FUEGO...( XXV )...
…Soy incapaz de mantenerme en el tiempo que pasa fuera de mi
cuerpo. No puedo andar sobre él ni siquiera de puntillas. Mi cabeza tarda demasiado en hilar un
pensamiento, zurcirlo a otro es una tarea titánica y resulta desesperante caer
una y otra vez en el mismo, una y otra vez, mientras tomo carrerilla para ver si de esta
manera logro imantarlo a otro y empiezo a darle sentido a cuanto me rodea…me
disperso…cada vez me cuesta más encontrar la idea principal…caigo en un
duermevela .
Apenas puedo moverme y solo tengo consciencia de algunas
partes de mi cuerpo. Las extremidades parecen haber desaparecido.
Desconozco el tiempo que paso así, recostada y amodorrada
mientras la luz que debe entrar por alguna ventana va dando forma a todo lo que
hay más allá de estas sábanas blancas.
Mi yo natural, ese que conoce bien y que consigue hacer mutar siempre que
lo tengo cerca, se pone en lo peor, y antes de dar cabida a cualquier otro color
que no sea el gris, me lleva a pensar de manera lenta, siempre lenta, en locura
y amnesia…
Repito ese mismo pensamiento un centenar de veces antes que
otro pase fugaz y pueda cazarlo al vuelo. Me he convertido en lo que pienso? Es
eso?…en eso quiere que me convierta?...escucho notas a piano…vuelvo a dormir.
De vuelta del letargo el cuerpo duele. Todo. Puedo mover mis
manos pero parecen de cemento armado. Compruebo con rabia cómo la piel está
descamada, agrietada e incluso con cientos de pequeños cortes que la recorren.
Algunas zonas escuecen. Otras duelen. Apenas hay un centímetro que no esté
cubierto por las heridas que les ha provocado el frío…Ay...
…Imagino otras manos lentas sobre las teclas blancas, “Tiersen”,
o puede que “ Mertens”… tal vez…armoniosas, delicadas, haciendo de cada presión
la melodía y de cada pausa el ritmo y el silencio necesarios…y una de aquellas
películas en blanco y negro que pasan veloces entre velados, sepias y algún que
otro negro que se colara por despiste…el blanco al final del rollo…en la
pantalla en la que se han convertido las sábanas, pasan las imágenes que sería
incapaz de recordar de no estar aquí y ahora…grandes carcajadas quedan
suspendidas entre el mudo…el sonido de las olas al romper en la orilla,
sepultado bajo la sal…imágenes del cielo y la hierba…de alguna construcción
medio en ruinas en medio de la nada…un pastel con seis velas…la línea que
divide el horizonte y permite diferenciar el cielo del mar…dos traviesas niñas
con trenzas que corren de un lado al otro sobre la arena intentando izar una
cometa…el hilo que se rompe y luego el cielo, solo el cielo en el que
desaparece…blanco…
...No hay respuesta ni reacción ante la pregunta. No reconozco
la voz, tampoco cabe aquí. No quiero volver de dondequiera que sea que me han
llevado esas imágenes. Intento volver a ellas pero vuelven a interrumpirme y se
desvanecen por completo, convirtiendo solo en sábanas a las sábanas…dejando un
olor a melancolía solo mía…en uno de los pocos oasis que todavía me pertenecen…
Podría pensar en un número inconcreto de preguntas, las que
creyera acertadas, las que no puedo escuchar, las que no me quedan claras, las
que ya contesté alguna que otra vez o las que no quiero oír…y todo sería en
vano…
No hay respuesta y busca en mis ojos, esos que le muestro.
Vacíos, y tan faltos de respuesta que nada puede encontrar en ellos.
