PREMISAS...


                                    
 
 
Una de las premisas era que a lo largo de ese día estuviera disponible.

Preparada y hambrienta para cuando él llegara.

Habiendo dejado la puerta de acero que daba a la calle, entornada.

Por si el viento pudiera mecerla y cerrarla, debía atar la llave con un lazo negro al farol que se debatía apenas sin aire entre la gran enredadera de hiedra.

Debía así dejar sin vuelta de llave la puerta trasera por donde se entraba a la cocina.

Y en el momento en el que el timbre sonara, debía correr pronta a su habitación y disponerse de la manera que él le había pautado.

Completamente desnuda. Sobre la cama. Arrodillada y de espaldas a la puerta…

 

Los avisos podían llegar de un día para otro, o apenas unas horas antes del furtivo encuentro.

 

Esos días en los que sabía que él podía llegar de un momento a otro, evitaba cocinar o emprender cualquier tarea que necesitara de demasiado tiempo.

Había pasado parte de la mañana preparando su cuerpo y colocando cuanto necesitara para la ocasión.

Había encendido algunas velas con olor a mandarina y las había colocado a la subida de la escalera…

 

…Tras colocar un cd en modo repetición se dirige al baño…

Entra en la ducha habiéndose quitado la goma del pelo. El pequeño espejo que se encasta en el centro de la columna de la ducha le devuelve el reflejo…

Acerca el bote de gel. La esponja exfoliadora, la de la cara, el gel de pera y tomillo, la piedra pómez, el cepillo de dientes y la pasta.

Busca en varias ocasiones el mono mando desde donde darle al agua la temperatura adecuada mientras deposita la pasta en el cepillo y se lava los dientes. Empieza el ritual.

Primero el champú. Se aleja del agua mientras enjabona y frota, desde el cuero cabelludo que frota siempre con las yemas de los dedos mientras se da un pequeño masaje, y hasta las puntas.

En ese momento y como siempre, intenta recordar si dejó la mascarilla preparada junto al peine…

Reblandece bajo el agua la esponja exfoliante de la cara y mete la cabeza bajo el chorro. Siente correr la espuma sobre sus hombros, sus costados y su sexo produciéndole un leve cosquilleo.

De manera instintiva lleva sus manos a él y lo acaricia separando sus labios hasta que llega a su vagina mientras apoya la mano contra la pared…

…Pasa la esponja por la cara y en todas direcciones para acabar frotando dando pequeños círculos alrededor de sus ojos, su nariz y su boca. Acaba en el cuello y vuelve a dejar la esponja en el estante.

Vuelve a latirle el corazón en la boca del estómago y recuerda que no debe entretenerse demasiado.

Toma la esponja exfoliante del cuerpo y empieza de manera ascendente desde los tobillos a las rodillas por la cara exterior, y continua luego por la interior. Siguen los muslos por la cara exterior para pasar a la interior, caderas, estómago, pecho, hombros y brazos. Finalmente la espalda.

Toma del estante la piedra pómez y la pasa desde la zona bajo los dedos de los pies hasta el talón, apretando ligeramente. Finaliza con la parte de los dedos.

Sonríe para sus adentros pensando que la que viene, es la parte de la ducha es la que más le relaja y le gusta debido probablemente al olor del jabón que extiende en otra esponja más suave.

Sigue el mismo patrón y empieza desde los tobillos a las rodillas, los muslos, las caderas, el sexo, donde de nuevo la sorprende el crepitar casi imperceptible de la espuma, el estómago, el pecho, donde se detiene para masajear los pezones con las yemas de sus dedos, los hombros, la espalda y finalmente los pies.

 

El nudo vuelve a aparecer y se le borra esa sonrisa bobalicona que se le había dibujado apenas sin darse cuenta.

Se aclara y repasa que todo esté en orden. Toma el teléfono de la ducha y pasa un poco de agua sobre la bañera para retirar los pelos que van a parar al sumidero, de donde los recoge y los tira al váter.

Toalla XXL para el cuerpo y una más pequeña para la cabeza que anuda a la parte de la nuca.

Se coloca las zapatillas y baja a poner una botella de vino blanco a enfriar en la nevera.

De nuevo en el baño, se deshace de la toalla de la cabeza y empieza el otro ritual.

Mascarilla y cepillado. Sérum en las puntas y espuma. Tras eso difusor durante unos quince minutos. Con la cabeza boca abajo. Antes de incorporarse la laca que le dará el aspecto de leona. Otra de las premisas.

Reparte entonces por todo su cuerpo y de manera generosa un poco de leche corporal.

Se coloca la bata corta de seda negra y va hacia el estudio.

El nudo le recuerda que no va a poder leer nada en condiciones, y que es mejor evitar también hacer nada que merezca de su atención…

 

Repasa con la mirada las uñas de sus pies, y se levanta de un brinco en busca del esmalte rojo. No es premisa pero a ella le gustan…

Las horas pasan lentas mientras aumenta el deseo.

Y bajo ese pensamiento cae en un ligero sueño…

 

Una leve caricia la hace incorporarse con el corazón a punto de salirle por la boca y un nudo habiéndose apoderado de todas sus articulaciones. Por un momento siente miedo. Pánico. Sus manos apoyándose en sus hombros la tranquilizan.

