717-34 ( 7 )
La vida no nos esconde lo suficiente.
Algunos se molestan en escondernos. Nunca es suficiente. No
solo el paso del tiempo nos descubre que no hay dulzura, además nos
desenmascara del engaño. Cuando nos tiene sin armas. Sin saber qué aleación es
la correcta para poder tragar aun con desagrado esta nueva realidad. Sin
fórmula química alguna que facilite el cambio. Solo hay que mirar fotos viejas
para percatarse de ello. Y tiempo después, tras no haber podido escapar, ya has
olvidado por completo que hubo algo antes del dolor.
Tus manos vacías de antes y ahora vuelven a rescatarte.
Siempre vuelven a recordarte, en
silencio y a escondidas, como se nos rescata muy de vez en cuando, cuando algo
no va bien, y lo más sensato es refugiarse en esa segunda conciencia de la que
todos hacemos uso. Esa que duerme en una habitación blanca a veces solo
recorrida por el malva, el salmón o el verde hoja. De nuevo aire, del que viene
de dentro para rodearte por completo. Ese que desvanece una vez abres los ojos,
ese que se evapora antes de abrir tus manos y darle caza como a un ratón.
Todos…
A escondidas. Sin saber que esta vida nunca nos esconde lo
suficiente.
Comentarios
Publicar un comentario