TE VEO DORMIR...
Te veo dormir en la cama…
Pelearte con ella, y es que no hay manera de que duermas tranquilo ni una sola noche ( tu abuela lo llama “ bregar”)…
Esta mañana decidí no llevarte al cole.
Yo tampoco podía ir a trabajar, así que decidí que pasaríamos el día juntos.
Me planteo a diario si lo estoy haciendo bien, y las dudas son continuas.
Te abrigo, y tras comer, salimos de camino a la piscina.
Caminamos.
Vamos contando las luces del puente.
49.
Y te enfadas a diario porque te corrijo cuando dices “ ventidiez” en lugar de treinta.
Y “ treintadiez” cuando quieres decir cuarenta…
Intento que aprendas a través de juegos, pero siempre acabas encontrando el motivo por el que pararlo…
Me asaltan las dudas…
Te aprieto la mano invitándote a continuar y pareces haber aprendido la señal…
Si tomamos la ruta del semáforo, esperamos a que se ponga en verde…..
_Tú me avisas, vale?
Y te veo esperar mirando esa luz, y noto que tardas demasiado en contestar una vez el color ha cambiado…
Todo irá bien.
Te ayudo a quitarte la ropa mientras te digo cuál tienes que quitarte primero.
_El jersey.
_Qué es el jersey?
_Dímelo tú. Qué es el jersey?
-Esto.
Y ya no sé si juegas o realmente te lo preguntas a diario.
Y te invito a seguir jugando mientras nombro otra prenda y mi mente la cruza la misma pregunta.
Al entrar vamos a buscar “ los xurros” y la “ placa” y nos metemos en la piscina para niños.
Solos.
Llevas unos meses yendo y he sido incapaz de quedarme a verte por la ventana que han habilitado en la cafetería, desde donde en dos ocasiones intenté mirarte para darme cuenta de que no podía…
Temo demasiado y puede que en ocasiones piense que ese simple acto me aleja de ti.
Mientras escribo esto, te oigo respirar y pienso que no he hecho suficiente.
Te veo dormir en esa cama y pienso que tal vez no luché suficiente…
He dejado que me enseñaras lo que sabías hacer y enseguida he entendido que la conocías y te sentías seguro.
Te he puesto la mano bajo la barriga y te dicho que movieras los pies y las manos, y hemos dado así algunas vueltas a la piscina.
Metes la cabeza debajo del agua y eso me gusta.
Antes te asustaba.
Saltas, brincas y corres de un lado al otro.
Al salir de la ducha nos encaminamos a la entrada y me pides tu tarjeta para pasarla por la banda magnética.
Te enseño como ponerla y te vuelves a enfadar porque miro de hacerlo.
Vamos a merendar y mientras leo el periódico, te veo correr de lado a lado.
De vuelta a casa y tras algunos juegos y la cena, cuando nos disponemos tu abuela y yo a llevarte a la cama, y vuelvo a insistir en el juego para que te desvistas, te enfadas y me gritas como nunca antes había visto.
Tus ojos…
Sabes lo que me decían tus ojos?...
Siento miedo.
Me decido a que no sientas los míos, y siento miedo por sentir que tal vez estoy instruyéndote otros…
No sabía que el miedo puediera sentirse a diario.
Miedo y no por mí, sino por ti.
Porque cualquiera de las cosas que haya hecho o haga a partir de ahora puedan herirte.
_Mama un bibi.
_Cómo que un bibi?
No has cenado ya?
_No.
_Ah no? Y la sopa, y el queso, y el jamón dulce y la fruta?
_No.
Te subo el biberón que todas las noches tomas antes de dormir porque te calma y te tranquiliza la tetina, y para dártelo lo meto en la colmena del peluche del Winnie de Pooh y empiezo a gritarte que se lo está tomando él, mientras te lo acerco y entre risas intentas quitárselo, entonces, cuando acercas las manos, ladro( mala asociación de ideas porque los osos no ladran…) Y hago ver que el oso se tira a tus manos para intentar tomarse tu biberón mientras te gruñe…
_Ya está.
Lo recojo y te abrigo de nuevo.
Te doy un beso en la frente.
_Te quiero.
Y veo tus ojos que caen de sueño, y como buscas cogerte a mi cuello.
_Te quiero.
Se me hace duro porque quería que tuvieras otros recuerdos.
Conseguir hacerte feliz.
