...QUE ERES O DEJAS DE SER. NO VAS A SABER NUNCA LO MUY CAPAZ QUE ERES DE ADAPTARTE, HASTA QUE ADAPTARTE SEA TU ÚNICA OPCIÓN...( XXXII )
...
Esa misma noche y desde la mirilla de casa de la
señora Guillermina, observo cómo en la escalera Quique, Chema y Clara aporrean
la puerta y casi queman el timbre. Hice bien en mudarme por una noche.
A la tarde siguiente al salir del cole, Leo se
va a pasar el fin de semana con su padre. Aun tiene allí regalos por abrir. Yo
vuelvo a mi piso.
Tras un fin de semana de llamadas a varias mamis
del cole donde va Leo, consigo que una me haga los canguros de las noches. Ese
es el horario que me han puesto, y aunque tengo más del doble de tiempo y tengo
que cruzar casi toda la ciudad para llegar a mi trabajo y dejarme parte del
sueldo para que Leo pueda dormir vigilado, lo prefiero a tener que mirar a la
cara a más de uno.
Ya decía yo que no podía ser que hubiera
comprado los regalos de Leo de golpe, sin tener que fraccionar para poder
pagarlos un mes uno y otro mes otro. En pleno mes de enero, y un gasto extra
que no va nada bien y con el que no contaba. Este mes se me va el sueldo entre
canguro y gasolina.
Tras la odisea que conlleva recogerlo, llevarlo
a extra escolares, ducharlo, darle la cena y acompañarlo a casa de su más mejor
amigo de clase, Oriol, vuelta a lo mismo todas las noches.
No es que tarde en acostumbrarme, es que me
repatea tener que hacerlo porque otros piensen que pueden hacer con mi vida lo
que se les antoje. Y no llevo bien eso de mutar si no soy yo la que lo decide.
Con el nuevo horario llego a casa a eso de las
nueve y media de la mañana después de dejar a los peques en el cole. Sacar a
pasear a Brad, ducha y cama.
Una de las mañanas me encuentro a Chema dormido
en el suelo del rellano. Ya son ganas. Le paso por encima y segundos después de
cerrar la puerta, cuando vuelvo a salir para el paseo matutino de mi can, lo
encuentro desorientado. Paso por su lado y me dirijo al pipi can. Me sigue. No
puedo escuchar lo que me dice, llevo el ipod a todo trapo para evitar tener que
pensar en nada que no sea en volver a casa cuanto antes y meterme en la cama.
Cuando se percata de que no lo escucho me mira.
Creo observar que lo hace desde el miedo, pero a qué, porque el daño ya está
hecho. Y nada de lo que diga va a cambiar las cosas…
Vuelvo a casa y tras cerrar la puerta lo primero
que hago es poner en silencio el teléfono móvil y desconectar el de casa.
Directa a la ducha. Luego cama, y sigo con esa rutina un par de semanas en las
que tal y como llegan los mensajes y las llamadas las ignoro o las borro. Hago
lo mismo con los guasaps. Chema sigue apareciendo por las mañanas. También lo
ignoro.
He desconectado el interfono y el timbre.
Necesito dormir durante el día por más que algunos sigan sin entenderlo, y
cuando no es el cartero es el de la revisión del gas y de vez en cuando Clara,
o Chema, o Quique o…
A mediados de febrero ya he cambiado el chip. El
enfado ha pasado a un segundo plano del que no quiero sacarlo y uno de los
fines de semana que ando sin peque decido volver a salir. Decido darme una
tregua porque las últimas semanas con Leo han sido complicadas. Parece no
acabar de adaptarse a este curso. Todo son quejas, de todos lados, y empiezo a
estar agotada como a cada inicio de curso por tener que volver a pelearme y a
sacar las uñas para que adapten “ algo” a sus necesidades. Este curso está
siendo el peor porque ya está en el segundo trimestre…
Pienso qué hago. De qué manera me funciona? Me
funciona bien? Siento que me aleja de Leo? Él es feliz? Responde bien? Durante
cuánto tiempo? Y si pruebo a cambiar la táctica? Y si cambiamos extraescolares?
Y si hablo con el profesor de Educación Física? Y si hablo con el tutor? Y si
hablo con la monitora de comedor? Y si…y si… y si…Demasiados condicionales para
tratar de llegar a un único fin. Demasiado trabajo para una madre que solo
quiere ser eso, madre, sin tener que hacer de profesora, psicóloga, o estratega para buscar
tácticas, o maneras o formas...
Una madre imperfecta a todas luces que solo
busca abrir caminos y que encuentra barreras de todo tipo en cualquier parte.
Falta de predisposición, de interés, de ganas de trabajar, de ganas de aplicar
un trato diferente que a la vez no haga sentir diferente a mi hijo. Falta de
vocación y medios. Falta, falta, falta... siempre falta que trato de suplir
sintiendo que no he dejado de correr una carrera de fondo desde que Leo está
conmigo. Y en tardes como esta en las que siento que las fuerzas fallan, que la
imaginación se ha evaporado y que no encuentro la forma, treguas. Treguas para
dejar pasar la noche y que a la mañana siguiente aparezca de repente la idea
que me haga intentar llegar de nuevo a él...
Cuídense.
Sean Felices.
Ciao.
;-P
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