...O QUE EL RESPETO NO ESTÁ SOBREVALORADO. MÁS CUANDO ANDAS CABREADA...( XVII )


...
_Si ya habéis acabado, creo que la comida nos espera._ Es la que supongo la madre de Chema y Quique la que habla.

_Ya casi. Cinco minutos para peinarla o dejarla calva y salimos. _Clara me mira desde la venganza. Miedo me da ponerme en sus manos para que trate de adecentar mi pelo.

_Os esperamos fuera. No tardéis.

Quique se va. Chema arquea sus cejas y con la expresión divertida se dibuja una media sonrisa en sus labios. Arqueo mis cejas y encojo mis hombros alzando las manos en tono de interrogación. Me encamino al baño acompañando de Clara.

Entre miradas reprobatorias que acaban con risas ahogadas, me hidrata el pelo y me lo trenza para que según ella, el pelo absorba mejor la crema. Le pido enjuague bucal y hago unas gárgaras.

_Están sus padres!

_Por qué hablas en voz baja?

_No lo sé!

_Estás nerviosa?

_No es eso, es que me siento muy fuera de lugar. Al fin y al cabo entre Quique, tú y el vibrador hay algo, pero yo qué pinto aquí?

_Eres mi amiga.

_Ah. Y con eso vale?

_De momento sí.

_Guay.

_Bien.

_Ya estás. Salgamos.

 

Cuando entramos en el salón los cuatro están sentados en el amplio sofá blanco que hay frente a la terraza.

_Ya están aquí. _ Quique se levanta y se acerca a Clara, la toma por la cintura y la acerca al sofá. Sus padres se ponen de pie y la besan. _ Encantada señores. _Papá, mamá, ella es Clara. Clara, estos son mis padres Sofía y Andrés. _No pasa desapercibida la mirada que la madre le echa a Clara. Todas lo hacen. Por la experiencia que tuve con una suegra durante algunos años en mi vida, me atrevo a decir sin miedo a equivocarme demasiado que está estudiando la posibilidad de error ante la elección de la hembra por parte del macho alfa. Barajando posibilidades tales como el de la procreación, la edad sin tener que preguntarla y guiándose únicamente por las marcas de los patas de gallo junto a los ojos y el color natural del pelo mirando en repetidas ocasiones las cejas y el pelo para adivinar si hay tintes de por medio. Estar cerca de una de ellas me da urticaria.

_Y la otra chica es…?

Me doy cuenta de que hablan de mí. He estado tan absorta intentando encontrar parecidos entre todos que se me ha olvidado que estoy en medio. Es la madre de Chema la que habla y enarca las cejas esperando que sus cejas vuelvan a su postura normal con una buena explicación.

_Hola. Cómo están? Soy Aroa. Amiga de Clara. _ La señora Sofía se gira para prestarme toda su atención y volver a barajar posibilidades. Se está equivocando de lleno, pero la dejo hacer. Me divierte. _ Eres la pareja de mi hijo Chema, o con un cacharro de esos a pilas tienes suficiente?

La madre del cordero!!_No. No señora. Solo soy amiga de Clara. _Me lo parece a mí o la urticaria es recíproca?

La mirada reprobatoria que  por un momento le cruza la delata, y da paso a la sinceridad con las que las mujeres de su edad piensan que debe funcionar el maldito mundo.

_Y  has dormido aquí? …Entonces no va a ser esto una comida familiar?

Si en algún momento de la corta presentación y la casi inexistente charla vislumbré atisbo alguno de que aquella mujer fuese diferente en algo, el atisbo y la jodida esperanza de las narices me han golpeado en toda la cara haciendo que vaya olvidándome de la idea.

_Mamá,… _Chema atrae su atención e intenta explicarle por qué estoy allí y se acerca a ella para mirarla de frente. Es más alto que ella y su puñetera madre debe inclinar la cabeza hacia atrás para mirarle a la cara. _ Anoche los bomberos tuvieron que rescatar a Aroa de su piso porque el segundo ardió debido a un cortocircuito. Nos vamos sentando a la mesa y te lo explico todo, de acuerdo? _ Mientras Clara y yo vamos a la cocina a sacar la sopa de galets y vigilar los canelones que están en el horno, la señora dispone los asientos y se sienta junto a sus hijos, dejando a su marido al otro extremo, lo que imposibilita que Clara quede cerca de Quique. No la soporto. Acabo de conocerla y ya la aborrezco. Metomentodo manipuladora de los cojones…

_Se me ha cerrado el estómago por completo.

_Pues ya somos dos las que no vamos a comer.

_Estás bien?

_Sí, claro. No te preocupes. Tú estás bien?

_Estaré mejor cuando le suelte cuatro frescas a Doña Perfecta.

