PUEDE EL CARNERO DESENMASCARARLO?.. ( XXIII )
...El aviso no tarda en llegar al piso, y todo ocurre a mi alrededor rápido y convulso mientras mi tiempo parece haberse ralentizado hasta el punto de detenerse dentro y fuera. Todo parece irreal. Los veo moverse y me he quedado anclado al suelo, como si mi cuerpo se hubiera vuelto de plomo de golpe.
Los policías han podido dar aviso. Las noticias llegan pero
hechas un nudo que nadie sabe deshacer y que tampoco nos facilita que podamos
entender la gravedad de los hechos, al menos yo no entiendo nada. Han disparado
al coche que seguía la pista de Aroa. Uno de los agentes está herido. Pregunto
pero nadie puede contestarme. Entre órdenes y shock quedan suspendidas en el
aire, y entiendo pronto que no puedo molestar, y aunque por más que intento
hacerme con la visión de lo ocurrido, no entiendo nada y comprendo que lo mejor
es mantenerse al margen y dejarlos hacer. Joder!, qué coño está pasando?
Logro reaccionar solo cuando la voz de mi hermano vuelve a
preguntarme si estoy bien. Sé que es la segunda vez que lo pregunta, ni
siquiera lo he oído la primera, pero tiene esa misma cara que ponemos
todos, alzando las cejas y arqueando hacia fuera las palmas de sus manos hasta
casi colorarlas hacia arriba. Asiento y me llevo las manos a la cabeza y me
muevo en apenas dos metros lineales que llego a recorrer un par de centenares
de veces. Miro. Observo, y el puto y jodido corazón sigue golpeando tan fuerte
que no sé en qué momento va a salírseme del pecho. Hiperventilo. Y pienso,
pienso, pienso, en nada en concreto, porque nada puedo pensar cuando no
entiendo, y ni siquiera puedo declinarme por una u otra macabra idea, aunque
como sombras aparecen reflejarse en algunos espejos en mi mente para luego
desaparecer, las peores.
Puedo ver en sus caras la preocupación. Calculo que la mía
debe mostrar lo mismo.
Creo que nunca antes una noche se me había hecho tan jodidamente
larga.
Voy a la cocina a preparar café. Las cámaras apenas muestran
nada y nadie parece estar por la labor de reparar en mí.
Hago un par de cafeteras y reparto el café entre los seis
agentes que hay allí. Cargados, sin azúcar porque con los putos nervios no he
podido encontrarlo. No creo que nadie repare en el café ahora mismo, nadie se
queja.
La cajetilla de tabaco que hay sobre la encimera de la cocina me invita a fumar, de nuevo. Conseguí dejarlo hace ya algunos meses.
La cajetilla de tabaco que hay sobre la encimera de la cocina me invita a fumar, de nuevo. Conseguí dejarlo hace ya algunos meses.
Vuelvo delante de las cámaras, busco una de las cintas y
visiono imágenes hasta dar con una que hace que detenga el reproductor para
congelarla. No sé por qué lo hago, y pronta pasa veloz la macabra idea de que
ande preparándole una despedida antes de tiempo sin ni siquiera saberlo. Una
amago de culpa aparece y me deshago de ella y paso a reconfortarme con otra que
me lleva a pensar que tras un maldito cristal, el de una maldita y enana
pantalla de televisor, tras el blanco y negro de una imagen, su sola visión pueda
darme una pista, decirme algo, algo, por poco que sea…estoy empezando a
actuar de manera poco racional, lo sé. Creo que en momentos así está permitido casi
todo…
_Quienes iban?
_Escueta y su acompañante.
_ García?
Veo asentir a mi hermana.
_Estaban esperándolos. Creemos que era uno solo. No hemos
dado aun con él. Sabremos más en cuanto llamen del hospital. Creo que será
mejor que descanséis. La hemos perdido. Parece habérsela tragado la tierra. La señal
dejó de emitir escasos segundos después de subir al coche.
