DÍAS RAROS SI APARECE EL TAL MURPHY...

Lunes 30 de Agosto.
Y aunque parece que todo lo bueno se acaba, apenas lo bueno ha durado unos días…
Las mujeres que lean esto, y sean madres, aplicarán aquí el término sobrevivir…
Pero o es eso, o es acabar loca de remate.

…Me dispongo a entrar en el piso acompañada de peque.
Llevo en su mochila los deberes.
Él lleva en la mano su Nintendo.
Al entrar me dice que ha perdido el lápiz táctil.
Le digo que espere mientras mami va a ver si lo ha perdido en el ascensor o en la portería o en el rellano .
Lo dejo en el piso junto al bolso, la bolsa de deberes y el gato, cierro la puerta y tras examinar lugares varios, vuelvo a la puerta y meto la llave en la cerradura…
Treinta segundos a lo sumo. Lo juro.
Incapaz de hacerla girar, me percato de que el lápiz anda entre el marco de la puerta y ésta, imposibilitándome abrir, y si sigo forzando la llave acabaré por romperla.
El miedo se apodera de mi estómago y la parte baja de mi nuca.
Dejé en el piso el teléfono y salí sólo con las llaves que de poco me sirven en estos momentos.
Sólo dispongo de una llave y de mi hijo al otro lado de la puerta.
Llamo al timbre vecino.
No hay respuesta.
Llamo a mi hijo y le pido que se acerque a la puerta y haga girar el pomo, pero no puede.
Salgo corriendo hacia las otras puertas, y tras picar en ellas, sólo un hombre aparece tras una.
Le explico lo que pasa.
Le pido si puede ayudarme…
Con toda la calma que puedo fingir porque el miedo se ha apoderado ya del resto de mi cuerpo, le pido a peque que se aleje de la puerta.
El hombre consigue tras tomar el pomo central y elevar un poco la puerta que la llave gire y tras sacar el lápiz de la Nintendo que había quedado trabado en la puerta, compruebo que mi hijo ha echado el cerrojo.
Lo miro a través de la abertura y veo miedo en sus ojos.
Tengo que pedirle que lo quite, y para ello necesito cerrar de nuevo dejándolo dentro.
Se lo explico mientras mi voz parece calmada pero por dentro un saco de nervios se ha abierto.
No lo noto con miedo, o eso quiero creer.
Tras algunos intentos, mi hombrecito logra quitar el cerrojo y puedo entrar aún temblorosa, dándole la espalda al amable vecino que se asegura de dejarnos en buen estado y a quien agradezco más tarde la inestimable ayuda…
Descanso aliviada, tras haber pensado en llamar a los bomberos, a la policía, al 112 al 091 y a todos los números posibles….
Qué probabilidades hay de que algo así ocurra?
Y si el tal Murphy es tan divertido, por qué cuando hace acto de presencia en mi vida no logro encontrarle el lado divertido?...
Hay cosas que no cambian nunca.
Sigo siendo una ceniza.
;-P

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