MARTES ENTRE MARES Y MONTAÑAS...
Tomamos el resto de Bianca sobre la arena.
Había depositado sobre ella una manta, y aprovechamos los últimos rayos de sol antes de que cayera la fría tarde.
Junto a nosotros una pequeña embarcación de pesca.
Descalza me había encaramado sobre unas rocas que desde la orilla se adentraban en el mar.
Llegué a la más lejana y alta, y me senté a observar el romper de las olas y la tonalidad dorada del agua.
El jaleo de algunos pequeños aventureros me distraía constantemente.
Volví la vista para observarte tumbado.
Descosí el camino de vuelta y me uní sin hilos a tu cuerpo.
Podría haber pasado allí horas.
A tu lado.
Y me conformé con cerrar los ojos y hacer mío el poco tiempo de que disponíamos.
Le robé el tacto a mis manos y las llené de tu espalda.
Enredé mis dedos en tu pelo, zurciéndote sin necesidad de aguja.
Me acurruqué luego frente a ti para hacer desaparecer las gaviotas, los niños y los gatos…
Y así es como vi enmudecer la tarde y el agua sin que pudiera evitar que una pequeña ladrona de ojos azules y sonrisa pícara, hiciese suyos nuestros besos…
Ciao
Había depositado sobre ella una manta, y aprovechamos los últimos rayos de sol antes de que cayera la fría tarde.
Junto a nosotros una pequeña embarcación de pesca.
Descalza me había encaramado sobre unas rocas que desde la orilla se adentraban en el mar.
Llegué a la más lejana y alta, y me senté a observar el romper de las olas y la tonalidad dorada del agua.
El jaleo de algunos pequeños aventureros me distraía constantemente.
Volví la vista para observarte tumbado.
Descosí el camino de vuelta y me uní sin hilos a tu cuerpo.
Podría haber pasado allí horas.
A tu lado.
Y me conformé con cerrar los ojos y hacer mío el poco tiempo de que disponíamos.
Le robé el tacto a mis manos y las llené de tu espalda.
Enredé mis dedos en tu pelo, zurciéndote sin necesidad de aguja.
Me acurruqué luego frente a ti para hacer desaparecer las gaviotas, los niños y los gatos…
Y así es como vi enmudecer la tarde y el agua sin que pudiera evitar que una pequeña ladrona de ojos azules y sonrisa pícara, hiciese suyos nuestros besos…
Ciao
Afortunada què ets!
ResponderEliminarLo que acabas de describir en esta entrada no tiene precio... Me pregunto, ¿por qué me siento tan identificada con esa puesta de sol si hace meses que eso no me ocurre? ¿Por qué tb ésas eran mis manos sobre su espalda y porqué se me enredaban mis dedos en sus rubios cabellos? En definitiva, ¿Por qué perdí al doble de Viggo?
Gracias por compartir esta intimidad y haberlo hecho de manera tan bella.
Nanit,
Amber
Hola meiguiña.
ResponderEliminarTe sientes identificada porque lo has vivido dejándolo en tu recuerdo de esa manera...Esa tan especial que nos hace inconfundibles...De la única manera que puede sentirse y recordarse. A través del alma de una mujer...
Sigue soñando. Habrán nuevas puestas de sol. Nuevos amaneceres. Cuídate preciosa!
El recuerdo mantiene la parte bella de los recuerdos.
ResponderEliminarSabemos que el mismo no vendra, pero deseamos que alguna sensacion parecida nos asalte.
Podemos imaginar que vuelve.
Podemos imaginar que llega alguien nuevo,
Hoy y mañana son los dias importantes, lo que seamos capaces de hacer con ellos.