Me siento como una muñeca a la que abraza con miedo a
perder. Lo oigo hablar, disculparse una y mil veces…no quiero plantearme si
realmente este estado en el que me encuentro es real, tengo miedo de que una
sola palabra salga de mi boca, y la sigan otras miles…en el fondo espero que
crea que ya me ha perdido y que haga lo que haga no va a dolerme. Me aterra
imaginar en qué habrá convertido su enferma mente los otros ríos, de cuánto
necesita despojarme o de si en algún momento habrá cupo de maltrato, locura y
maldad…
Observo. Solo observo, incapaz de pronunciar una sola
palabra, imaginando como cuando era niña que cuanto pasa a mi alrededor no está
ocurriendo en realidad. Quise tardar tiempo en entenderlo entonces, cuando no
habiendo cumplido aun los siete, veía aquellos noticiarios llenos de imágenes
de niños que morían de hambre, aquellos otros que mostraban imágenes de
guerras, o aquellos otros en los que la naturaleza humana llevaba a mis adultos
a actuar de forma irracional y haciendo daño. No, no eran meros informativos con los que
entretener a mis adultos durante la hora de la cena… y tardé todo aquel tiempo
porque no quería ser consciente de la maldad que mueve el mundo…lo mismo ocurre
ahora, y me siento a salvo desde aquí, desde este pensamiento desde el que
trato de alejar cuanto me rodea…hay cosas que no cambian…solo que a veces pasan a no convencer como lo hicieron
entonces, porque te has vuelto uno de esos adultos, porque tal vez has
visionado demasiadas de esas imágenes, porque ya no duelen lo mismo, no pueden
doler lo mismo, ni impactar igual, ni remover a la conciencia de la misma
manera, porque ya no te sientes con las mismas ganas de cambiarlo todo, porque
conoces más, mejor, aunque tanto conocer te haya hecho percatarte de que no hay
engaño, y eso haya acrecentado la idea que he tratado durante todo este tiempo
de rehuir, la de que el hombre es el peor animal que pueda acompañarnos nunca,
el mayor de los errores…
…Una leve señal y las alarmas vuelven a dispararse poniendo
a todo el equipo en marcha. Apenas unos segundos y el dispositivo del teléfono
parece haber dado una señal. Veintitrés horas de la nada más absoluta. Esa que
por no ser, ha convertido en agonía todo, y ha convertido en todo también el silencio,
la espera, la fe…
No sabemos si estamos en lo cierto o puede ser una falsa pista.
La seguimos. La siguen. Un par de coches se dirigen hacia el lugar y tras horas
de espera en la que alguna llama prende en algún lugar, uno deja de respirar
por si su propio aliento pudiera apagarla…Las preguntas dejan de formularse
dentro por miedo a encontrar la respuesta que no queremos… la conciencia se
deja llevar por la amnesia de las emociones, la fragilidad del deseo pasa a
convertirse en pesada piedra para que nada ni nadie pueda perturbarla allí en
el lugar en el que la hemos escondido, y aguardamos…una fina lluvia ha empezado
a caer y el cuerpo vuelve a retorcerse
entre las descargas del frío que me recorren por completo. Contemplo el bello de
mis antebrazos y me reconforto en la estúpida y enfermiza idea de que es ella
la que anda acariciándolos. Tan dura con todos, con la vida, consigo…tan miel
caliente coraza adentro…tengo la necesidad imperiosa de vomitar hasta acabar
llorando y golpeando las paredes del pequeño baño…
…Varias mujeres se hacinan en la jaula como si fueran
animales. Llevan cadenas en el cuello y
que unen sus manos. Observo impávida. Nadie lucha o se extraña. Nadie repara en
cuanto ocurre. Ninguna da muestras de extrañeza o miedo. Ninguna se revela. Y
yo solo me pregunto por qué soy solo espectadora. Por qué se me absuelve del
castigo…
Espero la lluvia. No hay llanto, ni frío, ni dolor, ni pena,
ni horror, ni dicha por creer o lucha que las lleve a sentir miedo… no hay nada
en sus ojos. Es extraño porque llego a plantearme desde donde estoy, que ya
estén muertas…ya deben haberse encargado de despojarlas de todo…y si no, lo
habrán hecho todas las mierdas que hayan podido inyectarles o …
Una docena de hombres entra por la misma puerta por la que
lo hiciéramos antes nosotros…no tardan en rodear la jaula y apenas puedo verles
el rostro…unen sus manos en sus espaldas, escrutando a las mujeres,
deliberando, sopesando…puede que de todo cuanto vea, lo que más me asuste sea
el silencio… la naturalidad en sus actos…la falta de culpa en ellos…
No hay impacto alguno cuando al alejarse de las mujeres observo cómo éstas se
han apiñado en el centro. Apenas hay espacio para todas y allí dentro pasan
algunos minutos antes de que nadie se mueva. Solo observan. Como lo hago yo…durante
unos segundos que se me hacen eternos atisbo cómo algunas, las menos, vuelven a
la realidad poco a poco…y entonces el horror en sus ojos cuando vierten
alrededor de las columnas de hierro que las mantienen presas, un líquido que
no tardan en prender…me falta el aire porque apenas necesito de una décima de
segundo para entender que no puedo no creer en aquello, en que sea una farsa.
