MI QUERIDO ENEMIGO EL TELÉFONO MÓVIL...( O DE CÓMO SEGUIR SIENDO ESTÚPIDA POR NO CONTROLAR LOS DEDOS SOBRE SUS TECLAS)...

Una rodajita de luna.
Y el cielo salpicado de pecas que se acuesta bañado de pequeñas luciérnagas.
La noche sobre el verde y sólo el agua viste quieta de pequeños destellos…

Eran las once de la mañana cuando mis pasos cansados se encaminaban escaleras arriba.
Me entretuve en el baño entre discos de algodón y crema hidratante.
Todo para no quedarme desnuda y así contemplar los pedazos de piel que me faltaban y que dolían bajo la ropa…

Los jirones que me robaras horas antes debieron quedar presos de tus dientes y tus labios.

Corrían presurosos los segunderos de los ajedreces del alma.
De ante mano sabían que perdería la partida.

A destiempo.
Mientras tus manos quemaban las porciones de piel que hacían suyas en la melodía hueca desde la que se movían…

A destiempo y sin ojos.
Abandonadas a la fiera que guardas bajo llave y que habita en lo más oscuro de la boca de tu estómago…

Abrasando la piel.
A destiempo.
Agradecí el silencio.
Y mantuve así al alma lejos.
Probablemente mucho más de lo que estaba mi piel de la tuya.

Esperé como nunca la mañana que tornaría noche nada más despuntar.
Y me deshice de la piel que lo cubriera.
De sus ojos.
De sus dientes y su boca.
Y contemplé el destrozo de la mía.


Tardaría en coserla de nuevo y apedazarla con retales que encontrara esparcidos en cualquier acera…
Y pasé por delante del espejo con la luz apagada.
Sin atreverme a mirarme en él.
Estaba demasiado lejos para poder reconocerme…

Y miré el móvil mientras tanteaba las posibilidades…
Y marqué el número.
Y al otro lado nada…

Y me acurruqué entre las sábanas esperando que la noche menos pensada, la luna vuelva a asomarse tímida…

Ciao.

;-P