ODIO... ( XXVII )




…Busco con la mirada, algo. No sé qué. Miro a Alejo. Me acerco a él. Me muevo sin saber por qué lo hago. Lo toco. Lo llamo. Espero que de un momento a otro abra los ojos, y esté malherido, solo malherido…No hay respuesta. Ni pulso. Ni aire que necesite entrar ya en sus pulmones, porque nadie lo obliga a entrar…La racionalidad llega tarde como de costumbre. Me atrevo a cerrar sus párpados porque la mirada que tiene me da escalofríos. No tengo miedo... no tengo miedo…pánico templado a fuerza de que la sangre haya dejado de recorrerle. Eso muestran…no creo que pueda nunca quitarme esa mirada de la memoria…y pienso esto mientras escudriño su cuerpo en busca de algo que pueda valerme en algún momento… me levanto y cual animal enjaulado me muevo de un lado al otro sopesando…no sé qué. Tal vez todo. Tal vez nada y esta sea solo la lenta agonía de los que acabarán muriendo tarde o temprano. De aquellos que lo saben y juegan al despiste propio y ajeno con tal de no permitir que la guadaña se acerque demasiado. Busco en el suelo. Algo. Observo el destrozo, el que no precede nunca a la calma… el que consume. Y la rabia vuelve. A crecerme, a ahogarme, a alimentar a mi yo más desnaturalizado, más que el de ahora, y dejo que lo haga…no creo que nadie venga ahora a discutirme de con qué podemos o no hacernos para mantenernos vivos…y parece que solo la necesito a ella para que empiecen a trabajar mis engranajes, sean los que sean si me mantienen aun viva, aquí, ahora, sola…

Pienso, pienso, pienso, cábalas que van y vienen sin aportar nada porque no conozco la verdad…no ocurre eso siempre?  Sonrío al percatarme de que esa idea me contenta de momento, para hilarla hasta llegar a otras estúpidas, y entonces recriminarme por ello, por contentarme… las mantengo ahí cuando decido echarle huevos a lo que tenga que ser, y me dedico a desandar el camino que hicimos para llegar hasta aquí. El miedo me colapsa y soy consciente porque las lágrimas y la rabia asoman a mis ojos. Si me quedo aquí estaré muerta,  si no lo intento ya lo estoy. Ya me habré condenado, y pienso en Leo, Leo lo inunda todo, y siento lástima de lo que pueda ser de él el día que yo falte, y pienso en Helena y sus manitas rechonchas, y su mirada limpia e inocente que me envuelve por completo mientras trato de relajarla tras la última toma del bibe del día, cuando la acuno y la mezo dándole protección, intentando que se sienta amada y protegida por encima de todo…y recuerdo la primera vez que me sorprendí con Leo sintiendo que era él el que me protegía y me hacía sentir amada como nunca antes...y entonces me discuto con la fe y la esperanza, hacia dentro, como casi con todo. Lo he hecho siempre así, soy consciente, y a veces no por no saber hacerlo de otra manera, si no por el miedo a que no haciéndolo así lo mismo pudiera salir más mal parada…solo espero que quienes me han sabido alguna vez, lo hayan hecho obviando este pequeño gran detalle. Detalle por no llamarlo defecto…

Pasillos casi a oscuras. Me apoyo en la pared para tratar de no perder el equilibrio, o  no ser vista,  o notar un punto de apoyo en mi espalda o tenerla cubierta…ni puta idea…trato de relajar mi respiración o acabaré más mareada de lo que ya estoy…el miedo no entiende de ritmos y a cada dos pasos me descubro manteniendo el aire dentro o soltándolo con demasiada premura…

Pienso en Brad y George. En las mascotas que hubo antes, en la bronca que tuve conmigo misma tras que Rudy o Sweet se fuesen, cuando decidí que no tendría nunca, ningún animal más, porque dolía. Y los lloré no sé el tiempo. Pienso en sus patitas reclamando caricias o en la espera bajo la silla del comedor donde peque cena, a la espera de que algún pedazo de algo caiga… en la ternura y la gratitud en sus ojos…

