DE ESCARCHAS Y AGUAS PROFUNDAS... ( 20 )
Hay músicas de las que
uno debe desprenderse para aprender nuevas...y cuando de golpe dejan de resonar
dentro y de acompañarnos a diario, cuando se habían convertido en banda sonora
de siempre lo mismo, desprenderse resulta tan extraño como debe resultarle a
una serpiente mudar la piel…porque en el fondo es todo el conjunto, lo que nos
conforma, lo bueno, lo no tan bueno, todo lo que conocemos y aquello que sin
conocer también nos hace ser nosotros…conocemos de la tierra a la que llegar
para hacer morada, para sentirnos hombres, pero queda tan lejana esa profundidad
del agua que guardamos dentro, que saltamos como un resorte mostrando aquello
que aun desconocemos cuando la locura nos ha tomado por completo…
Te juro que he intentado
alejar al monstruo a diario. Lo he negado tanto que mis días se convirtieron en
casi que negación continua…siempre ahí, en silencio, perforando mis tímpanos y
llenando mis manos por más que tratara de vaciarlas… existen vidas tan llenas
de juegos absurdos y macabros que uno intenta que viviendo con toda la
normalidad del mundo, uno va a poder despistar a lo que sea que lo lleva a
mendigar horas de luz…hay juegos tan macabros que por estúpidos, nos creemos
con la esperanza de poder ganarlos algún día…hay historias que tienen solo un
final, por más vueltas o nudos que tratemos de hacerle para entorpecerle el
camino a ese, llámalo sino, que todo hombre lleva escrito incluso antes de ser…
...bajé a comprar algo de
pan y cervezas y él acababa de irse. Volví a mirar el buzón. Lo había estado
haciendo durante meses sin el miedo del principio porque solo algunas facturas
del banco o la propaganda que dejan los bares y pizzerías cercanas…casi había
desaparecido la psicosis, y esa caja de latón había dejado de ser también un
enemigo o un culpable…aquel hombre había aparecido flotando en el río semanas
después de contárselo todo… y para entonces de manera casi física todo empezó a
volverse frío de piel hacia dentro. La escarcha había ido haciéndose con todo a
su paso, y en su mirada toda la culpa del que es capaz de vivir fingiendo y ha
hecho de esa, la única forma…llegué a leer en sus ojos y aprendí a saberlo mintiendo,
tratando de evitar las preguntas que se agolpaban en mi cabeza y que se
depositaban a cientos en las manos…
El monstruo se instaló con
el frío, haciendo todo el ruido posible, desvelándome a cualquier hora de la
noche y el día…y por más que me eché capas de mantas encima, me quemaba dentro…
las pesquisas habían dado sus frutos. Cuando me decidí a reabrir esa
posibilidad y esas puertas, lo hice porque tenía la sensación de estar segura a
su lado, nada más equivocado o lejos de la realidad que se abría a diario en
forma de nueva música. Otro lugar desde donde escucharla…había vuelto a poner
las fichas sobre el tablero, y estas habían empezado a colocarse en el lugar
que les correspondía…a veces creo que estaba tratando de ser descubierto, que
esperaba que ese macabro juego acabase, que había buscado la manera de
convertirlo en el motivo que lo había hecho relajarse hasta el punto que creí
que ya solo unas notas con flechas indicándome qué hacer o cómo…todo estaba en
mi cabeza…en la suya, por eso de que nos acostábamos juntos y nos habíamos
convertido en carroñeros del cuerpo y las profundidades del otro tras haberlas
surcado sin demasiado tino…nos habíamos llevado a las esquinas más recónditas y
habíamos encallado tantas veces, que habíamos tenido que enseñarle a nuestros
dedos el camino de regreso…y aun así…tras haber navegado al otro desde dentro…
El último sobre era una
invitación en toda regla. Un manifiesto a la culpa y la duda, al miedo y a toda
forma de redención posible…toda la locura acumulada durante una vida, un grito
a ser libre al menos una vez. Y nada de
todo aquello fue capaz de derretir nada dentro…lo esperé, sin saber demasiado
bien qué efecto tendría encontrarme goteando por dentro, pero hay primaveras
que no llegan nunca…y entendí que aquella en la que lo conocí, solo había sido
el preludio, con grandes titulares de lo que me negué a ver porque en
ocasiones, una tiene la necesidad de
saberse diferente a como se ha sentido siempre…otro mes de diciembre y parecía que finalmente todo el círculo se cerraba. Tenía la extraña seguridad de que
así iba a ser…tal vez de esa manera podría dejar de culpar también a ese mes,
el último…no todos los miedos nacen por lo mismo. No todos los monstruos son
reconocibles. No todos se alimentan a la misma hora o nacen en el mismo agujero…
Lo esperé y entré tras él
al piso. Una vez se metió en la ducha, saqué de la bolsa todos los sobres y los
desparramé sobre la mesita y el suelo. Había dejado para mí el arma
desenfundada sobre el mostrador de la cocina, sin seguro, y me pareció menos
fría de lo que había imaginado. Me llevó algunos segundos mantenerla en la
posición correcta…cuando dejé de oír correr el agua de la ducha me dispuse
delante del sofá. Segundos después la puerta del baño se abrió y no reconocí en
su rostro una sorpresa nueva, aquella había sido tan ensayada como aquel
momento, por él y por mí. Algo de paz inundó su rostro antes de cerrar los
ojos. Sentí todo el agradecimiento por lo que iba a ocurrir y solo cuando hube
disparado y su cuerpo cayó al suelo, el agua del deshielo empezó a inundarlo
todo…
Hay historias que no
deberían ser contadas jamás. Historias que deberían quedarse en el cajón más
apartado de nuestras conciencias y las del resto. Mudas, dormidas por siempre…una
nunca sabe por qué escribe o a dónde van a llevarla las palabras, en qué van a
convertirlas sus monstruos o si habrán otros monstruos que puedan entenderlas o
darles sentido…a veces solo escribir nos salva de sentir el frío dentro. Y solo
así nos negamos la posibilidad a seguir viendo como la escarcha se abre paso…
-FIN-
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