PROBLEMAS AL INTENTAR CONTRIBUIR...

Que a estas alturas de la noche ande planteándome si elegir una entidad financiera u otra, es señal inequívoca de que algo no anda bien.
Lo mismo es sólo que esta mañana tuve que patearme tres hasta dar con la que quisiera cobrarme un maldito impuesto.
A este paso no habrá manera de pagarlos en ninguna.
Otra de las cosas que me planteo, es que definitivamente estoy chapada a la antigua.
Sólo hay que mirar mi cartera para darse cuenta de que una mujer de treinta y pocos no es nadie en esta vida sin una maldita tarjeta de crédito.

La odisea empezaba esta mañana.
Hace un par de meses que debía estar pagado, aunque sinceramente tampoco creo que haberlo pagado a tiempo me hubiera librado de demasiados problemas que no deriven en la parte económica, porque a intereses no les gana nadie a estos. Y si ya es jodido tener que pagar por conducir, después de haber empeñado uno de tus hígados para comprar un coche, que te sableen a intereses la deprime a una.

El día que decidáis pagar un impuesto, aseguraos de varias cosas.

La primera es la forma en que podéis pagarlo.
_Vía internet.
_Vía oficina. ( Sin especificar de qué forma y en qué horarios).
_Y vía cajero automático con el lector de barras.

Se detallan más abajo algunas de las oficinas que recaudarán nuestros impuestos.
Casi una docena de ellas!
Que tú piensas: No está mal.
El caso es cobrar. Y facilidades no las dan casi dos medias docenas de entidades.
Y te diriges a la primera.
Y debe ser porque estoy haciéndome mayor, pero encima siento orgullo de ser una buena contribuyente.
Tardía, pero buena.
Es lo que ocurre viviendo en una casa que no es la tuya, y donde al resto parece importarle bien poco que debas pagar casi un 30% más, y traspapelen las cartas así como así, para escribir en ellos la lista de la compra o cualquier número de teléfono.
Que la mañana que te pones a buscar en los listines ( tenemos dos además de pos it varios), en ninguno encuentras el número que buscas porque no aparecen ordenados o en orden alfabético y ni mucho menos actualizados, que aún anda apuntado mi número de mi primer teléfono móvil.
El caso es que para buscar el número, o contoneas tu cuello de un lado al otro, o giras la dichosa agendita hasta acabar dándole la vuelta por completo.
Y entre una de esas páginas aparece el sobre…

Cara de pánico al buscar el nombre y reconocerte en él, porque si la carta no es para otro, te toca pagar fijo, y con la fiesta de correo que hay en casa, ya vas tarde seguro.

Y vas tarde sí, y mucho.
Es el último día para pagarlo.

Y ahí es donde decido que la celulitis sigue persistiendo en mis largas piernas, y decido recorrerme el pueblo de punta a punta hasta encontrar un dichoso banco, que acepte el maldito dinero y me haga parecer una contribuyente feliz de serlo. ( El tono de la lectura imaginaria que andáis haciendo, deberá ir subiendo de tono a medida que se pronuncie la última frase. De manera ascendente y atropellada y así le ponéis a la historia, la voz de una mujer cabreada, porque vale que vaya tarde, pero recorrerme tres bancos para pagar el puñetero impuesto de circulación, tiene tela.)
No apuntarme cuándo me llegan los impuestos, también. ( Aquí el tono histérico no hace falta. Básicamente porque acabo de darme cuenta de que mucha parte de culpa es mía. Lo reconozco. Vale).

LA CAIXA

_Buenos días. Vengo a pagar esto.

La chica que se lo mira y tras algunos segundos contesta.

_No. Esto no se puede pagar aquí. Bueno sí, pero no con dinero.

Tú que miras a tu alrededor deseando no haberte confundido y no estar intentando pagar el sablazo en una pescadería.
No.
Las estrellitas obesas y azules delatan el lugar.

_Debes hacerlo por lector, con una tarjeta o con una libreta de la entidad.

Primer mosqueo.

_Ya, pero mira es que yo no tengo cuenta en la entidad.

Leve levantamiento de la ceja, que te hace pensar que la chica que está atendiéndote, está disfrutando.

_Pues es la única manera de hacerlo.

Primera información de la que no eres consciente. Apuntarse también la posibilidad de que entidad a la que vayas , te metan excusas varias para no hacer su trabajo. Hay que ser vago, coño!!!

Le das las gracias y sales.

Te encaminas hacia la segunda entidad.

BBVA

Y tras la cola de más de diez minutos, en la que has aprovechado para sumirte de nuevo en tu libro y obviar así el ambiente enrarecido que se respira en los bancos, te percatas del papel que hay enganchado con dos trozos de celo sucio en la pared y donde se lee:

PAGO DE RECIBOS MARTES Y JUEVES DE 10 A 14 HORAS.

Veamos, es lunes, sí, he llevado al peque al cole y me lo han cogido.

Pensamiento estúpido, pero hay momentos en que un pequeño ataque de nervios interno y silencioso, puede hacerla pensar a una en las cosas más raras y extravagantes.

Sales sin haber querido preguntar siquiera. No te apetece verle cara de satisfacción a otro.


Y te encaminas ya de mal humor a otra oficina. Y es que en cuanto se nos tuercen las cosas un lunes por la mañana podemos ser peligrosas.
Por qué horarios?
No les interesa recaudar?
No les están jodiendo la vida a tantos por falta de dinero?
Pues coñe no me pongáis tantos problemas si encima voy a llenar unas arcas que otros decidirán malgastar más adelante.

CAIXA DE TERASSA

Tras advertir el ruido de la puerta al abrir, me encuentro ante un chico poco mayor que yo, al que de manera educada, le enseño el papel y le pregunto si hay forma de pagarlo allí.

Asiente y sonríe.
_Claro. Sin problemas. Lo harás en metálico?

Asiento.

Tras efectuar el sellado de las dos partes, me entrega la mía.

Le pregunto entonces por esas normas raras, absurdas y creo que innecesarias que ponen los otros bancos.

Se encoge de hombros y sonríe pícaro…
_Vienes de LA CAIXA?

Veo que son conocidos en el sector y no sólo por el tema intereses de todas sus cuentas, sobre todo las de la clase trabajadora a la que tantos problemas ponen para llegar a fin de mes.

_Sí.

Vuelve a mirarme y esta vez una mueca acompaña a sus hombros.

Otra clienta espera detrás.
Le sonrío y salgo de allí con una pequeña sonrisa en mis labios.

Tres de uno, no está nada mal.

Así va nuestra economía, y no sólo la que se intercambia en bancos…

El próximo recibo llegará tarde seguro.
Y no me quedarán más narices que pagarlo, lo sé.
Pero no me verán el pelo en RoboCAIXA ni en BBVA.

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