HISTORIAS...( XXIX )
Contemplo anonadada cómo el rebujo de tela arde provocando pequeñas fogatas aquí y allí…algo no va bien si ando pensando en esto ahora…es uno de esos momentos raros en la vida, donde tras toda la devastación, una logra encontrar un punto al que llevar su atención con la esperanza que no deja jugar al escondite...logro acercarme a la ventana esquivando algunos fuegos…el sonido del hambre de las llamas lo envuelve todo…
…Veo correr a Chema hacia nosotros. No ha encontrado lo que
busca. Uno de los grupos trata de evitar los cristales que siguen volando…le
grito pero parece no oírme… lo mismo solo lo he pensado y realmente la voz no
ha sido escupida más que en mi mente… Se adentra por una de las ventanas y
trata de sacar a algunas mujeres. Grita pidiendo ayuda y algunos hombres corren
tras él…resulta doloroso verlo así…desaparece
mientras espero a que todos los agentes salgan. Entre algunos hombres logran
sacar a una media docena de mujeres más…espero bajo una lluvia de cristales…los
bomberos no tardarán en aparecer…creo escuchar las sirenas a lo lejos… logro
verlo salir entre algunos hombres. Los gritos de algunas muchachas son tan
desgarradores que busco centrarme en las voces que conozco para no perder el
juicio o echarme a llorar. Acompaña a una de las chicas. Estoy sobrepasada de
la misma manera en que lo están ellos. Intentan auxiliar a las que están peor.
Gritos de dolor y terror que se mezclan entre los que los hombres profieren
pidiendo ayuda aquí y allá. Todo parece irreal, es lo que ocurre cuando la
adrenalina y el miedo toman a partes iguales el torrente sanguíneo…no tardan en
llegar refuerzos. Algunas ambulancias aparecen por la esquina y algunas mujeres
son llevadas hasta allí por agentes que las toman con fuerza para impedir que
se golpeen o les hagan daño. Van hasta las cejas de drogas y algunas deliran y
parecen lidiar guerras con monstruos que solo ellas ven…
… Observo desde la penumbra de la sala toda la escena. Veo a
algunos hombres sacar a otras chicas por la ventana de la sala de al lado…se me
hiela la sangre en el mismo momento en el que el miedo vuelve a golpearme… veo a
Chema y trato de gritarle que se aleje de ella…la voz no aparece y la herida
sangra…el calor y el frío atemperan a ratos mi cuerpo y empiezo a tener la sensación
de no controlar nada y que la vida pasa solo para los demás, sin que tenga fuerzas
para participar en ella, lo achaco a la borrachera de lo que sea que hubiera en
el agua, o a la pérdida de sangre, tal vez es que…puede…tras todo, ya solo sea un
fantasma...
Esa idea ya no me da miedo, y me tambaleo hasta el marco de
la maldita ventana. Tengo la sensación física de ser solo un fantasma…agarro el
arma con firmeza tratando que el centro de gravedad en este momento, gire en
torno a ella…de ideas estúpidas anda mi vida llena…sonrío lastimera porque el
peso de los actos ha desaparecido, y la pesada carga se ha vuelto tan liviana
que ahora mismo el miedo, es solo a perder a los demás…es extraño…no temo…ya no…
Oigo cómo la voz de un hombre la llama y apenas tengo tiempo
a reaccionar. Sintiéndose descubierta arremete contra todo aquel que trata de
acercarse a ella. Chema no entiende y trata de protegerla del resto. Solo él no
lo sabe…siento su rechazo…que hago propio…que siento mío…
…Empuña el arma y veo el miedo y la reclamada compasión en
sus ojos…no me alegra saberla pez fuera del agua, tampoco me importa verla
rodeada de gatos… es lo que tiene la insaciable sed de la justicia que pedimos
para nosotros y que nos queda grande cuando debemos aplicarla a otros…la tengo
de espaldas y camino hacia ella con el arma en alto. No creo que entienda que
los gritos que la invitan a tirar el arma bien podrían ir dirigidos a otros…una
veintena de armas nos apuntan a ambas…la llamo por su nombre. Se gira para
comprobar con algo de miedo en los ojos que su locura tiene los segundos
contados. Haga lo que haga habrá acabado, acaba de volver a delatarse…sitúo a
Chema a sus espaldas, tratando de entender. En ningún momento aparto la vista
de ella…otra que debe tratar de entender y debe pensar en esa justicia terrenal
que los hombres hacen suya mientras intenta dilucidar qué debe hacer…por su
bien espero que haya entendido que todo esto debe acabar aquí y ahora…
Que nadie se mueva o dispare. Todo dicho con el cuerpo, una leve mirada que parece recorrer a todos y cada uno de los agentes que nos rodean...
