos cristales de colores que convertían aquella escalera en un caleidoscopio cuando el sol de la mañana se decidía a cruzarla. Una vez miró a su alrededor comprobó sin horror que su mano descansaba sobre uno de los escalones.   Uno de la parte baja. Pensó entonces que no le había dado tiempo a limpiar aun el hierro forjado. Y que tampoco había abrillantado el metal de los acabados de la barandilla… No le costó trabajo incorporarse y siguió contemplando sin horror que tras aquella postura que dibujaba su cuerpo, muy probablemente habrían varias fracturas. Debía hacer rato que todo había ocurrido, y se extrañó de que nadie la hubiera encontrado aun. La señora no acostumbraba a tardar tanto en volver… La sangre se depositaba lenta sobre los escalones. Dejando a su paso un rastro que el a

SIN RENCORES? ...

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  ...Me había vuelto tan asquerosamente yonqui de su cuerpo que no tenerla dolía. Era un dolor físico… Dolía tenerla bajo mis manos y cuando me perdía en ella, solía decirme que tuviera calma. Que no iba a irse. Las semanas pasaban lentas y sentía que las mañanas se distanciaban en el tiempo del último encuentro por lo muy indelebles que aparecían bajo el cuello de mi camisa las marcas que me dejara en la última contienda. Recordaba cada uno de aquellos momentos y me había acostumbrado a llevar la mano al cuello o al pecho en busca del rastro que ella dejara. Desconocía si ella haría lo mismo y llevaría sus manos a los muslos en busca de las marcas que le dejaran mis mordiscos. Si buscaría en el espejo la marca de mis dientes en su hombro. Si tantearía sus pezones en busca de la marca de mi boca. O si en sus caderas habrían cicatrizado ya el rastro de mis arañazos…   …Recordarla era lo que me mantenía a medias. Lo que me hací

ES PROBABLE QUE LA QUE SE QUEME SEA YO...

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  … Despierto de manera lenta. Tan lenta que creo que puedo presumir de parecer un perezoso. Idea estúpida pero entre sábanas que no son las mías se me permite cualquier cosa. Estoy a solas y la habitación resta en penumbras por más que el reloj de la mesita marque las once pasadas. Me desperezo hasta que un calambre en la pierna me lleva a resoplar y vuelvo a enroscarme. Las sábanas huelen a todo el sexo que desprendieron los cuerpos la noche de antes. Sonrío para mis adentros y algo del aire escapa por mi nariz que empieza a distinguir ahora entre algunos olores característicos. Las imágenes parecen despertar junto al olfato y la visión de estas vuelve a humedecer mi sexo. Llevo mis manos allí instintivamente...   …He elegido tu ropa. Esta vez el juego es el mío. Nos disponemos en esquinas opuestas de la barra y apenas nos enzarzamos en creer bajo miradas furtivas que restamos al resto. Trato de parecer todo lo que necesitas. La salida d