HUBO UN TIEMPO...

Hubo un tiempo en que se me antojó de manera casi enfermiza, pasar bajo tu ventana.

Apedreando las farolas que dibujaban mi sombra sobre el húmedo asfalto.

Ahuyentando a patadas a los gatos que se acercaban, acostumbrados a que alguna de tus vecinas bajara a ponerles comida entrada la noche.

Había contado los árboles.

Cada una de las hojas que los vestían.

Y sabía que aún me quedaba otoño.

Había llegado a contar el número de hojas, para que así al caer, siguieran enmudeciendo mis pasos.

...Hubo un tiempo en que la lluvia que me impedía escucharte, era la misma que te hacía asomarte al alféizar para otear la ciudad de la que me escondía.
Sin que pudieras o quisieras percibirme.

Vi desnudarse a los árboles.

Llegué a algunas mañanas acurrucada junto a los contenedores, insomne por completo.

Calada hasta los huesos de toda la luz que pudiera robarle a la noche y que muy en contra de mis necesidades, me devolvía la maldita mañana…

Apreciando las pequeñas velas que colocabas en la ventana justo antes de apagar la luz.

Podía escuchar las notas con las que envolvías su cuerpo.

Sin saber siquiera cuántas de las noches acabamos siendo tres en tu cama...


...Hubo un tiempo en el que alquilé el suelo de tu piso sólo para saber hacia dónde se movían tus pasos.

Guardaba silencio sentada con las piernas sobre el sofá y miraba al techo cuando el ruido de una silla me desvelaba y perdía la cuenta o la dirección…

Llegué a vaciar de muebles mi sitio para que el eco resonara, sólo por miedo a que no pudiera oírte cuando decidieras hablar en voz baja…

…Y ahora que paso de largo sin detenerme,
contemplo que alguien se encargó de arreglar el desaguisado.

Los gatos aprendieron a no acercarse.

Las farolas descubren a cualquiera que por allí pase.

Y tú desconoces cuántas noches acabé siendo tuya.

Cuídense.

Ciao.

;-P