..QUE NO PUEDES HACER...BUSCA LO QUE TE LLENE Y LLEVE A PODER ,Y DISFRUTA...( XXXIII )

...

Apenas llevo una hora en el bar de costumbre y ya siento todo el peso de una vida a medias sobre mis hombros. Contemplo la ciudad. Y no me parece la misma. Algo ha cambiado. La noche no ha acabado de caer. Debe ser eso. Le faltan luces salpicando las ventanas. Las traseras rojas de los coches. Le sobra algo de calma, sosiego, esperanzas que se enciendan al apagarse las luces o miedos que se evaporen al encenderlas…

Divago, divago, divago, como hago siempre que los problemas se apilan uno sobre el otro, y tengo la sensación de que lo hago mientras puedo observar las azoteas de los edificios a vista de pájaro, llegar al mar y volver.

A veces tengo la impresión de cada vez encuentro menos atajos. Que yo sigo quieta mientras veo cómo suceden las vidas ajenas y me siento presa de la mía…

Estoy a punto de salir del bar para volver a casa. Me ha quedado claro que no es el día indicado para tratar de buscar salidas. Me siento en medio de un callejón a oscuras, y para saber hacia dónde debo dirigirme, me toca palpar las paredes o esperar que amanezca.

Al ponerme de pie veo entrar a una pareja. Ella es…es…Oh Joder!

Vuelvo la cara hacia el ventanal esperando a que pasen y se sienten y poder salir así sin ser vista. Instintivamente aprieto los ojos y repito mentalmente que se alejen, que se alejen, que se alejen.

Si cierras los ojos y los aprietas fuerte se cumplen los deseos? No, verdad? Pues como en ese caso, la cosa tampoco funciona en este.

_Aroa! Qué sorpresa verte por aquí.

Mierda.

Me giro lentamente para descubrir a Arancha acompañada de alguien a quien desconozco.

Solo puedo asentir.

_Ya te vas?

_Sí. Se me ha hecho algo tarde. _ Miro al chico que la acompaña.

_Perdona. Este es Alfredo, mi compañero. Hemos acabado el turno y venimos a tomar una copa. Nos acompañas?

_Gracias pero no. Creo que será mejor volver a casa.

_Vamos mujer, no seas así. Creo que tenemos que hablar de algo que quedó pendiente la última vez que nos vimos. Ven siéntate. _ Y literalmente me arrastra a una mesa y le pide al compañero que vaya a por las bebidas. _ Qué tomabas? _ Una cerveza. _ Pues que sean dos.

Veo alejarse al chico a la barra y aun aguantando el bolso y la chaqueta sobre mi regazo empiezo una diatriba que la hace enarcar las cejas en más de una ocasión. Entre insulto e improperio le pido disculpas por mi comportamiento de la noche de fin de año. Trato de explicarle quién es Chema en mi vida, y estoy a punto de ponerme a llorar. Abrir diques y pedirle que me deje su arma reglamentaria para cargármelo, cuando me detiene.

Las cervezas llegan y no me percato de que Alfredo vuelve a la barra a hablar con el camarero hasta que no verlo en la mesa y llevarme el botellín a la boca me sacan de mi submundo personal.

_Algo me ha contado Quique, pero esperé que esta vez el muy merluzo no metiera tanto la pata. Hombres…_ Y pone los ojos en blanco de esa misma forma que yo.

_Quique? Por qué has hablado con él de esto?

_Porque como buen hermano, entiende que de tanto en tanto necesite del toque femenino para enfocar el tema.

_Y te lo pregunta a ti? No entiendo nada.

_ A quién si no? Mejor a su propia hermana que a una desconocida, no?

_Hermana?

_Cómo? No lo sabías?

_Yo…pensé que tú eras…aquella noche nadie me dijo que…

_Sí hija, sí. Hermana. Para lo bueno y lo malo. La menor. Y créeme, la menos loca.

Seguimos hablando y le cuento los cambios que ha experimentado mi vida en las últimas semanas. Le hablo de las madrugadas que pasa Chema durmiendo en la escalera o en el coche aparcado frente al piso. Le cuento de Clara…

_Viste las fotos?

_Si.

_Y es pa matarlo o no es pa matarlo?

_Lo que me extraña es que no lo hayas hecho aun.

_Se me han pasado las ganas sabiendo que tiene dos hermanos polis.

Ambas reímos y seguimos hablando un buen rato. Resulta fácil hacerlo cuando sitúas a la gente en su lugar. Y cuando puedes deshacerte de culpas que no lo han sido nunca, aun más. Trato de entender lo que me cuenta. Trato de preguntar lo que no entiendo. Y las cosas parecen empezar a encajar en su sitio. Tras hablar de política, pelotas de goma, polis buenos y malos, familia y hombres, nos damos los teléfonos y salgo para casa entendiendo algo que hace que la sub_depresión escondida en problemas vuelva con fuerza. Para que luego se diga que el sexo femenino es el complicado.

Al llegar a la portería Chema está sentado en la escalera.

_No sabía si no querías abrirme o es que no estabas.

