VENTANAS QUE NO DAN A CIELO ALGUNO...( O POR LO MENOS DESDE DONDE MIRO NO SOY CAPAZ DE VERLO...)


Tengo la impresión de que debes notarlo.

Como yo.

Y que le das misma importancia que yo le doy.

Ninguna.

Al menos por ahora…

O eso creo.

Porque lo cierto es que si estoy planteándomelo, puede que una de dos, o realmente ande yo en otra de mis nuevas y socorridas pajas mentales, o que solo sea que me planteo porque como humana no demasiado evolucionada que soy, me toque y punto.

Esto de “no demasiado evolucionada” puede traer a engaño, así que aclaro para que los machos Alfa que anden leyendo, no sientan ni por un momento que somos inferiores.

Me refiero al humano en general y al de ambos sexos en particular….
Conociéndome como me conozco ( más bien poco), pero con la ayuda de mi tan querida Rita, sus pros y contras en una balanza, y el rollo metafísico que se trae a veces, hemos (ha) llegado a la conclusión de que es paja. Sin más.
Así que nada.

A pasar página de este mes de Diciembre en cuanto antes.

Que seguro que Enero trae palabras nuevas que vistan como guante, grandes o pequeños segundos...

Porque sigo escondiéndome tras la persiana.

Dejando la luz apagada para no contemplar mi cuerpo o imaginarte debajo.
No ver a dónde van mis manos…

…Sólo para verte aparecer, meter la llave en la cerradura y perderte edificio adentro.

En ocasiones me puede el cansancio, e intento dormir apoyada en la ventana.
Buscando cojines para no tocar el frio cristal, o acomodándome para que a la mañana siguiente no me duela el cuello.

Me tapo con la manta que anda a medio tejer, y entelo el paño de cristal sobre el que se mecen mi boca o nariz…

Tengo la impresión esa rara que me en ocasiones me hace dormirme sintiendo unas ganas horribles de vomitar, pero para entonces, la mala postura adquirida ya ha convertido mis pensamientos en pasto de cualquier mal sueño…
En ocasiones me gustaría poder morderme la lengua.
Lo más prudente en días normales es atarme las manos a la espalda y dejar que las horas corran.

Así, y tras el empuje de creer haber actuado correctamente, esa sensación rancia en la boca desaparecería…

No sé.

Ya te dijo Rita que sólo era paja…

Lo mismo con echarle una cerilla todo quedaría en nada.

Yo seguiría sintiéndome tan madura como me permiten los años inacabados de fugaz adolescencia y tú desaparecerías para siempre entre el humo negro y el olor a piel quemada…

Y luego, tras las heridas, sólo la necesidad de recomponer los pedacitos chamuscados, y el olvido obligado a no ser. No estar. No haber existido. No haber ocupado espacios. Muchos. Casi a diario ( por no mentirte y decirte que en el fondo, llevo demasiadas noches apostada en la trinchera de una ventana desde la que ando volviéndome loca. De nuevo…)

Cuídense.

Ciao.

;-P

Comentarios

  1. Alguien debería prohibir ciertas ventanas a ciertas horas y para ver según qué cosas, y fomentar las lagartijas impertinentes.

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  2. Esa persiana quiere pronunciarse.

    Tras las heridas, nadie escribe. En realidad apetece lamerse y destrozarse. Así de extraños sois los humanos, que buscáis trincheras donde sólo hay un vacío, y apenas habláis con la Noche, la que es más madre que todas nosotras juntas.

    Ahora sé que Rita es el nombre de un restaurante de Barcelona que mola mucho.

    Nos tenías a todos engañados, pecadora.

    Besísimos.

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