EXPERIMENTO...



…Me mantengo impasible a las voces y a las idas y venidas de los que actúan como mayores sabios aunque temerosos. Es lo que tiene. No debe ser fácil tener la obligación de cambiarlo todo. De aprenderlo todo. De nuevo. Es lo que tiene observar cómo se mueven de un lado al otro para ser solo eso. Cuerpos que temen. No hay cabida a nada más. Las puertas se abren solo al temor. Me apoyo en la pared y tomo el cuadernillo donde a veces dibujo y otras tantas escribo, donde imagino un mundo. Se parece al mismo que observo a escondidas.

No creo que papá o mamá se lo tomaran demasiado bien si llegaran a descubrir que llevo tanto tiempo engañándolos, o que comprendieran que casi puedo dibujarlo con los ojos cerrados. Hablar de algo que tenga que ver con esto se ha convertido en lo más prohibido, y me reconozco casi un delincuente por solo hacer lo que hago o pensar lo que pienso.

He llegado incluso a ponerle nombres a las ciudades, a los mares, y he bautizado con nombres más bonitos a algunos de los animales. Los paisajes aparecen tan vívidos que es como si no hubiese otro que pudiera ser si no fuese ese mismo. Casi puedo tocarlos. Puedo olerlos y me he descubierto sonriendo como nunca antes imaginándome gamas de colores que lo barren todo y…

Puedo escucharlos hablar cuando las luces se apagan. Puedo escuchar a algunos llorar. A veces la oscuridad llega en medio de nada, pero nos sobresalta y nos sobrecoge por igual que cuando ya estamos metidos en la cama. Las literas me protegen en la oscuridad, y agazapado bajo esta tela, trato de escucharlos para averiguar aquello que desconozco. Me faltan detalles. Siempre detalles. A veces me vence el sueño…

A veces no puedo entenderlos, y otras veces desconozco los términos que utilizan.

Viven con el miedo pegado a la carne. Como si fuera de estas paredes, no hubiera otra cosa que el miedo. Ese que les recorre por completo cuando un ruido fuera de lo normal los lleva a alzar los ojos suplicantes esperando que el corazón se ponga en marcha de nuevo en el momento en que sean capaces de reconocerlo y sus ojos vuelvan a mostrar la tranquilidad de solo el miedo.

He intentado hablar con el abuelo porque a veces tengo sueños llenos de colores.

Me costó convencerlo de que nada de lo que estaba en mi cabeza cuando cerraba los ojos era malo. Me pide que baje la voz… no entiendo por qué trata de convencerme de que eso no existe. He podido verlo, y puedo imaginarlo. Los escucho hablar…

Él me habla de un solo monstruo. No puedo entenderlo cuando me dice que venimos de él.

Hay tantas cosas que no entiendo…

Yo quiero vivir en el mundo que he imaginado, para siempre…

A veces los oigo llorar tan fuerte que pienso que es la pena por no poder imaginar lo que yo imagino.

Si no estuviera prohibido, les enseñaría mi libreta y les explicaría dónde está el cielo. O por qué hay tantas montañas. Si me dejaran, podría explicarles que he inventado el sonido del agua correr por los riachuelos. Les diría que creo saber qué ocurre cuando el aire trae un olor y te recorre por completo, entrando por la nariz y deslizándose hasta crear un recuerdo que te llevará siempre al momento en que lo descubriste por primera vez. Y debería ser así, yo les enseñaría de nuevo los olores a cambio de detalles. Y explicaciones. Con los olores debería también especificarles cuáles son los buenos y cuáles no deben conseguir crear una sonrisa en la boca de cualquier recuerdo.

A veces cuando los oigo hablar…

No sé qué hacemos aquí, o cuánto tiempo vamos a quedarnos.

He encontrado las puertas frías…

Si no pareciese estar prohibido soñar, les diría que yo creo que soy capaz de crearlo. Que lo haré gratis solo para que ellos entiendan de lo que hablo.  Les hablaré de la esperanza que ellos ya no tienen, y de cómo para que vuelva, solo hay que llamarla. Estoy seguro de que llegará con cualquier olor y ese será para siempre…

Tomaré esas fotos y les explicaré lo que he descubierto.

Les diré que puedo.

Y deberán creerme cuando les diga que los árboles pueden tener hojas de millones de colores diferentes, aunque a primera vista muchos tonos se parezcan.

Creo que solo hay dos colores de cielo. Uno azul y uno negro, pero de esto no estoy muy seguro…

He leído tanto que puedo explicarles incluso cómo las plantas crecen, o cómo corren algunos animales…

Creo que es sencillo…

Si me dejaran hablarles de humanidad...

Si aquí donde estamos no se nos prohibiera soñar…

 

Cuídense.

 

Sean Felices.

 

Ciao.

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