16/ 02/ 2010

Unas horas. Sólo unas pocas y soy incapaz de hacer recuento.

A día de hoy creía haber perdido más de lo que era necesario.

Ya no hablo de espacios. A estas alturas se me hace casi imposible pensar que pueda llegar a recobrarlos algún día.

No hablo de almas.

Estanqué la mía. Me resulta más fácil seguir así.

Cualquiera podría pensar que nada tengo que ver con la mujer que hace cerca de un año, salía una fría tarde del mes de febrero con los ojos anegados en lágrimas y el alma hecha pedazos, abandonando un sueño que me tuvo atada y ciega por completo…

Han pasado algunos tiempos. Sé que aún quedan algunos por venir.

Estaciones que me harán sentir que tal vez recobre algún día mi vida, esa que siento que sigue escapando de mis manos porque así me lo he propuesto.

Empiezo a despertar del lento y largo letargo, y no me encuentro.

Incapaz de encontrar a nadie a mi alrededor.

Incapaz de permitirle a mi alma ser o estar.

Siento haber perdido demasiadas palabras.

No es una queja. Es una manera de emprender de nuevo el camino.

Siento que ya nada volverá a ser lo mismo.

Cayeron los pilares y mi vida ha estado en ruinas todo este tiempo sin que nadie se atreviera a regalarle unos cimientos. A día de hoy entiendo que tampoco lo he permitido.



Cuando echo la vista atrás y recuerdo la soledad que me arrebató la sonrisa y el sueño, entiendo que fue necesaria.

Ya me he acostumbrado a ella.

No intento buscarme, sería estúpido hacerlo esperando encontrarme como me dejé.

Sigo esperando el pronto paso de las estaciones.

Sigo esperando el llanto y la huida de las golondrinas.

Sigo ansiando sin entender demasiado bien qué ansían mis manos o mis ojos.

He buscado sin entender que no había perdido nada que fuese necesario buscar.



Me permití que dejara de doler, aunque para ello me haya convertido en lo que hoy soy.

Olvidé cuanto me mantuvo desnuda intentando así que tus ojos se percataran del daño.

Y restaron ciegos, como tantos otros…



Deberían haber palabras, pero tal vez sea mejor guardar el mismo silencio que me has regalado.

Debería decirte todo aquello que no dijiste.

Debería mirarte a los ojos y negarme como lo has hecho.

Debería regalarte el tiempo que no quisiste compartir.

Debería gritarte como lo hizo tu abandono.



Un año después soy incapaz de reconocerme en mi piel mis ojos o mi alma.



Es como si vistiera otra, hubiese abandonado en cualquier rincón ese pedacito de mujer y mis ojos no vieran más allá de la estación en la que hoy vivo.



No vuelvas nunca a buscarme.

Porque no podrás encontrarme.

Un año después me siento lejos.

Demasiado lejos.

Me permitiste volar hacia donde lo hacen los tiempos pasados.

Recuérdame y búscame en ellos porque no voy a permitirte que me encuentres en estos.



Siento que el tiempo se me echa encima y no voy a tener suficiente arena.

Y ya no te necesito para guardar mi silencio…

Cuídense.

Sean Felices.

Ciao.

Comentarios

Entradas populares de este blog

MERECES...

CONSTELACIONES... ( 3 DE MAYO DE 2009)

QUÉ TEXTURAS PINTAN LAS NUBES?...