_Tranquila. Por mí no lo hagas. No tengo intención de volver a verla en el futuro.

_Puedes con la sopera?

Asiento._ Si se la tiro por encima va a notarse mucho, no?

_Siempre podemos ahogarla dentro...Anda vamos.


_Y la rescataste y la trajiste a casa? Es una extraña, hijo…

En cuanto aparecemos la charla cesa. Miro a Chema. Mi ceja alzada da paso a las lanzas.

_Niñas, Quique me comenta que trabajáis juntas en un supermercado. Que tarea desempeñáis exactamente? Sois cajeras o algo así?

_No señora. Somos un poco chicas peonza. Hacemos de todo un poco. Lo mismo le sacamos los higadillos al pescado que cortamos las chuletas de cerdo, que reponemos estanterías. Aroa es capaz incluso de llevar el toro y ayudar a descargar los camiones.

_Y no es ese un trabajo de hombres?

_Un poco sí, pero es que el trabajo más delicado se le deja a las flojas, chonis, con problemas emocionales cuando se rompen una uña, amigas de los jefes y capaces de arrodillarse, ya me entiende.

La miro por lo bajo mientras intento llevarme una cucharada de sopa a la boca entre la risa y el asombro.

_Tenéis hijos?

_Yo sí. Dos. Divorciada. De padres manchegos que emigraron en los años setenta. Tengo 39 años y vivo en un piso que tengo a medias con el banco y con el que he llegado al acuerdo de hacer pagos religiosamente todas los meses. Es un piso muy bonito y soleado, claro que si los del banco se enteran de que es un piso patera lo mismo me denuncian. Pero es lo que tiene que seamos nueve en casa.

_Nueve?

_Sí señora, nueve. Mis dos hijos y yo, además de una jaula con tres hámster y una pecera con tres tortugas. Donatello se escapó y no hay manera de encontrarlo. Así que ahora sus amigos ninja viven depresivos, pero no se preocupe, de tanto en tanto les añado en el agua unas gotitas de agua del Carmen y se les pasa la tontería.

El señor Andrés parece tan divertido como yo. Me guiña un ojo cuando lo miro. La cara de sorpresa y malestar de la señora es patente. Quique y Chema se miran sin saber qué decir o sin saber si deben hablar siquiera.

La señora en cuestión parece haberse dado cuenta de que tratar de hacer que nos sintamos incómodas, va en su contra. Somos dos contra una. Tiene las de perder. Y la edad no es siempre buena consejera.

Bien, primera ronda superada.

_Y tú Ainhoa? Tienes hijos?

_Aroa señora. Aroa. 36 años. Pisito sin ascensor del que anoche tuve que salir por la terraza de una vecina. Dos bolas que viven conmigo y que anoche pude rescatar del incendio. De padres andaluces que emigraron también junto con la familia en los setenta. Y sí, tengo uno. Un niño.

_Y quieres tener más?

_No señora. No quiero tener más.

_Por qué no?

_Porque con uno tengo bastante. Educar es complicado. Ya sabe. Es un niño algo diferente y no encaja en todos lados como sería de esperar.

_Las mujeres de hoy en día no sois como éramos nosotras antes. Podíamos con todo sin necesidad de hacer dramas o sentir que no podíamos con la obligación de sacar a una familia adelante. Éramos capaces de tener la casa en condiciones y educar a nuestros hijos. Las mujeres de hoy en día parece que no sabéis que es la mano dura, y consentís demasiado. Luego solo hay que ver a los niños para saber qué tipo de educación les han dado los padres. Y eso siempre es más fácil cuando se vive en pareja y se trata de educar a los niños desde la disciplina de la figura paterna y el amor sometido de una madre…Chema, la chica que trajiste la navidad pasada era más mujer, hijo.

Alucina Pedrín! Joder con la vieja de los cojones!!No puedo creerme que acabe de escuchar lo que esa arpía acaba de soltar por la boca.

Bien, parece que las ganas de echarme por la cara que no soy bienvenida no han pasado. Tratar de hacer camarilla con ella no ha resultado y mi cupo de fingir ha vuelto a llegar al tope.

De perdidos al río, porque sí, porque estoy cansada de que se nos tache sin conocernos, porque está claro que razón no le falta y en todo caso, la que incomoda soy yo, aunque creo que esta mujer se incomodaría a sí misma estando sola. Pero hay algo por lo que no paso. Y es la forma en la que trato de educar a mi hijo, porque si ella es capaz de hacerme dudar, está claro que he perdido la batalla.