Que nadie se mueva o dispare. Todo dicho con el cuerpo, una leve mirada que parece recorrer a todos y cada uno de los agentes que nos rodean...
_Tira el arma Beatriz. _ Aparece en sus ojos y no me doy un
solo segundo para plantearme si puede o no ser…solo espero que el segundo
disparo no duela…
Disparo mi arma. Oigo dos descargas más.
…No soy consciente de lo que ocurre hasta que varios
disparos me sacan del sopor en que se han convertido estos últimos segundos, o
puede que en el fondo sea incapaz de reaccionar ante el final de unas horas
angustiosas, o puede que hayan sido días y no haya sabido o podido
percatarme…puede…la veo desplomarse ante mí, ante la atenta mirada de otros
hombres que creo que tienen más claro que yo qué hacer o cómo reaccionar en
este momento. Ese lenguaje secreto que se gastan los polis y que me hace pensar en códigos que desconozco. Vuelvo a sentir que toda esta mierda me queda demasiado grande. Ya
la tenía a salvo…la tenía conmigo… miro el cuerpo de Aroa en el suelo. Veo
correr a Quique y a Arancha hacia la otra mujer. Supongo que estoy lento de
reflejos. Salvé a la equivocada? Y me consume la duda. Hacia dónde dirigirme…a
quién debo tratar de salvar si es que eso
aun es posible…
...El suelo recibe mi cuerpo sin que siquiera haya tenido la
sensación de estar desplomándome sobre él. Es extraño pero no duele. Lo que
realmente acojona y mucho, es tener la sensación de no controlar ya nada en
absoluto. No poder llenar mis pulmones de aire, que algo en la boca del estómago haya anidado de golpe sin darme tiempo a reaccionar. Contemplo durante escasos segundos el cielo negro. No consigo ver las
estrellas. Cuando finalmente el aire entra, lo hace sin llenar nada en absoluto. No siento nada. No
puedo encontrar nada. Estoy cansada, solo eso. Tampoco entiendo por qué estoy
aquí. O por qué ando tendida bajo este cielo…es raro porque siempre pensé que pasarían
por delante las imágenes de los momentos más importantes de mi vida…y lo
único que puedo preguntarme, es si siento paz…
…Un solo grito y entiendo que equivoqué la tinta. Corro
hacia el segundo cuerpo.
...Veo aparecer algunos rostros dentro de mi campo de visión.
Tardo algo más de lo que me gustaría en reconocerlos. Por estúpido que pueda
parecer, siento paz. Si me paro a pensarlo, siento paz. Ya no sé si quiero
sentirla para así pensar en ella o lo hago simplemente para olvidar todo lo
demás. Por poder ponerle punto y final a esta historia… guardarme dentro de
esta sensación de segundas, arrancada desde cualquiera de los miedos que hay
dentro, para evitar todo cuanto ocurre fuera…
…Dos heridas y la mirada perdida. El rostro cenizo y unos ojos que se debaten entre la súplica y perdón…no sé qué hago. No sé qué digo,
e invento y reinvento palabras solo para mantenerla aquí y ahora. Porque tal
vez me puede la culpa de haberla equivocado, de no haberla reconocido…
_Ni se te ocurra hablar, ni se te ocurra irte…
_Pero…
_No he venido hasta aquí para esto. Así que háztelo como
quieras, grítame si lo necesitas, Gritona, pero que no se te ocurra irte, me oyes?_
Asiento sin saber demasiado bien por qué, cuando noto que mis ojos se inundan
de lágrimas, cuando veo el miedo en los suyos, cuando percibo la duda, porque no
creo que entienda nunca que lo que corre por mis mejillas es agradecimiento,
cuando lo veo quedarse a mi lado, sin apartar sus ojos de los míos…
En ocasiones el cuerpo responde mucho antes de que nosotros mismos seamos capaces de saber a qué está respondiendo…busco a Beatriz y miro a mi alrededor esperando encontrarla. Un casi imperceptible movimiento de cabeza, y entiendo lo que Chema trata de decirme…no puedo evitar cerrar los ojos por más que Chema me zarandea o me grita…oigo a sanitarios, los noto hurgarme en las heridas. Siento como algunas abejas van a clavar sus aguijones en mis brazos mientras oigo a Chema susurrar y acariciarme el pelo. Luego el más absoluto y cálido silencio solo roto por un par de rayos que descargan sobre mi pecho…escuchar latir a mi corazón de nuevo… y sueño…