Me lleno de un valor que nos enseñan a tener y nos convierte en perdedores si no encontramos. Repaso mentalmente todo lo que he hecho mal para encontrarme donde me encuentro, preguntándome si todos tenemos la culpa de aquello que nos ocurre. No niego que soy culpable de muchas de las cosas que han sucedido. No niego también que las cadenas del miedo me han traído hasta aquí…y si no puedo reconocerme en esas ataduras, de quién es la culpa entonces?...camino , camino, camino, sintiendo que la adrenalina lo recorre todo, preparada para encontrarme algo, para descubrir la salida, para…yo qué cojones sé…lo hago sin tener demasiado claro qué puedo encontrarme, aunque ando convencida de que sea lo que sea, no va a gustarme. Espero, espero, espero, desespero en cada paso y vuelvo a entretenerme y a engañarme mientras dejo que algunos recuerdos y otros pensamientos vengan a llenar el vacío y la oscuridad…

Cuando quiero darme cuenta ando traspasando una puerta que me lleva a…al punto de partida. Alejo en el suelo. El charco de sangre se ha hecho más grande. Todo sigue roto. Nada nuevo…nada que no haya visto ya. Que no conozca o reconozca… y llega la desesperanza, esa que se afianza en la yema de mis dedos, me palpita y en ocasiones me quema, supongo que porque por poder, puedo tocarla…y si por pensar estupideces llegué a pensar que ni lágrimas ni gritos quedaban dentro, ahí aparecen, de nuevo, bañando de todo el odio, el miedo, y la falta de fe, las mejillas que escuecen bajo ellas… demasiada poesía para una vida sin ritmos…demasiado abrir ventanas para no estar a oscuras, demasiado engaño para levantarme a diario, demasiadas palabras pronunciadas a destiempo, y demasiado anhelo descorchado sobre pieles equivocadas, demasiada ruina emocional… metralla que ha ido agujereando y haciendo de todo una inmensa red por la que ahora mismo escapa todo…

 

…Quique habla casi en susurros de la chica que llevamos detrás. Me advierte de que no haga nada, de que ni siquiera piense. Me pide que los deje actuar. Me dice que me quede en el coche una vez lleguemos. Y sé que lo dice porque lo escucho y lo veo mirarme, pero las ideas y las palabras van a quedarse en la superficie de lo que sea que los mueve o lanza dentro, y se quedarán ahí hasta difuminarse y desaparecer sin ser absorbidas. Solo algunas se mantienen a flote durante algo más de tiempo, y parecen adentrarse mientras espero con la estúpida esperanza de que dejen de colarse dentro y se difuminen como lo hacen el resto…llevamos quince jodidos minutos en el coche y siento que me falta el aire y que el tiempo choca contra el cristal delantero. No hay semáforos y me planteo que el negro y blanco se haya hecho ya con mis ojos cuando me encuentro preguntándome por qué no se detiene ante el rojo. No hay sirenas. Ni luces. Y recorremos las calles y las rondas a una velocidad de vértigo que se ha instalado en la garganta amenazando con salir despedida hasta chocar contra el parabrisas. Por la radio ideas no absorbidas porque no entiendo y no puedo dejarme espacio para tratar de entender cuando el miedo a perder trata de abrirse espacio para mantenerme cuerdo… unos minutos, solo unos minutos más, por favor…

 

…En esa mierda de espiral destructiva ando cuando ella aparece de nuevo por la puerta que yo acabo de atravesar.

_Perdida hermanita?

Me observa desde encima. Puedo notar que no ha crecido, pero me mira desde arriba. Que me aspen si entiendo algo de todo esto, porque podría asegurar que nada entela ahora su vista, no al cien por cien, claro está, nunca se sabe, y está claro que aunque creí encontrarla, la perdí hace mucho. Nos perdimos…lleva la misma arma que disparase antes, o eso creo, y se acerca al cuerpo de Alejo sin quitarme la vista de encima mientras me apunta con ella. Coloca el índice y el corazón sobre su yugular. No hay reacción en sus ojos cuando no siente nada. Abre entonces su chaqueta en busca de algo. Sé que busca el arma. No sabe que la tengo…Soy incapaz de responderle. Nada llega, excepto millones de preguntas...