Lo ignoro. Entro y cierro. Vuelvo a abrir y Brad y yo salimos al pipi can. Ipod en marcha. Quince minutos después vuelvo a casa.

A la mañana siguiente tras haberme costado la misma vida conciliar el sueño por eso del cambio de horarios, me despierta el teléfono que olvidé silenciar. Es una llamada de Arancha.

_Quedamos para tomar el vermut. Quiero hablar contigo. No es una pregunta. Vienes sí o sí. Besos. Hasta luego.

Parpadeo media docena de veces antes de colgar el teléfono. Vuelvo a descolgarlo y colocármelo sobre la oreja por eso de estar perdiéndome algo. Pí pí pí… Sin duda alguna me estoy perdiendo por completo algo. El qué, ni idea.

Vuelve a sonar y veo el mismo número en la pantalla.

_No te he dado la dirección. Estoy idiota. Y sí, es hereditario. Apunta.

Y apunto sobre una servilleta de cocina la dirección que me da y la hora. Cientos de libretitas esparcidas por todos lados, menos en los lados en los que las busco cuando las necesito…

El sitio es completamente desconocido para mí. Claro que siendo tan chic, glamuroso y nuevo, no es de extrañar. Vistas al mar, brisa de mar, vermut marítimo, vino que acentúa el azul y no sé qué más, y que en teoría debe ser fino al paladar, con matices de…me pierdo. Que me perdonen.

_Y bien?

_Bien, sí. Gracias.

La miro. No le he pillado aun el pie, y desconozco si bromea, se está quedando conmigo, o si en lo de la parte hereditaria van también incluidos los hervores de menos.

_Me alegro. El sitio es muy…bonito.

_Lo sé. Lo descubrimos hace un par de meses mi pareja y yo, y venimos a comer algunos jueves. Nada de paella hecha a mansalva por eso de que entre en el menú. La que aquí preparan está para chuparse los dedos. _Me mira. _ Si cuando acabe de explicarte te apetece, podemos quedarnos a comer.

_Explicarme?

_Sí. Ahora disfrutemos del vermut.

Y lo intento con todas mis fuerzas, pero algo me dice que estoy metiéndome en la boca del lobo. Nos conocemos de algo así como quince jodidos minutos y no me gusta que me elijan si yo no decido elegir. Me ha pasado siempre. Las amistades son contadas. Algunas acaban saliendo rana por mucho que el tiempo pase, pero me siento más cómoda eligiendo. Como más de una vez me han dicho, no soy borde, solo extremadamente selectiva. Aunque visto lo visto…soy una borde que elige extremadamente mal.

_Venganza.

Los ojos desorbitados me delatan. No creo entender lo que trata de decirme. Que sí, que la palabra venganza la entiendo, pero dónde o con quién quiere utilizarla?

_No te asustes mujer. He estado indagando un poco y creo haber encontrado la manera de matar dos pájaros de un tiro con un solo movimiento. Bueno, lo mismo con más de uno, pero acabaremos felices las dos.

_Aja…

Y paso a escuchar durante más de una hora los detalles escabrosos de vidas ajenas que casi desconozco. Los nombres de personas a las que no puedo poner rostro, y cuando pensaba que ya no podía sorprenderme más, el nombre de alguien que me enciende de golpe.

Veo a Arancha saludar con la mano a alguien que se acerca, y tratar alzando la voz de parecer sorprendida y contenta. Miro a mis espaldas.

_Hola Clara! Quique, qué sorpresa!!! Qué hacéis vosotros por aquí?

_Hola hermanita.

Clara permanece callada y no me quita el ojo de encima.

_Qué casualidad! No te parece Aroa?

Me levanto sintiéndome ya parte de una secta de hermanos capaces de barrer con todo. Sonrío y vuelvo a poner los ojos en blanco. Cuándo narices vamos a madurar?

_Casualidad? Estás segura?

_Qué tal Aroa?_ Clara me habla sin levantar la vista del suelo. Vuelve a retorcer sus manos. Miro a Quique. Niego mientras sonrío. Aquí están todos fatal!

_Bien petarda. Anda, dame un abrazo. Qué tal los peques?

_Echando de menos sus noches de terrorrr._ Y coge la blanda y se pone a llorar.  Pero por qué?!

Entre hipidos y llanto no hay manera de entenderla. Cuando entre Quique y Arancha consiguen sentarla y se relaja y seguimos charlando. De todo. Entre disculpas, moqueo, vino blanco con aromas de…, o eran matices?…arroz que está para chuparse los dedos y planes. Muchos planes.

De vuelta al piso no veo a Chema. Me relajo llenando la bañera y de nuevo montándome una zona chill out en mi baño, copa de vino y chocolate incluidos. Música a todo volumen y a relajarse toca! Debo esperar que la información vaya llegándome y así lo hago. Pienso en todo lo que hemos hablado. En si va a ser posible desenterrar algo de lo que había antes y sacarlo fuera de la manera en que se me pide.

Dos semanas después el trabajo me ha agotado hasta la última de las pestañas. El viernes que ando sin peque voy a casa de Arancha a la hora que se me ha indicado para la cena.


Cuídense.

Sean Felices.

Ciao.

;-P

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