EN EL FILO...

Veo nuestra sombra sobre el asfalto.
El pelo no deja de cabriolear.
Lo veo ir y venir por el retrovisor.
Y vuelvo a aferrarme…
A sabiendas de que muere a cada poco…
Presintiéndolo…
No me preguntes dónde lo veo….
O qué me trae a sentirlo…
Lo veo en ti…
Me lo entregas a pedacitos…
Uno por cada una de las confidencias…
Otro por cada uno de los silencios que quedan guardados en los bolsillos de tu pantalón o la parte interna de mis manos…
Sumándose los que quedan huérfanos del tiempo…
Sin olvidar los que te llevan a buscar en otros ojos porque los míos me esconden desde que te presiento lejos…

Y me lo regalas tú…

Me aferro a ti, e intento que mi corazón llegue al tuyo para descubrirlo…
Sabedora como soy del poco tiempo que me queda…
Del poco que vas a ofrecerme…

Cierro los ojos y me dispongo a soñar.
Soy de las que duermen poco pero se pasan noches enteras tejiendo…
Y me sorprendo sonriendo y volando, y sintiendo el aire en la cara…

Sigo evitando hurgar en tus ojos…
Conocedora también de lo que ellos guardan…
Invitándome a hurgar en ellos…

Y lleno de palabras mis silencios…
Convirtiéndolos entonces en vacío.

Y llenas de sonrisas los espacios,
que quedarán por ello desiertos…

Trato de recordarte para siempre…
Averiguando que sólo yo tejo…

Y arranco el lienzo que pinté…

Sólo así descubro que queda poco tiempo.
No porque tú me lo des…
No porque me niegues…
Tras esta montaña de arena, es sólo que yo me lo impongo…

Miramos el mismo mar azul…
El mismo cielo celeste…
Nos acaricia la misma brisa…
Y si miramos al sol,
Ambos vemos el mismo…

Y seguimos en cambio alejando nuestas huellas…

Veo entonces nuestra sombra sobre el agua…
Y para entonces, ya estás lejos…