OLVIDO...( XXVIII )



…Una esfera se desliza bajo el pecho y me convenzo de que desaparecerá, de que no debe ser nada…me niego a reconocerla como la necesidad de tomar aire y volver…la misma nota monocorde…el mismo destello empañado cuando entreabro los ojos…mi cuerpo se sacude en el mismo instante en el que logro tomar una bocanada que lo recorre todo…haciendo nacer el dolor de nuevo…el llanto aparece en extremos opuestos saltando al vacío mejillas abajo hasta perderse bajo el cuello y desaparecer en la maraña de pelo…ruego una docena de veces…de nada sirve.  Algo dentro sigue vivo…yo solo intento que todo acabe. Que nada del dolor o el abandono venga ahora…espero no tener que seguir recriminándome por haber tomado la decisión de acabar aquí y ahora…la rabia entonces por no poder decidir en qué momento dejo de pelear me lleva a tratar de incorporarme. Rabia. Por tener que seguir buscando para encontrarla…porque su maldito disparo no haya ido directo al corazón y solo me haya dejado hecha una mierda con una herida que me desangra poco a poco. Puta lenta agonía…

…Siento miedo. De lo que pueda haber sido, esté siendo, o sea, y mi cuerpo empieza a temblar…siento náuseas y por una maldita vez ha desaparecido el sonido del miedo. Me doy cuenta de ello cuando esa única nota lo envuelve todo. Como si el llanto de todas las mujeres que estuvieron aquí antes se hubiera hecho uno para no cesar... juraría que antiguos olores pueblan mis fosas nasales.

…Hay heridas que no cicatrizan nunca. Heridas que permanecen ocultas para abrirse en el momento menos esperado, que acostumbra a ser siempre. Pequeños demonios que vienen a hurgar en ellas y acaban convirtiéndolas en llagas sangrantes que no terminan por secar antes de volver a abrirse… hay historias que transcurren evitando o tratando de alejar todo mal…cuentos sin príncipe, ni oasis, ni verdades o grandes finales, sin grandes luchas porque solo son la lucha de algunas mujeres…historias vividas con temor, vergüenza, pena o simplemente dejadas esparcidas en el tiempo por insustanciales, poco creíbles o faltas de un buen guión… hay vidas que tratan de esas heridas, de esas historias, de esa locura vacua, de esa enfermedad que va carcomiéndolo todo hasta que todo pierde el significado y la razón…historias pobres de caricias que acaban por adolecer la piel al primer contacto…de principiantes noveles faltos de emoción y experiencia…tan desconocidas de risa que acaban por romper los labios de quienes tratan de vestirlas…historias faltas del amor, el envite y la vida necesarias para poder escupir algo que no sea este aquí y este ahora…historias tan lineales como aburridas…en las que uno trata de hacerse con una sola palabra esperando que todo cobre sentido…historias hambrientas, no saciadas… de luz, de aire, de pasión, de lujuria incluso…que acaba llevándose cualquier corriente y que acaba aposentándose en el fondo de cualquier lecho arenoso para ser olvidada tarde o temprano…

 

… Los equipos uno y dos han rodeado la casa. Los equipos tres y cuatro se han adentrado y esperamos la señal cuando desde una de las esquinas de la gran casa el equipo uno da la alarma. Otro grupo de mujeres corre hacia ellos. Llevamos a las otras hace cerca de dos horas al hospital. Ahora sabemos con exactitud dónde estaban. Todo se precipita. Doy la orden y los equipos se ponen en marcha. Me acerco hasta ellas y soy consciente de… del horror.

Las voces repiquetean unas tras otras. Tras algunos minutos de angustia en la que los disparos y los gritos lo inundan todo, se hace el silencio. No creo que nadie pueda hacerse nunca a la idea de lo que es esperar a que todos y cada uno de los equipos avise de que todo funciona correctamente y de que no hay ningún compañero herido…imperceptiblemente una aguanta dentro el aire como si eso fuera suficiente para recibir el golpe si este llegara a producirse. Como si por mantenerlo dentro pudiera amortiguarlo…y lo cierto es que algo así debe ocurrir porque mientras esperas, te preparas siempre para lo peor y eso te mantiene planeando la siguiente orden, el siguiente movimiento, en tan solo una de las muchas fracciones en las que se alarga un segundo tras todo…

Los disparos vuelven a repetirse. Tiro a una de esas chicas al suelo y la noto agarrarse a mí como si fuera su única tabla de salvación.

_Ahora hay dos palabras…

_Qué?

_Dos palabras…dos mujeres…

Llevo algunas semanas haciendo tan mío todo esto, toda esta historia, que la sangre se acelera más aun.

Hablo con todos y cada uno de los grupos. Doy las órdenes y tras que todos me confirmen que me han entendido, me dispongo a entrar. Las luces de un coche me sacan del estrés que me provoca pensar que pueda estar equivocándome. Sabía que no iba a ser una actuación limpia, y perdimos contacto no solo con su teléfono móvil demasiado pronto, si no que perdimos la imagen cuando el colgante se vio afectado por las altas temperaturas de aquella segunda jaula…

Sé que he hecho de esto algo personal, algo mío, tal vez porque como ella, yo soy mujer, tal vez porque en el fondo, uno sabe diferenciar a las personas,  su naturaleza, su jodida lucha… y porque puede que todavía no lo sepa, pero la manera en que recibió y arropó a su sobrina, o la manera en la que se desvive por su hijo o sus animales, o su torpeza emocional con Chema, o el genio que se gasta con Quique, la convierten en una más. En otra mujer más que trata de sobrevivir…con miedo…solo eso.