Que no puedo seguir negándome a entender cuanto veo. Que no puedo esconderme
bajo las sábanas y esperar a que todo pase…intento convencerme de que en
ocasiones es únicamente necesario ese pensamiento para llevar a cabo una acción
que llegará seguida del impulso…sea el que sea…no por salvar a nadie, si no porque
uno pueda salvarse a sí mismo de las locuras del otro…una acción, por pequeña
que sea…esa que pueda marcar una ínfima diferencia…
…Algunos llantos seguidos de
quejidos y preguntas que no se atreven a deambular entre el espanto y la
realidad que las rodea…Flegetonte…y entonces pienso en que las tornas se han
invertido…que deberían ser los animales que están fuera de la jaula los que
estuvieran encerrados dentro…que jamás dibujé esa laguna como ellos la
entienden… que el calor debía atravesar el alma hasta quemarlo todo…que el
fuego no debía abrasarnos, que debía dejar arder cuanto hubiera habido
antes…nunca lo quise así…nunca quise esto…creí que las cicatrices que luego
vestí con tinta les habría hecho entender…ingenua y siempre estúpida una mil
veces porque ya no se trata de mí, si no de ellas…vuelvo a la habitación cuando
tras un quejido me lleva a imaginar gatos deformes que se acarician contra mis
tobillos…y recuerdo...
…no pienso en si me cuesta horrores levantarme de aquella
jodida cama, me puede el maldito cabreo, me puede que me hagan cabrear, no
reparo en el dolor de mis tobillos o en el de mis manos cuando trato de apartar
las sábanas y me pongo en pie tambaleándome. Me da igual que me vean desnuda y
ni siquiera reparo en si llevo algo de ropa, esto es macabro se mire por donde
se mire, un desnudo más no va a marcar diferencia alguna. Hastío y ganas de
vomitar cuando vuelvo a notar el mundo bajo mis pies…mientras trato de
acercarme a la jaula arrastrando conmigo la sábana…en busca de algo de la
humanidad de la que todos presumen llevar dentro…
Me coloco delante de Alejo que observa absorto y tan ido la
escena, que me cuesta disuadirlo de seguir mirando a las mujeres.
_Para esto, ahora!_ No hay respuesta…_ Alejo!
Miro a los demás hombres y noto decenas de ojos puestos
encima de esa maldita cárcel. Ya no sé si lo estoy imaginando, si nada ocurre y por eso no hay
reacción, y solo tengo una manera de comprobarlo. Hago un burujo con la sábana
y me acerco a la jaula. Entonces murmullos de los hombres, solo entonces.
Cabrones, malnacidos!
Tomo el amasijo de sábana y empiezo a golpear el suelo, la
cara me arde. El fuego hace que me cueste respirar, y entonces la veo. Me
suplica con los ojos que siga haciendo lo que estoy haciendo. Es la rabia y el
ansia que se apoderan del momento las que me permiten golpear contra el suelo
una y otra vez la cada vez más chamuscada tela. Maldigo y lloro entre dientes
mientras el calor me abrasa los brazos…pequeñas esquirlas de sábana negra
empiezan a revolotear a mi alrededor…ahora entiendo que no hay indulto, y
cuando unos brazos me toman desde detrás golpeo, y me deshago de ellos mientras
intento seguir apagando las llamas…el rostro de Chema aparece ante mí, me falta
el aire, cierro los ojos, ahora no.
