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...hay tantos domingos en los que me siento una completa inútil
por no poder dar con las palabras…
Martes, jueves, cables rojos y azules. Los he visto incluso
blancos.
Esos que guardan la culpa confundida en cobardía para no
decidirme a dejarte ir, esos que… cables blancos… solo blancos.
Horas que pasan entre café y alguna que otra confesión. Una
de esas que tras todo ese cableado nos obligamos a recordar, nunca más.
Pisoteado y enterrado bajo todas las sábanas, las noches,
las dudas, el dolor, el llanto y alguna que otra grieta, todo este tiempo
después…rojo…solo rojo…
Jueces que son al mismo tiempo verdugo, inocente, culpable y
finalmente tú, o yo…
Cigarros que pasan entre recuerdos que una vez desterrados,
liberados y escuchados, te llevan a la catarsis, liviana, y de nuevo a la
cordura bajo todo ese cableado.
A veces imagino que en algún momento, alguna de mis palabras
te vacía para llenarte de lo mismo, nunca más...
Y no te imaginas…azules…
No le expliques a nadie lo que fuimos bajo el cable amarillo,
ni la de veces que llegaste a la orilla de mi cuerpo para sentirte náufrago…a
nadie…
Antes de lobotomizar esta parte de la piel o el corazón que
andan disputándose cuál es quién, y qué color lo barre todo dentro, tengo claro
que debo perdonarme…
El proceso está vez fue tedioso… ya lo siento. Encontrarme
bajo mi piel, tras todo tú, esta vez ha sido más complicado.
Te pido disculpas de nuevo porque no puedo cambiar lo que hemos
sido, y aunque te parezca que solo yo…no es cierto… el morado…corta ahí…nunca
solo yo.
No tenía que perdonarte, sino perdonarme… y ahora sí, el
fucsia.
No era tan complicado, y aunque sé que quedará en la
imantada memoria de algunas gravedades, en el momento menos pensado pasará a ser
parte de esa tierra árida que conforma todas las vidas…marrón…
Bajo el naranja, algunas libertades que tornan presas para
dar a luz a libertades nuevas, presas de los barrotes de las primeras… y de
nuevo el aire…
…
_Te apetece otro café?
_Venga!
_Tengo chocolate con arándanos azules, almendras y avellanas…
…
Bajo el negro todo el peso de las vidas que acumulan polvo
en las estanterías con las que nos amueblamos. Corta!
Dudo un segundo de menos con el celeste.
Y ya con todo eso fuera, martes, jueves y domingos.
Los viernes son otra historia, y entonces aparece el ocho
que dibuja tu nombre, tal vez solo sea que lo confundiera con la “b”…, como
ocurre con el catorce que me dibujan la “j” y la “r”, o el trece menos seis, o el
siete más seis del trece que me colorea tu nombre dependiendo de si bailo sobre
la “a” o la “e”…
Cuídense.
Sean Felices.
Feliz puente.
Ciao.
;-P
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