Y las dudas me asaltan a diario…
Descansa mi vida…Te quiero…
Pelearte con ella, y es que no hay manera de que duermas tranquilo ni una sola noche ( tu abuela lo llama “ bregar”)…
Esta mañana decidí no llevarte al cole.
Yo tampoco podía ir a trabajar, así que decidí que pasaríamos el día juntos.
Me planteo a diario si lo estoy haciendo bien, y las dudas son continuas.
Te abrigo, y tras comer, salimos de camino a la piscina.
Caminamos.
Vamos contando las luces del puente.
49.
Y te enfadas a diario porque te corrijo cuando dices “ ventidiez” en lugar de treinta.
Y “ treintadiez” cuando quieres decir cuarenta…
Intento que aprendas a través de juegos, pero siempre acabas encontrando el motivo por el que pararlo…
Me asaltan las dudas…
Te aprieto la mano invitándote a continuar y pareces haber aprendido la señal…
Si tomamos la ruta del semáforo, esperamos a que se ponga en verde…..
_Tú me avisas, vale?
Y te veo esperar mirando esa luz, y noto que tardas demasiado en contestar una vez el color ha cambiado…
Todo irá bien.
Te ayudo a quitarte la ropa mientras te digo cuál tienes que quitarte primero.
_El jersey.
_Qué es el jersey?
_Dímelo tú. Qué es el jersey?
-Esto.
Y ya no sé si juegas o realmente te lo preguntas a diario.
Y te invito a seguir jugando mientras nombro otra prenda y mi mente la cruza la misma pregunta.
Al entrar vamos a buscar “ los xurros” y la “ placa” y nos metemos en la piscina para niños.
Solos.
Llevas unos meses yendo y he sido incapaz de quedarme a verte por la ventana que han habilitado en la cafetería, desde donde en dos ocasiones intenté mirarte para darme cuenta de que no podía…
Temo demasiado y puede que en ocasiones piense que ese simple acto me aleja de ti.
Mientras escribo esto, te oigo respirar y pienso que no he hecho suficiente.
Te veo dormir en esa cama y pienso que tal vez no luché suficiente…
He dejado que me enseñaras lo que sabías hacer y enseguida he entendido que la conocías y te sentías seguro.
Te he puesto la mano bajo la barriga y te dicho que movieras los pies y las manos, y hemos dado así algunas vueltas a la piscina.
Metes la cabeza debajo del agua y eso me gusta.
Antes te asustaba.
Saltas, brincas y corres de un lado al otro.
Al salir de la ducha nos encaminamos a la entrada y me pides tu tarjeta para pasarla por la banda magnética.
Te enseño como ponerla y te vuelves a enfadar porque miro de hacerlo.
Vamos a merendar y mientras leo el periódico, te veo correr de lado a lado.
De vuelta a casa y tras algunos juegos y la cena, cuando nos disponemos tu abuela y yo a llevarte a la cama, y vuelvo a insistir en el juego para que te desvistas, te enfadas y me gritas como nunca antes había visto.
Tus ojos…
Sabes lo que me decían tus ojos?...
Siento miedo.
Me decido a que no sientas los míos, y siento miedo por sentir que tal vez estoy instruyéndote otros…
No sabía que el miedo puediera sentirse a diario.
Miedo y no por mí, sino por ti.
Porque cualquiera de las cosas que haya hecho o haga a partir de ahora puedan herirte.
_Mama un bibi.
_Cómo que un bibi?
No has cenado ya?
_No.
_Ah no? Y la sopa, y el queso, y el jamón dulce y la fruta?
_No.
Te subo el biberón que todas las noches tomas antes de dormir porque te calma y te tranquiliza la tetina, y para dártelo lo meto en la colmena del peluche del Winnie de Pooh y empiezo a gritarte que se lo está tomando él, mientras te lo acerco y entre risas intentas quitárselo, entonces, cuando acercas las manos, ladro( mala asociación de ideas porque los osos no ladran…) Y hago ver que el oso se tira a tus manos para intentar tomarse tu biberón mientras te gruñe…
_Ya está.
Lo recojo y te abrigo de nuevo.
Te doy un beso en la frente.
_Te quiero.
Y veo tus ojos que caen de sueño, y como buscas cogerte a mi cuello.
_Te quiero.
Se me hace duro porque quería que tuvieras otros recuerdos.
Conseguir hacerte feliz.
Y las dudas me asaltan a diario…
Descansa mi vida…Te quiero…
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