UNA MUJER DE BANDERA (???¿¿¿!)...O DE POR QUÉ SIGO ESCRIBIENDO SOBRE SERVILLETAS DE PAPEL...

Aún recuerdo los adoquines de los paseos.
Y las losas del suelo. En colores blanco y rojo que se entremezclaban entre sí haciendo rombos, o cuadrados, o triángulos o incompletas redondas….
Y las empinadas cuestas por las que siempre pensé que una buena madre, nunca llevaría el carrito de su hijo si no quería correr tras él…
Debía contar no más de siete años, y acompañada por mi tía de mi misma edad, mi prima, ( ídem de lo mismo), mi madre, mi abuela, y la madre de mi prima ( osease mi otra tía), las subíamos cada tarde al volver del colegio o de hacer algunas compras…
Resuenan a lo lejos…

_Mi hija va a ser una Mujer de Bandera.

Ante la sorna ( mal ahogada y a conciencia del resto)…

Siempre a caballo…Por insano que fuese.

Nunca les prestaba atención…

Y recuerdo ahora que tampoco entendía qué bandera debía yo buscar, o encontrar, o coserme en las clases de costura, o qué era lo que nuestras mayores esperaban de nosotras.
No fue hasta años más tarde que viendo una película ( Concha Velasco, creo), que empecé a hacerme un lío con eso de las banderas…

Debía correr el año 83. No lo tengo demasiado claro. Esto de que a las niñas no nos gustara el fútbol, nos aliviaba las tardes en que los “ machos” se arremolinaban en el sofá y se tapaban con la manta del brasero para ver a Naranjito. Y creo que por entonces, la fiebre Naranja ya había pasado…

Recuerdo algunas palabras. Algunas miradas. Algunos actos que tantas veces oí mal decir durante mi infancia.
No había tarde en la que Fulanita no se hubiera enfadado con Menganita.
O en la que Tangana no estuviera poniendo a parir ( ante algunos de los que habíamos vuelto del cole) a aquella prima, hermana del cuñao del sobrino del que entierra a los muertos y que está casado con la nieta del que fuera el coronel del Cuartel de la Guardia Civil del pueblo…

Pasaron algunos años.
Los primeros eran de guerras entre mayores, básicamente porque por nuestra capacidad intelectual y nuestra edad, no estábamos a la altura de entrar en guerra con nadie más que no fuese esa súper amiga que esa misma mañana y en el patio no te había elegido en su grupo para jugar a las gomas, a la cuerda, a la “ Charranca” pintada con tiza sobre la poli pista destinada tanto a baloncesto como a fútbol o al Churro Media Manga Mangotero…

Recuerdos de mi infancia.

Sabes una cosa, en ocasiones me cuesta, pero hago el intento de recordarlos porque también hubieron buenos, por pocos que fueran…

Aunque ya entonces todo empezara a venirse abajo.

Sólo era una niña y no entendía por qué...

...No te tuve. Sabes cuánto duele?
Debías mentirle a la vida. No a mí.
Y te cegó el dolor y el odio cuando sólo era una niña…

Qué bandera esperabas que pudiera agitar luego?
Qué insignia?

Has permitido que ondeara la del miedo.
Toda una vida después…
La del silencio.
La del llanto.
La de la rebeldía.
Y no entiendes que ésta última la vestí por no entender…

Y descosí un pedacito de cada una de las que porté para coserme la mía…

No bajo el yugo que siempre impusieron tus palabras.
Tus actos.
Tus silencios.
Tus cosechas secas a día de hoy…
Tus ojos cubiertos de las cataratas de tu locura…

Olvidaste que tenía derecho a seguir mi camino.
A escoger.
A equivocarme .
A vestir cuantas señales quisiera.
Y a dejar sobre mi piel sólo aquellas que te dijeran quien soy…

…Recuerdo aquel pequeño baño de baldosas azul celeste y su “ romi” de cristales que no tardó en oxidarse por dentro y donde tantas veces me miré mientras tomaba tu colorete o tu pintalabios…
Salía corriendo a tu habitación a por unos zapatos de tacón, y me creía mayor.
Me quería mayor…

Quería ser como tú.
Una de las tardes tomé tu laca de uñas…
Y uno de los tacones se torció tras habérmelas pintado y el botecito de cristal se estrelló contra el suelo…

No me arrepiento de haber levantado las banderas que antes me vistieron si con ello, consigo no vestir las tuyas…

No he podido coserme otra...
Y a día de hoy, sigo buscando tela...


Ciao.

;-P