CINCO AÑOS DE VERGÜENZA
Que nos hemos deshumanizado o que tratan de deshumanizarnos
es ahora más que nunca, una realidad.
Que nos estamos pasando los tratados que tiempo atrás
pactamos para no sentirnos culpables por haber permitido o tal vez por miedo a
que tarde o temprano pudiera tocarnos a nosotros, también.
Que si a estas alturas esperamos a arreglar el asunto con
reuniones que se alargan vidas enteras para los demás cuando deberíamos haber
empezado a actuar desde hace mucho, solo me deja claro que el ser humano
debería extinguirse pronto, porque a cada necesidad de respuesta real,
inmediata y global, respondemos con silencio, indiferencia e inacción.
Tan sumamente perfectos…
Tan animales. Tan monstruos.
Que esto se sabía, que pudo preverse y evitarse. Pero…
No nos toca. No hasta que vienen a invadirnos y a traer su
hambre, su terror, su pobreza, su tan certera falta de esperanza y su sed de
ser, lo que sea, pero ser.
No solo les negamos que puedan vivir en sus países, si no
que los abocamos a una muerte en el agua, y si por casualidad algunos salieran
vivos de esa ratonera, les levantamos muros, los de la vergüenza, los del
silencio, los hombres, la burocracia, siempre
lenta, y levantamos cortinas de miedo, humo y rechazo…
Cinco años después del comienzo de la guerra en Siria y
somos incapaces de entender.
Más de trescientas mil vidas.
Y seguimos sin reaccionar.
Dejan atrás ciudades cadavéricas y deambulan igual de
hambrientos y vacíos…
Huyen del horror de las bombas para entender que el peor de
los ruidos es el silencio y la falta de respuesta.
Y nos reunimos para pactar con Turquía que se los devuelva
en caliente a cambio de una cantidad ingente de dinero…
No es vergonzoso?
Me pregunto cómo algunos pueden dormir por las noches.
Cómo te acuestas sabiendo que hay enfermos, mujeres y niños
que están hambrientos, con frio, durmiendo a la intemperie, sin saber a dónde
huir porque tarde o temprano entienden que escapan de una guerra para ir a
meterse de nuevo en otra…
Maldita la hora en que esta gran Europa olvidó su pasado.
Pertenecer hoy a esa Europa, me avergüenza.
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