JUEGOS QUE ACABAN CON EL FRIO...

Algunas de las palabras que se pronuncian, llevan detrás toda una vida. Algunas de las decisiones, equivocadas o no, llevan consigo todo el color que visten los pentagramas sobre el blanco lino .Los silencios acostumbran a guardar un cubo de colores cuyas caras siempre aparecen incompletas…Las paredes se levantan grises ante el cielo que amenaza plomizo con hacer desaparecer el verano. Sin duda resulta imposible sortearlas…Me niego al propio reflejo. Atándome con fuerza a las flores dibujadas sobre el azul, para olvidar antes siquiera de poder guardar el destello...

_Jugamos a los cuentos?...

_Jugamos a las frutas?...
Tiene pinchos y hojas verdes, y no la puedes morder…

_Jugamos a las sumas?...

_Jugamos a los animales?...
_Está bien. Parece un caballo, vive en la sabana y es blanco y negro…
_La vaca?...

_Jugamos a adivinar señales?...
Esas son amarillas porque están haciendo obras…

Cambia de juego a cada poco…
Como hacemos todos sin adivinar siquiera que con cada decisión, acercamos o alejamos nuestras fichas de la casilla de llegada.
Para mi sorpresa y la tuya, me alejo tras una mala cifra punteada en el dado…
Me quedo tras de ti y observo tu cuerpo de espaldas sobre una casilla de color rojo…
Si me volviera de espaldas a ti, podría recorrer el tablero al revés?
Echar atrás segundos y volver a casa…
Al espacio que me hizo ausentarme entre el treinta y ocho y el nueve…

Ya sabrás por qué ando a los mandos.
Ojalá todos los veintiséis de Julio cayeran en martes o jueves…

…Tras volver a tirar los dados estaba sentada frente a ti con los ojos cerrados…
Sabiendo que tú estabas fingiendo dormir…
Esperando que cruzara el inicio para volver a empezar de nuevo sobre mis antiguos pasos, y pronta volviera…

Hasta entonces anduve sobre las líneas negras que delimitan cada una de las pequeñas parcelas…
Intentando borrarlas con las suelas de los zapatos…
Para así dejar que se esparcieran junto a los otros colores…
Esperando que tú tomaras algunos números entre las manos y encontrarme una barca hecha de ellos…
No sé…

Me arrepiento de haber pensado que todos los veintiséis deberían ser iguales…
No si esta noche no consigo dejar de temerle a los ojos…
A la boca.
A cada uno de los segundos que tenga que desterrar de forjar recuerdo alguno…
A sabiendas que son ésos los que han mantenido mis cuatro fichas dispuestas y preparadas para alejarse de la meta…
Buscando celdas…

Como canta Vetusta Morla, toca definir el trazo…
Situarse de nuevo en la casilla de los vicios imperfectos de días raros…
…
Ciao.