DÉJAME DECIRTE ( IX )...
A mediados de julio llaman del centro escolar. Desde el
Departament d´Ensenyament han abordado parte del problema y este nuevo curso
escolar abren algunas USEE en algunos de los centros de Cataluña. El colegio de
mi hijo es uno de ellos.
A menos de una semana de que empiece el cole, nos reunimos
peque y yo con las que serán sus nuevas
tutoras. Todas mujeres. Conocemos a la tutora del curso, y a la simpática
tutora que llevará la USEE.
Observan a peque. Vuelvo a repetir de nuevo tooooodo el
historial que recuerdo.(No es que parezca un lorito cansado, es que lo soy). Cómo han ido los últimos cursos, las visitas al
especialista, a Ensenyament para dar queja…llevamos notas, trabajos, agendas,
informes…
Les hablo del cansancio, ese que llevo fatal al inicio de
curso por mucho que vaya en contra de otras muchas madres que esperan el
ansiado primer día de colegio como agua de mayo.
Dos meses y medio sin rutinas son demasiados días para
perderse entre sus ideas, sus historias, sus nadas y sus ganas que a falta de
engrasarse, acaban oxidándose.
Este verano decidí tomarme una semana de vacaciones. Apenas
unos pocos días para que hiciésemos cosas juntos. Creo que se le hizo extraño.
Tras no sé la de años sin vacaciones, me cuesta desconectar, y acabo
consiguiéndolo a dos días de volver al trabajo…No haré comentarios al respecto.
La vuelta al cole es para peque caótica. Nueva aula, nuevas
materias, de nuevo tener que esforzarse, los conflictos, la vagueza, la
frustación…
Le apoyan en aquello que necesita. Parece por eso ser, que
nada de lo que se hace en el cole puedo salir del recinto, y una vez llega a
casa, ante la pregunta de si hay alguna nota en la agenda, si tiene deberes o
si debe hacer algo, la respuesta siempre es la misma,no. Y qué has hecho en el cole... crí, crí, crí... He llegado a pensar incluso que realmente el cole sea una oficina secreta de altos secretos que son muy secretos y que hacen operaciones secretísimas, de las cualquier madre debe quedar excluida. Y eso mismo hace mi hijo.
Llámenme madre pelín cabronceta o cansada, el caso es que
miro a diario la agenda de mi hijo, sé que tiene deberes, él también aunque no
le da importancia. Espero a que las tutoras se percaten. Dos semanas. Eso han
tardado. Están respondiendo. Que no quiero yo tirar cohetes, pero de los dos anteriores
cursos pasados a este, el cambio y el trabajo, se notan. El suyo. Ahora vuelvo a
trabajar yo. Que no digo que haya dejado de hacerlo, pero sabiendo que voy a
tener una respuesta por parte del centro parece que como poco, lo hago menos
decepcionada y más contenta.
En apenas una hora de trabajo, hemos vuelto a poner al día
los deberes de los días atrasados, e incluso hemos vuelto a repetir de nuevo la
mandala. Y el abecedario en inglés. Y está contento porque voy a hacerle una
libreta con Mrs. Frog, para que pueda ir aprendiendo inglés en casa.
...Me he tenido que escuchar a lo largo de estas últimas
semanas, algunas palabras que no me han gustado, porque si se han dicho, ha sido
para herir, y aunque el dolor ha tornado en cabreo en tres coma, te reconozco
que siento que te pierdo, y seguía con la esperanza, a estas alturas de vida,
de que pudieras entenderme, y no desaparecieras del acantilado sobre el que han
ido apagándose las luces de todos mis otros faros.
No creo que las decisiones que tomo sean siempre acertadas,
para muestras algunos botones de los que ya no llevan mis camisas, pero trato
de hacerlo lo mejor que puedo, sola, demasiado, mucho en ocasiones, pero lo
intento que es más de lo que muchos otros pueden decir a día de hoy. No juzgo
justamente para no ser juzgada, solo observo. Y pienso. Sin juicios, entiende
que es por eso que no soporto los que colocas en mis manos.
Las suyas, sus manos, han cogido la guitarra y las púas,
pero lo mismo con este profe suplente aun no han entendido qué es eso de emocionarse
tocando. Poco a poco, estamos también trabajando desde casa.
Y no sé si lo hago bien, porque las dudas aparecen a diario,
pero créeme si te digo que seguimos buscando la manera, por mucho que él no
entienda por qué no puede ducharse solo cuando sale de piscina, o por qué no
puede ir solo al cole, o por mucho que ni él ni tú entendáis que no hay consola
o tablet si eso lo hace enfadarse conmigo cuando trato de retirárselas, y no me
creo ni vas a hacer que me crea peor madre ante cualquiera de las muchas,
porque para ser madre, tiene que dolerte, y no, no como tú dices que te duelen,
no si no puedes entender el dolor del otro…
No conformes con el grado de discapacidad que le han diagnosticado
a peque, seguimos moviéndonos esta vez en otra de las muchas alas de la
burocracia de este país.
Seguimos.
Cuídense.
Sean Felices.
Ciao.
Comentarios
Publicar un comentario