Corre raudo por mis mejillas quemándome…
Esa parte más animal de la mujer no se sorprende en absoluto
del acto tan aberrante como incomprensible que nos lleva a creer que tenemos el
poder de hacer y deshacer sin tener en cuenta consecuencia alguna, o dolor…
Impasibles. Observo en sus rostros la maldad que los baña
por completo…
La perversión los cruza y toma una forma diferente en cada
uno de ellos.
Si hay errores de la naturaleza y estos hombres lo son,
nacieron malvados.
Me pregunto de dónde nace su necesidad de mutilarlas.
Empiezan cortando de raíz toda humanidad, cambiando roles y convirtiendo en animales
a quienes merecen ser respetados por igual…rabia…las mutilan de razón, de
respeto, de pensamiento, de emoción, de vida...
En qué momento cruzaron la línea? Cuándo les sobrevino el
golpe? Ese punto de inflexión que lo cambia todo siempre a peor?
Creen que somos trofeos. Objetos sin valor más que
para sus macabras fantasías...
Tan enfermos como para infligir todo el dolor y el horror
físico y psicológico hasta controlar a la persona…y desconozco con qué fin…qué
esperan luego? …de qué les vale todo esto? …de qué va a valerles si luego se
deshacen de ellas de esta manera atroz? …no quieren enseñar nada... no esperan
que aprendamos nada…disfrutan de la mezquindad y el deleite de sus actos…humillan
para acrecentar sus psicópatas fantasías…no hay fin válido…solo caminos
escabrosos hacia la crueldad y la peor de las abominaciones…eso debe
moverlos, el asco…el propio y el ajeno…hacia la vida, hacia quienes no siendo
ellos la poseen…
Cuando entiendo que no voy a poder ayudarlas sola, solo se
me ocurre una cosa, reparo entonces en el hombre que tengo más cerca, el que
aguanta el recipiente con lo que sea que prende las llamas, y me acerco a él
que permanece impasible, sus ojos me dicen que la sola visión de esas mujeres lo ha
transportado a otro lugar, así que derramo sobre él el líquido que aún le queda
y acerco la sábana que prende de un lado. No hay reacción, ni suya ni de los
otros… pronto las llamas empiezan a devorarlo.
Me acerco a Alejo con el recipiente vacío y la sábana en la
otra mano.
_Para esto! Sácalas de ahí!
_Aroa…
_Sácalas de ahí!!!!_Varios hombres se acercan a la pira
humana y tratan de apagar las llamas que lo devoran vivo mientras impasible
observo como las chicas dentro de la jaula se debaten entre respirar y apiñarse
o trepar las unas sobre las otras para salvarse…es todo tan brutalmente dantesco
que el cuerpo se me revuelve entre el mayor de los ascos experimentados nunca y
el peor de los odios que hubiera creído poderme permitir engendrar jamás…
Lo golpeo, lo araño, lo zarandeo y parece reaccionar apresando mis manos.
Aprieta el diminuto botón del dispositivo que guarda en su mano. Me zafo y me acerco a la
jaula y trato de sacarlas pero las que no andan a punto del colapso, siguen
bajo los efectos de las drogas…
_Hay que sacarlas de aquí! Ayúdame, maldita sea tu locura
una y mil veces!!!!!_ Despotrico, insulto, mientras las llamas me queman las
piernas y los hierros se me pegan al cuerpo arrancándome los pedazos de piel
allí donde van a tocarla… _Agua! Enciende el agua!!! Vamos!...repito una y mil
veces en mi mente el mismo mantra, pidiéndole ayuda a un dios que siento que nos
ha olvidado…y que me plantea que solo sea un diminuto David luchando contra un loco,
depravado, enfermo y loco Goliat…no por favor… no por favor…
Cuídense.
Sean Felices.
Ciao.
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