_Pensé en matarlos a los dos, que todo quedara en silencio y después vivir contigo, pero entonces me pudo el asco. No creo que me entiendas porque has sido siempre la jodida niñata que acaba saliendo de toda la mierda que le cae encima, porque como bien decía mamá, tienes los redaños suficientes para levantarte tras cada tropezón. Siempre su jodida niña, siempre la más lista, la más buena, la más coqueta, la más simpática, la mejor…incluso después de dejar los estudios y meterte a vivir en esta especie de comuna con este hijo de puta. _ Levanta el mentón señalando hacia Alejo. El asco la recorre por completo. _ Y después de que te fueras seguiste ahí, siempre ahí, sin posibilidad de llenar tu hueco, siempre la segunda, intentando encontrar una aprobación que no llegaba nunca. Entre las palizas que tuve que aguantar sola porque sabías dónde me dejabas y sabías que estaba loca. Loca de odio, loca! Por el daño que gratuitamente ejercía contra todos. Y te fuiste. Sabías dónde me dejabas, y no te importó una mierda, nada te importó una mierda…

_Has matado a Simón?

_Otra pieza. Una casi sin valor, no tardé en convertirme en la mujer del barquero, una vez tuve lo que quise, acabé con él también. Siempre tú. Tardé años en hacerle creer que yo era como tú. Mejor. Me labré su confianza a base de más palos y más lagos, como hiciera Alejo contigo, solo que yo no me fui. Ahí te llevaré siempre ventaja.

_Ya tienes lo que quieres. No sigas.

_Qué cojones dices demente?! Y dejar que lo sepan todo?. Y que tú sigas con tu puñetera vida después de esto?

_Piensas que después de esto eso es posible?

_Encontrarás la manera como has  hecho siempre, mientras yo me consumo esperando verte caer…oh, no. Ni lo sueñes. Esta vez se acabó ser tu sombra.
 
_Beatriz no sigas con esto, por favor..._casi le suplico para encontrar el segundo de distracción que me haga acercarme a la mesa baja que queda cerca de la entrada...

_Cállate! _Y un ruido sordo y seco lo envuelve todo. No siento el golpe que recibo en la nuca cuando golpea contra el suelo. No hay nada. El aire se mueve dentro sin que tenga la necesidad de tomarlo. Llegando a todas las células y renovándose. Recorriendo desde el centro a la punta de cada uno de los dedos de la mano y los pies. Hormigueando allí por donde pasa… un sonido monocorde lo invade todo y creo poder escuchar que es la voz de una mujer apuntando a las notas más altas… la confundo…se mantiene siempre lineal, sin tomar aire…me pregunto si este es el ruido que escupe la irracionalidad una vez te barre hasta que consigue despojarte de todo…escucho y me mantengo allí no sé el tiempo... suspendida. Miro al techo que desprende pequeños puntos de luz que toman forma de humo deformándose hasta casi desaparecer…sobre esa luz que empieza a disiparse junto a la voz, la escucho. La sigo escuchando... su odio llega amortiguado y ralentizado, haciéndose con el mismo oxígeno y llegando hasta la misma punta de los dedos…habla de fuego, de Leo, de Helena, de Chema…o es del fuego?. Habla incluso de mis animales, esos que nunca le gustaron fuesen de quienes fuesen…trato de hacerme con las palabras cuando empiezo a sentir frío, cuando el miedo vuelve a llenarme los ojos y sé entonces que las luces se difuminan por ellas, y el llanto mudo sobreviene solo un segundo después del dolor…casi invadiendo…cercenando...sin haberlo intuido siquiera… llevo mis manos a él para contemplarlas llenas de sangre. Me duele el pecho y empieza a faltarme al aire…las náuseas parecen nacer de la misma herida y tengo miedo a moverme porque sé que voy a poder darle forma al agujero que acaba de traspasarme y voy a comprender la magnitud, la devastación y el espectro de ese pedazo de acero… cierro los ojos y sin necesidad alguna de norte, me sorprendo en el Estigian…sentir el final es casi catártico...
 
Cuídense.
 
Sean Felices.
 
Ciao.

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