_Mamá… Chema trata de que la conversación acabe ahí. Y lo siento por él, porque está claro que no van a ser unas navidades para recordar, pero estoy tan cansada de tantos estúpidos tópicos y tantos juicios absurdos y sin sentido que no hacen más que dejar de lado a niños como Leo, que la madre que llevo dentro decide acercar la zarpa a la yugular de la arpía, metafóricamente hablando, para que huela la pasta de la que estoy hecha, y dejarle claro quién pone las reglas y lleva los pantalones en mi vida.

_No Chema, no te preocupes. Y antes de decir nada más, me gustaría pediros disculpas a tu hermano a tu padre y a ti…

Miro fijamente a la señora Sofía que espera haberme dejado tan planchada e incapacitada para responder que sorbe su copa de vino a modo de celebración, alejando el meñique de la copa de manera glamurosa y llena de una seguridad y una superioridad que me revuelven el estómago.

_Sabe lo que ocurre señora Sofía, que los tiempos cambian por más que a usted le cueste adaptarse . Ser sumisa ya no se lleva. Que le doy toda la razón del mundo. Que debemos ser unas flojas. No le falta a usted razón. Ustedes, las mujeres de antes, esas que rondan a día de hoy casi la jubilación y que llevan ya algunas décadas en la menopausia, nacieron en otra época, una donde a las mujeres se las exigía sin darles opción a elegir. Se casaban con los maridos que elegían sus padres y estaban obligadas a parir todos los hijos que la falta de medios y educación decidieran darles. No tenían que hacerle frente a pagar hipotecas solas o a criar a hijos solas, porque era mejor vivir amargadas al lado de quienes las mantenían, que tomar decisiones por ustedes mismas y todo esto muy probablemente porque eran incapaces de encontrar entre su pena y su amargura los redaños suficientes para poder sacarlos adelante solas sin ni educación ni estudios. Le pudo el miedo y eso la imposibilitó para hacer otra cosa que no fuera la que la sociedad dictaba.

Observo que el padre me observa serio. Quique y Chema lo hacen con el ceño fruncido.

_Dígame algo señora Sofía. Ha trabajado usted alguna vez? En qué si puede saberse? Ha tenido que preocuparse de si el dinero llegaba a fin de mes? Se ha preocupado de si tenía que decidir entre comprarle a su hijo unos zapatos o unas gafas? Ha tenido que doblar turnos para poder llegar a final de mes, o ha tenido que mal vivir aplazando facturas de un mes al siguiente para poder pagarlo todo y que no le cortaran la luz o el agua o el gas? No, verdad? No ha tenido que hacerlo porque nunca tuvo que preocuparse por que el dinero entrara en su casa. Eso la convierte a usted en una mujer florero demasiado preocupada en aparentar, con muy malas formas y una educación pésima, y que ha tenido demasiada suerte en esta vida. De la mala, claro quede.

No tome a mal mis palabras por favor, pero hace tiempo que decidí que no estoy donde no me quieren y créame, no duele cuando las personas que no quieren que esté no me importan un carajo. No entiendo qué necesidad tiene de atacar como lo hace cuando podríamos decir que muy probablemente su vida no sea mucho mejor que la nuestra. Empezando por decir que seguramente le resultó mucho más fácil porque usted decidió ser lo que es hoy. Alguien que habla sin conocimiento, creyéndose mejor porque lleva al lado del mismo hombre media vida. Es usted feliz? Lo ha hecho a él feliz? Yo decido cómo y cuándo, además de con quién. Y sabe por qué? Porque tengo los ovarios suficientes para decidir cuándo llego al cupo de vivir amargada y además soy capaz de tomar decisiones. No seré tan vieja como usted, ni tan sumisa, eso se lo aseguro, pero sí más valiente señora.

Si me perdonan creo que mi estómago acostumbrado a bocatas y túpers con sobras no puede con tantos remilgos y falsas buenas formas. Tengo el mismo problema que usted señora, y soy incapaz de coger la cuchara de la forma apropiada, solo que a mí no me avergüenza admitirlo.

Me pongo en pie._No voy a mentirle y a decirle que ha sido un placer conocerla porque es usted insoportable y porque eso de mentir no acabo de llevarlo bien, así que si me disculpan, cosa que usted hará encantada, creo que pediré un taxi para que me lleve a casa. Que acaben ustedes de pasar una bonita y familiar comida de navidad.

_No puedes volver allí todavía. _ Es Chema el que me informa de algo que ya sé.

_Me dejas las llaves de tu piso?

Coloco la silla cerca de la mesa y miro a Clara.

_No te hacen falta. Me voy contigo.

_Clara no, de verdad. Puedes quedarte.

_No Neni. No me apetece.

Quique y Chema se levantan de la mesa.

_En cuanto prepare la bolsa nos vamos...
 
Cuídense.
Sean Felices.
Ciao.
;-P

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