LLEGASTE POR CASUALIDAD...

Callar.
Para evitar el daño.
Y así volver a sentir la vergüenza.
Y si no oyes las palabras no entiendes.
Y has llegado a ellas por casualidad.
Intentando como el resto arreglar sólo la piel.
Y tus ojos se han inundado del entendimiento que me lleva a dejarme morir poco a poco.
Me has pedido que mis ojos no muestren odio.
Y he rogado no sentirlo.
Pero tus súplicas llegan tarde.
Lo entiendes.
Y entiendes que sea como soy.
Sólo ahora que por casualidad llegaste a ellas…

Ahora lo entiendes todo.
Entiendes que deba ahogar el asco que asciende de mis entrañas para inundar mi boca.
Entiendes que haya aprendido a inundar de ese asco mis ojos.
Y dejas de intentar implorarme que olvide el odio.
Quema.
Y no encuentro el tiempo.
No quiero encontrarlo para no tener que aprender a vivir de otra manera.
Puede que viviendo así deba seguir ahogando el asco a diario.
Tal vez no tenga otra manera de hacerlo que esta.

Me puede.
Lo sabes.
Ahora entiendes.
Ahora que por casualidad llegaste a ellas.
Te pido disculpas si alguna de mis muchas tormentas puede herirte.
No me pidas que me desnude.
Aprendí a cubrirme hasta el punto que dejé de reconocerme o buscarme.
No es una buena noche para escribir porque intento evitar las palabras que le darían el sentido de una vez por todas.
Entiendes que lo haga así?
Entiendes que no sea capaz ya de nada en absoluto?
Siento de nuevo el agujero en el alma
Y le pediría a la vida que se escapara a borbotones por ella.
Lo entiendes ahora?
Sólo echo de menos haberla bailado.
Haber correteado a través de su tiempo.
Sólo echo de menos la caricia o la palabra.
Sólo echo de menos otro recuerdo.
Y tras pasar media vida buscando, de haber entendido que no hay otro, me resigno a permitir que me inunden los únicos que conozco.
Lo entiendes ahora…
Yo quise desterrarlos para no entenderlos.
Ya bastante se me escapó todas y cada una de las noches.
No permitas que mis palabras derramen la tuya.
Llegaste a ellas por casualidad…

No las guardes durante mucho tiempo...