Un ala ha empezado a arder y hace estallar los cristales de las habitaciones contiguas…décimas de una fracción de segundo…dos más tarde, la orden de que llamen a los bomberos está dada. El tiempo alrededor se detiene pero se multiplica por mil dentro. La sangre circula a velocidad de vértigo. Busco con la mirada hacia un punto, mis pies en cambio se dirigen al contrario. Observo a hombres en el suelo. La fuerza que tienen que hacer los míos para reducirlos. Y sé que aun me ronda la sola visión de los ojos de esa mujer…  Dos equipos ya han asegurado la entrada y me dirijo hacia las llamas que empiezan a hacer saltar los cristales. Vuelvo la vista para observar a Chema…no lo detengo cuando lo veo acercarse… miro hacia mis hombres tratando de entender la duda en sus ojos, el miedo, el nudo hasta dar con el asentimiento y la seguridad de que van a cubrir mis espaldas como haré yo con ellos… y pensar que hace solo unas semanas nadie conocía el caso… divago porque puedo ser un grano en el culo como jefa, lo sé, porque en ocasiones y dependiendo de la luna no estoy de humor, o simplemente no estoy…porque no he dejado nunca de tratar de hacer esto bien, pero a veces, cuando lo haces tan tuyo, millones de cosas se mezclan dentro y ahí es donde empieza la duda…creo que a lo largo de mi carrera he podido sentirme identificada con algo de cada una de las mujeres…si eso no pasa, deberías plantearte hacer otro trabajo…sé que Quique a su manera ha ido entendiéndolo con el tiempo…a su manera…bajo alguna de sus formas…

…He vuelto a ese bucle ni sé cómo, y sacudo mi cabeza como si ese solo acto pudiera hacer que cayeran de mi mente esos pensamientos. El dolor de la herida viene a reprocharme, y se expande como las olas en un estanque cuando tras tirar la piedra, esta va a hundirse al fondo tras llenar la superficie de ondas…el dolor empieza como una dentellada que se expande por todo el cuerpo. Como lo hacen los rayos. Bifurcándose hasta que en algún punto dejan de encontrar la energía, el espacio o la materia necesarias para continuar…vuelvo al pasillo…deshago el camino andado y vuelvo a andarlo no sé la de veces… finalmente doy con una puerta, me acerco al pomo de manera lenta, apenas hay luz en el pasillo y el calor que me recibe tras entornarla, me quema la cara obligándome a cerrar los ojos y a alejarme de ella…algunos espacios cercanos a las ventanas se consumen avivados por las cortinas que prenden descolgándose en grandes jirones que caen desde el techo al suelo. Oigo cómo los cristales explotan y salen despedidos hacia todos los lados. Solo pienso en las ventanas, en llegar a ellas y salir fuera. Aprieto la mano sobre la herida y noto que no puedo despegar mi mano para comprobar si sangro mucho o poco. La piel de mi mano anda pegada a la de mi costado… tras tirar de mi mano consigo despegarla. Tengo la boca seca. Veo una jarra con agua y me la echo a la boca, dejando que resbale por las comisuras y entrando por la nariz. Me limpio con el dorso de la mano ensangrentada y me dispongo a salir de allí. La veo. Entonces la veo.

Apenas una mirada y el hastío toma el mando de manera lenta. Lo sigue el odio. En esa forma que no nos nace porque únicamente es capaz de habitarnos o crecer cuando otros lo siembran. Mezclándose para convertirse en algo nuevo… dejo entonces de sentir que la forma que viste el cuerpo de ese hombre es humana. La mezcla es rápida… la herida duele. La aprieto, a sabiendas que si mirara ahora mi mano, solo sangre revuelta. Soy incapaz de pensar y solo me mueve un instinto. Me acerco mientras sus fieros envites sobre el cuerpo de esa…muchacha… hacen que se mezan hacia adelante y atrás sobre esa mesa manchada de la sangre que también ensucia el suelo…observo cómo agarra sus piernas y el asqueroso deleite en su mirada perdida…ni siquiera puede verme…ese acto demuestra la falta de respeto por nada o nadie… los ojos de la chica parecen suspendidos en el aire, no hay vida en ellos…es repugnante, macabro… entonces solo me cruza una idea…el peor regalo es el perdón…

Disparo sin que me tiemble el pulso. Sin haber disparado antes, y aunque pensé que iba a reventarle la cabeza, el tiro va a darle en medio del cuello. Cae hacia atrás como un peso muerto. No hay sorpresa. Su cuerpo se deshace en el intento por tomar aire, una vez lo hace escupe sangre a borbotones por su boca.  Lo observo así, solo espero a ver el horror en sus ojos, y cuando atisbo que está aquí y ahora, me sorprendo por la falta de asco o de culpa. Me acerco a la muchacha para comprobar que no hay pulso. Es joven. Más que yo. Bonita tras toda esa falta de vida que muestra su rostro. Me alejo de ella e intento llegar a la ventana. A medida que me acerco el aire fresco golpea, recibe y repara, algo, no sé qué…un leve escalofrío me recorre y creo que es la primera vez que me alegra poder sentirlo. Luego siento frío…no quiero estar sola…no quiero que empiece…
 
Cuídense.
 
Sean Felices.
 
Ciao.
 

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