SIGUES AHÍ?...
...nos rompimos de improviso, hacia adentro, sin hacer
demasiado ruido.
Sabedores necios, porque sin duda alguna, algo llevaba un
tiempo agrietándose hacia afuera, solo un tiempo, solo desde el principio, solo
desde que tú no quisieras reconocerlo nunca. Solo desde entonces.
Poco importó que hubiéramos sido música, deseo llevado al
extremo, llanto o amargura.
A nadie le importó nunca, porque solo fue nuestro.
Prohibido. Robado anhelo, caricia, duelo, sábanas, mañanas,
noches, martes, domingos, aquí, en cualquier lugar, magia, piel y grieta, solo
nuestro...
Nos rompimos por cobardes. Por niños. Por vivos. Por sueños
que nunca fueron más allá de las letras escritas, por mapas que no cruzaron
nunca cartografía alguna, y se estancaron en valles, cuevas, oasis y vientos
nunca prósperos.
Nos quebramos a ratos, mudos y bajo el grito de Esta.
Boqueamos como peces faltos de aire, caminamos como perros
cegados por la luz y finalmente, fuimos a parar como cucarachas a cualquiera de
las alcantarillas de cualquier sucia y sórdida ciudad…
En completo silencio.
Sin hacer el menor ruido.
Nada.
Habiendo sido espacio, luz, entrega y temprana pérdida. Solo
a medias, pero temprana, o todo…
Despreciados por quienes guardan lo que nosotros, en boca de
quienes visten la doble moral que acabará tarde o temprano con el hombre.
Mentira. Cuerda. Solo cuerda a la que agarrarse para caer tarde
o temprano con las manos ensangrentadas sin sabernos encontrar en el aire.
Aleteando como si la consciencia nos hubiera vuelto pájaros. Cualquiera de los
fríos inviernos. Sin alas ni rumbo.
Nos rompimos inundándonos. Y una vez rotos, ni una sola gota
brotó de ninguno de los dos cuerpos. Fragilidad contenida solo por el papel y la
tinta. Solo por el papel y la tinta.
Nos faltó una buena mano de cartas que jugar en silencio.
Nos faltaron tiempos alternos. Y nos sobró presente. Ahora
ya pasado. Presente a fin de cuentas.
Nos sobró dolor y almohada y nos faltaron redaños para despreciarnos
nada más vernos, sabernos, intuirnos y encontrarnos.
Aunque el final tampoco llegara tras esto…
Nos rompió.
Te rompió la vida por sitios opuestos, pero acabó por
romperte.
Te desmereció y te expulsó como hombre de tus niñas.
Demasiado fragmentado para desear empezar a unir cabos,
piezas, trozos, cristales, palabras, tinta, retal o pedazo.
Y ahora sin fruta o riachuelo, sin verde, manto, montaña, y el
azul celeste del cielo, dime…
…sigues ahí?... y tú cómo has aprendido a vivir roto?
Cuídense.
Sean Felices.
Ciao.
;-P
Comentarios
Publicar un comentario