SILENCIOS SIN ORDEN...

Pasan de las diez de la noche.
Como de costumbre ( sin olvidar que soy una chica hecha de ellas), sentada en la cama con el ordenador sobre mi regazo.
Sobre la estantería mi taza de cola cao calentito.
Como banda sonora que espero exprima lo que me cruza estos días de manera superficial un Hallelujah. Este, cantado por Alexandra Burke.
Anoche tardó en hacer efecto. Hoy la tomé antes y espero que pueda relajarme hasta el punto en que mis dedos sean capaces de poner en orden las palabras que antes deberá ordenarle mi mente.
Si la noche es clara, tal vez entre a formar parte el alma, y la escritura compense hasta el punto de colgarla con seguridad en el blog.

Estos últimos días intentaba absorber a toda costa para acabar dándome cuenta de que apenas nada rozaba mi piel.
Intentaba que mis ojos y mis manos se hicieran de todo cuanto cayera en ellos, para darme cuenta de que estaban atados a mirar hacia adelante, sin darme siquiera un respiro desde el que poder detenerme a observar o acariciar.

Verte obligada a dejar pasar el tiempo. Observar que tu tiempo pasar sin pararse ante ti un solo instante porque así se le ha indicado.
No acaba de convencerme no controlar los segunderos que mueven las manecillas de mi tiempo.

La lejanía te dibuja.
Y si anoche desperté a medias envuelta en llanto cayendo de nuevo en la cuenta de que cuando mis ojos derraman parte de su vida es porque mi alma así se lo ha obligado, volví a recostar mi cabeza en la almohada y cerré los ojos para que en sueños descargara todo el dolor.
No recordaba cuál fue el motivo del llanto. Tampoco quise buscarlo. Lo conozco demasiado bien. Pero por más que pare a intentar observar, nada parece poder rozar mi piel en estos tiempos. Y no puedo desprenderme de ellos.

Me propuse buscar otras noches galeones que surcaran el cielo.
Capitanes que desembarcaran en la cara opuesta de mi luna.
Poetas y valses.
Nanas con las que poder conciliar mis sueños.
Y amaneceres llenos de infancia…

Me propuse soñarte para mantenerme cuerda y no dejar que mi locura y la del resto de los hombres vinieran a empujarme de nuevo al vacío…

Y sólo me hizo falta salir descalza en mitad de la noche.
Cuando la opresión en mi pecho me impedía respirar por miedo a no encontrarte esperando en cualquier banco de esa blanca tierra.

Ni idea de cómo continuar un texto que desconozco por qué empezó a ser escrito.
Mi alma debe andar lejana y mi noche es oscura.
Así que nada puede dictarle el corazón a la mente, y así se me hace imposible que los dedos puedan entrar a formar parte de una escritura que por lenta y agonizante carece por completo de cuanto no esté vacío y en desorden.

No podría buscar momentos porque apenas los ha habido.
Debería avergonzarme por ello o tal vez debiera culpar a la vida que me brindaron quienes ni se molestaron ni se atrevieron a amarme como merecía.
Vuelvo a morir una vez más. Sin entender demasiado bien de qué manera despertaré mañana y si el nuevo día me llevará de nuevo a otra de mis agonías vivida a solas por temor a alejarme más de quienes a día de hoy me siguen negando.
Y sigo buscando mares en calma en los que batallar. En silencio.
Echo de menos la claridad del día.
Echo tanto de menos las palabras…
Tanto…
No es de extrañar que el valium me atonte hasta el punto de pelear conmigo misma porque ya nada parece ofrecerme el sentido que espero.
Y si te dijera que me doy por vencida y que mientras este pensamiento me cruza, que desde el camino que ha recorrido de mi mente a mi corazón y que de manera veloz han absorbido mis dedos, ya han aparecido de nuevo en mis ojos las lágrimas que no puedo seguir controlando?
Pensarías entonces que realmente he perdido otra batalla?
Sería bueno que me dejara morir un poco más?
Valdría la pena?
Otra muerte anunciada a mis sentidos que no podrán volver a ser rozados de la misma forma.
Seguirás guardando silencio?
Pasarás ante mí como has hecho hasta ahora sin detener el tiempo o la estación?
Esconderás de nuevo las palabras?
Y mis lunas?
Y mis mañanas?
Seguirás guardando silencio?
Y si decido volver a dormir, dejarás que de nuevo mis ojos te derramen?
Puedo pelearte con el silencio?
Viéndote pasar sigilosa...
Puedo pelearte en silencio?

Cuídense.

Sean Felices.

Ciao.

Comentarios

  1. Ese día un día llegará, no será pronto ni tarde, como dice la canción... Saldrá el sol y sonreirás como está "mandao". Por que te lo mereces.

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