_Lo siento, me quedé…

_Shhhh…

Le entrega una bolsa de papel.

_Póntelo. Te espero en la habitación. No tardes.

 

Al salir por la puerta se detiene bajo el umbral y en un muy lento movimiento le da a entender cuáles son sus intenciones.

_No.

Unos minutos después cuando entra en la habitación le sorprende no verlo estirado en la cama.

Sin tiempo para poder ladear su cuello en su busca, lo reconoce detrás de la puerta, llevando solo los tejanos.

No tarda en colocarle sobre los ojos una especie de tela a modo de antifaz.

Ha subido el volumen de la música.

 _ No te quites la bata y sube a la cama.

Y para entonces su torrente sanguíneo se ha desbocado por completo. Su respiración se ha agitado y su piel se ha cubierto de pequeñas escamas que no tardarán en bailar de un lado al otro esperando la caricia o el aliento.

Se sienta sobre sus talones y no tarda en notar como bajo sus piernas cede parte del colchón.

Desde su espalda sus manos ágiles deshacen el nudo de seda.

Su respiración se clava en su cuello y la hace estremecerse.

Un escalofrío recorre sus hombros brazos abajo.

Toma la bata por los hombros apenas sin tocarla y la deja caer.

La presión sobre el colchón disminuye un segundo y nota cómo ha cambiado de posición. Ahora lo tiene delante. Sigue en silencio. Con la cabeza gacha.

Puede notarlo erguido sobre sus rodillas. Admirando desde encima. Lo oye respirar. E intenta adivinar la procedencia de la caricia que pondrá en jaque el resto de sentidos que aun no le ha negado.

De manera casi animal intenta mover su cabeza para reconocer la ráfaga de su olor.

No tarda en notar como él se aparta. Toma su pelo anudándolo a su mano y estira hacia atrás.

_No cambiemos las premisas ahora.

Y su voz ronca la hace volver a la realidad de la cama en la que se encuentra.

Vuelve a notar el golpeteo en las sienes. El deseo naciéndole entre las piernas y la respiración inquieta…

Las escamas se aferran a su dedo que empieza a recorrer su cuello pecho abajo.

Lo oye respirar con intensidad en el momento en que sus manos toman sus pechos. Y para entonces lo imagina con los ojos cerrados.

Repara entonces en su respiración. Y se reconoce estremeciéndose a la vez que toma el aire que él desprende…

El movimiento brusco la toma por sorpresa y sin darse cuenta se encuentra apoyada sobre sus codos. Está atando sus manos al cabecero de la cama.

Es consciente de que respira nerviosa cuando el ruido que provoca para hacerlo no le permite escucharlo o saberlo.

Separa sus piernas y el colchón se hunde entre ellas.

Una palmada seca precede al escozor sobre su nalga.

Nota cómo aparta el tanga y sin mediar palabra se hunde en ella de manera exquisita y profunda.

Aferrándose a sus caderas y clavándole los dedos.

Se mantiene ahí.

Lo imagina ahí. Sin camisa. Con los ojos cerrados y la boca entre abierta. Llevando puestos sus pantalones. Volviendo a admirar desde encima.

Contiene la respiración en un intento vano de que nada escape a sus sentidos su sexo y sus manos.

Necesita oírlo y aminora el ritmo de su respiración.

Necesita sentirlo y disminuye el campo hasta centrarlo en sus manos y su entrepierna.

Necesita saberlo y se centra solo en el sexo que aumenta su tamaño a cada una de las nuevas contracciones que esta le provoca…

Tras un tiempo en el que parece que ambos cuerpos se han encontrado y reconocido, empiezan de manera rítmica y lenta los envites…

Y aunque reconoce que el brusco cambio de ritmo lo llevará al éxtasis, permanece bajo su cuerpo balanceándose para ayudarlo…

_Voy a correrme dentro.

Apenas un leve asentimiento. Un quejido que nace de su garganta.

Y el líquido caliente que le recorre las entrañas hasta que el ritmo disminuye y él se retira para caer a su lado. Exhausto. Vencido…

Aun atada al cabezal se coloca a su lado.

Unos minutos después deshace el nudo de sus manos.

Se mantiene inmóvil mientras oye cómo se viste.

El colchón vuelve a hundirse esta vez a la altura de su cintura.

El dorso de su mano recorre su mejilla.

Un dedo despistado acaricia su labio inferior.

Tras eso un fugaz beso de despedida…

_Mañana salgo de viaje.

Volveré el lunes.

Adiós, preciosa.


Se incorpora en el momento en el que oye como la puerta de la cocina se cierra.

Se deshace de la venda que cubre sus ojos y se acerca sigilosa a la ventana. Mira desde ella y reconoce al hombre de espaldas.

Siempre de espaldas.

La mayor y más importante de las premisas.

Baja a la cocina y se sirve una copa de vino blanco.

Observa sobre la mesa del comedor el sobre blanco.

Demasiado aséptico para su gusto.

Premisa a fin de cuentas…


http://www.youtube.com/embed/w8KQmps-Sog

 

Cuídense.

Ciao.

;-P

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