_Inhibidores?
_Estoy segura. No sé si volverán a dar señal en algún
momento. Necesito a dos hombres guardando las imágenes y las escuchas, la
comunicación podría volver en cualquier momento.
No pienso moverme o pronunciarme, quiero que olviden que
estoy aquí, y no voy a marcharme, no pienso quitarle el ojo a las pantallas.
_Romanos y Fernández están avisados?
Otro asentimiento mudo. De esos que parece valerles para
entenderse, cuando yo ando comiéndome la cabeza por no entender una mierda!
_Alguien puede decirme qué coño está pasando?
_No lo sabemos, Chema. Este caso parecía más sencillo al
principio.
_Y la cosa empieza a joderse, no es eso?
La veo asentir.
_Y ahora qué?
Mi hermana levanta las cejas y mira a mi hermano. Se
devuelven la mirada. Luego silencio.
_Descansa Chema, en cuanto sepamos algo…
_Vale, pero me quedo aquí.
_Aquí no vas a poder descansar.
_Y dónde voy a hacerlo según tú?
Es uno de esos momentos en el que el cuerpo decide mostrarse,
algo así como el momento macarra “no me toques los huevos hermanita y ni se te
ocurra darme lecciones de nada”, y las palabras se apoyan en él, en el encuadre
de los hombros, en sacar pecho, …no sé qué coño estoy haciendo, el caso es que
funciona… o no. Pero no pienso moverme.
…Anoche dormí con ella. He recordado cómo lo hacíamos cuando
éramos chicas, y amanecíamos algo envueltas y revueltas entre las sábanas o las mantas y hechas
un amasijo de miembros. Sé sin duda que no me negaron el beso más que para
evitar las drogas de mi copa. Así funciona esto…Esta mañana me he despedido de
Beatriz. Ella vuelve. Le aseguré que la cuidarían y que la ayudarían con Helena.
Alejo estuvo conforme y permitió que fuera sin previo aviso, sé con certeza que
había otro brillo tras los tranquilizantes que velaban sus ojos. Creo que
pudimos despedirnos sabiendo más de la otra que pocas veces antes, e incluso
nos disculpamos por todo aquello que desconocemos ahora y desconoceremos siempre…
…
_Puedo pedirte que no vuelvas a drogarme o a chutarme sin mi
consentimiento?
Sonríe, sabe sin duda de lo que hablo. Sé que lo sabe.
_Y si…
_Si las necesitara, te las pediría, pero no quiero volver al
juego sin saber qué narices hago o digo, y si quieres jugar limpio, quiero
entenderte, estas son las reglas.
_Solo hay una.
_No. Pediré que pares y lo harás. Tendré miedo, y lo
respetarás, dejándome espacio. Te pediré explicaciones y puede que sea incapaz
de entenderlas, y en todo, todo momento, sabrás quién soy y cómo me siento. No
habrán palabras después de las mías, las respetarás. Y no me las exigirás ni
las pronunciarás si no son realmente necesarias.
Asiente enarcando una ceja y elevando la comisura, su mirada
de depredador se esconde tras la que muestra. Está de acuerdo. Me levanto de la
mesa sin excusarme. Llevo el plato a la pica y vuelvo a la habitación.
Medio tramo de escalera y oigo como desde su base pronuncia
mi nombre. Mi nombre, ese que detesté siendo niña y que suena tan jodidamente
bien en su boca.
_ Estás segura de que eso es todo?
Dudo. _ No vuelvas a besarme.
No lo espera, o sí, pero su cuerpo reacciona ante la
sorpresa.
_Está bien. Saldremos mañana por la noche. Prepárate. He
dispuesto todo lo que necesitas. _Parece incómodo, enfurruñado incluso.
Respiro hondo y medio asiento. Solo eso...
Cuídense.
Sean Felices.
Ciao.
Comentarios
Publicar un comentario