HAY PEDAZOS DE LOCURA QUE NO PODREMOS LLEGAR A ALCANZAR NUNCA...( XVII )
…La observo sin reconocerla. Anda atada a un poste. Pare de pie. Los gritos son
desgarradores. A su alrededor una decena de hombres observan. Ninguno se
inmuta. Llevan capuchas y mantienen sus manos unidas en la zona baja de sus
espaldas.
Sus piernas andan llenas de regueros de sangre que van a
convertirse en charco en cuanto rozan sus tobillos. Llora, grita…
_Que alguien haga algo!!!! …Beatriz! Beatriz!!!
Ando atada a otro poste, completamente vestida, tirando de
las cuerdas que me sujetan por las muñecas. No sé si pueden oírme. No consigo
que ninguno mueva un músculo en mi dirección.
Grito hasta desgañitarme. Nadie se mueve. Lanzo patadas al
aire que traspasan sus cuerpos convirtiéndolos en estelas de humo que no tardan
en aparecer de nuevo en el lugar dando forma de nuevo a sus cuerpos.
_No le hagáis eso! Animales!!!! No le hagáis eso… Por favor…
Por favor…
Noto que me puede el miedo. Y ya no sé si es por verla así, o por observar la situación. Noto cómo mi voz se convierte en un susurro.
…
_Aroa…
Su voz resuena sobre el llanto y las súplicas. Alzo la vista
y la busco. Está tendida en una mesa. Esos malditos hombres siguen a su
alrededor. Las manos entrelazadas a sus espaldas…
_Ayúdame por favor!
Veo tanto miedo en sus ojos…
_Beatriz! Beatriz!!!!
La oigo gritar. Un rugido la recorre por completo. Se me
eriza la piel. La cabeza de Helena asoma entre sus piernas. Soy la mayor de las
cobardes y agacho la cabeza. Entonces noto el peso de mi cuerpo. Sollozo, y lo
hago sin pudor. Maldiciendo. Odiando. Sacando de mi cuerpo a gritos toda la sinrazón que
no entiendo. Buscando que todo acabe. Buscando dejar de verla. De oírla…
Los hombres se llevan a la pequeña. La observo mientras me
pide con la mirada que la salve. El charco de sangre entre sus piernas gotea
hacia el suelo. Allí desaparece filtrándose en el suelo.
_Lo siento Beatriz…lo siento…lo siento…
Siento como algo líquido empieza a chorrearme por la espalda.
Miro hacia el techo. No puedo ver nada. Me incorporo tirando de mis brazos
hasta que mi rostro queda bajo el goteo continuo, que refresca, repara…y
cuando quiero entender el olor, observo
con solo una fracción de la locura, que es su sangre la que anda bañándome por completo. Me
aparto. Pataleo y grito. Miro a Beatriz, que me observa sintiendo lástima
ahora. Le pido con los ojos que me ayude…
Me incorporo de golpe.
_Shhhh. Qué ocurre?
Salto del sofá y corro a sujetarla. Está completamente ida.
_Helena! Helena!!!!
_Aroa qué ocurre? Helena está dormida.
La agarro hasta acoplarla a mi cuerpo. Está fuera de sí.
Grita y me aparta. Me golpea. Empiezo a acojonarme. La dejo ir hacia la
habitación.
_Van a llevársela! Tienes que ayudarme. Beatriz, ella….
Entonces la entiendo y trato de calmarla. Ha tenido una
pesadilla.
_Aroa , Helena está dormida. Mírame. Mírame por favor. Estás
en casa. Helena está dormida._ La veo buscar con la mirada en diferentes
direcciones.
_Van a llevársela. Ayúdame.
Su voz apenas en un susurro. Tiene tanto miedo que no puede
hablar… Oh, joder! Intento alcanzar el teléfono móvil y al moverme piso algo en
el suelo. Es un charco. Se ha hecho pis encima. La veo agarrarse con
desesperación a mi cuerpo, como si le fuera la vida en ello. Sus pulsaciones se
amplifican en mi pecho cuando trato de hablar con Quique… esconde sus ojos bajo
sus manos…
No tarda en aparecer Sergio, uno de los compañeros que anda
apostado a las puertas del piso y me ayuda a moverla. Se ha vuelto un peso
anclado al suelo. Consigo alzarla entre mis brazos y llevarla al baño. Abro el
agua caliente mientras la veo tiritar y esconderse tras las manos… No quiero
ver esto, joder!
Le quito la bata y me desprendo de los zapatos y el
pantalón. Sigue anclada a mi cuello. La invito a entrar conmigo en la ducha. No
mueve un solo pie. Vuelvo a tomarla en brazos y la meto conmigo en la bañera.
El agua no tarda en empezar a cubrirnos. Sigue anclada. Necesito traerla de
vuelta.
_Aroa, todo está bien. Estoy aquí. Helena duerme. Estamos
solos. No ocurre nada.
Sus brazos se tensan alrededor de mi cuerpo. Su respiración
no ayuda. Sigue agitada. No ha salido
todavía de allí…
_Hay una llamada entrante con número oculto. _ Sergio me
saca de una espiral de locura que empieza a ahogarme.
_No contestes.
_Creo que debería…
_Ahora no, Sergio. _ Espero que le valga con mi mirada,
porque si no es así, no estoy seguro de poder responder de manera racional. No
ve que no es buen momento? Putos polis sabelotodo…
Lo veo asentir. Asiento. Deja el teléfono al lado de la
bañera. Lo miro. Pasan de las tres de la mañana. Sé bien quién es. Y me
acojona.
Trato de relajar mi respiración. Solo quiero alargar esto
todo lo que pueda. Darme tiempo para pensar. Para buscar soluciones, sin
encontrarlas... Hijo de puta…
Acaricio su pelo. Repaso su espalda con la yema de mis dedos
mientras intento infundirnos valor. Todo esto me queda grande…
_Todo está bien. Todo va a ir bien.
Paro el agua con el pie. Noto entonces que el calor, o tal
vez el agua, empiezan a desentumecerla y la noto relajarse poco a poco entre
mis brazos, apenas sin respirar. El pulso ha vuelto a ser normal. Ya no hay
rigidez en su cuerpo. Y entonces noto como las lágrimas le recorren por
completo hasta el punto de no poder tomar aire para llenarse. Mataría a quien
hiciera falta por no verla así. Juro por Dios que yo mismo mataré a ese cabrón con mis manos.
El maldito teléfono vuelve a sacarnos del estado de
relajación en que nos encontramos. Miro la pantalla. Dejo que suene mientras maldigo una y otra vez. No sé el tiempo que pasamos allí dentro...Oigo algunas voces fuera.
_Gritona, creo que deberíamos salir ya. El agua empieza a
enfriarse.
Asiente. Solo asiente.
La envuelvo en el albornoz y tras acompañarla a la habitación,
dejo el teléfono sobre su mesita de noche. La ayudo a deshacerse del camisón y cuando voy a apartarle la ropa interior empapada me lo impide. Niega, solo niega, y hay tanta vergüenza en ese solo movimiento que algo dentro deja de ser. Vuelvo al baño. Lo hago para huir.
Lo reconozco. El maldito teléfono vuelve a sonar, esta vez ella lo coge y
responde con voz temerosa. Sé quién es. Sé lo que voy a encontrarme cuando
vuelva a su lado. El miedo que se ha vuelto a hacer con ella, y el vacío
desde el que mirarán las cuencas de sus ojos. Es necesario hacerlo así?…
Cuídense.
Sean felices.
Ciao.
;-P
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