En ocasiones el cuerpo responde mucho antes de que nosotros mismos seamos capaces de saber a qué está respondiendo…busco a Beatriz y miro a mi alrededor esperando encontrarla. Un casi imperceptible movimiento de cabeza, y entiendo lo que Chema trata de decirme…no puedo evitar cerrar los ojos por más que Chema me zarandea o me grita…oigo a sanitarios, los noto hurgarme en las heridas. Siento como algunas abejas van a clavar sus aguijones en mis brazos mientras oigo a Chema susurrar y acariciarme el pelo. Luego el más absoluto y cálido silencio solo roto por un par de rayos que descargan sobre mi pecho…escuchar latir a mi corazón de nuevo… y sueño…
…No soy capaz de entender dónde empiezan o donde acaban sus
heridas. Si están solo las que puedo ver o algo dentro está tan roto que
seremos incapaces de arreglarlo…sí, ambos...observo a los sanitarios verter el líquido
transparente para delimitar el daño. Agujas que van y vienen y su mirada tan
entelada que tengo la sensación de estar perdiéndola. La acuno y la mezo
mientras acaricio su pelo y le susurro que no se vaya a ningún lado, mientras suplico para mis adentros que se quede conmigo…mientras le juro que la necesito y que conmigo
estará a salvo… no creo que puedas llegar a plantearte lo que es sentirla bajo
tus brazos convulsionando y tratando de escaparse. La aferro con todas mis
fuerzas mientras me la arrancan de las manos y observo a escasos centímetros
cómo tratan de devolvérmela…un pitido monocorde, vacío y tan hueco de esperanza que me eriza el bello de todo el cuerpo...segundos después me parece música celestial el leve pitido
rítmico que se monitoriza dibujando pequeños saltos en la línea verde de la
pequeña pantalla que han situado a su lado…no dudo en besar sus labios...quiero que sepa que voy a seguir aquí...como si eso fuese suficiente...desde que la conozco no he hecho más que tener ideas estúpidas...sonrío cuando me doy cuenta de ello...
...Hay ocasiones, muchas, en las que nos fallamos a nosotros mismos porque no tenemos claro que hubiera otro camino que el que hemos seguido…ocasiones en las que fallamos a los demás porque no entienden que no dispongamos de nada más que estas encrucijadas, las nuestras…personas que vienen a juzgar qué atajo tomamos mal…otros que vienen a preguntarte qué hiciste mal y barajan contigo posibilidades remotas sobre giros indebidos o cambios de rasante que creíamos que nos llevarían al abismo, y solo unos pocos que se deciden a caminar a tu lado… sin hacer preguntas, intuyendo, sin la necesidad necia y dolorosa de hacerte verbalizar…porque en ocasiones, muchas también, las palabras no todo lo pueden. Para muestra, los botones de todas y cada una de las camisas con las que nos vestimos a diario y de las que tratamos de despojarnos al caer la noche…cualquier noche…
Hay historias que lo guardan todo y a la vez no esconden
más que la parte más pequeña de la esencia de lo que somos, de aquello que nos
hubiera gustado ser, o de aquello con lo que seguimos soñando algo más de tres décadas
y media después…y aunque lo suyo sería haberse encontrado ya, después de tanto
tiempo, uno sigue lidiando con todo lo que le rodea, haciéndose de miedos
nuevos, habiendo superado algunos de los viejos…arrancando botones y cosiendo
ojales para que la mañana menos pensada, una nueva camisa llena de otros nuevos te
cubra por completo…
Historias que empiezan sin que puedas saber a dónde van a llevarte...y que se convierten en viaje. Que te provocan salir de lo que conocido para meterte de lleno en una habitación a solas con algunos de esos miedos...sin más pretensión que la de poderles dar forma o nombre...para que puedas desonocerte o aprenderlos...historias que esconden agujas y botones por todos los rincones...
Historias que acaban cuando ya nada de ellas queda por contar...
Historias que empiezan sin que puedas saber a dónde van a llevarte...y que se convierten en viaje. Que te provocan salir de lo que conocido para meterte de lleno en una habitación a solas con algunos de esos miedos...sin más pretensión que la de poderles dar forma o nombre...para que puedas desonocerte o aprenderlos...historias que esconden agujas y botones por todos los rincones...
Historias que acaban cuando ya nada de ellas queda por contar...
FIN
Cuídense.
Sean Felices.
Sean Felices.
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