DE ESTACIONES DEMASIADO PERENNES...
No me lo tengas en cuenta. Dame espacio, y no me lo tengas
en cuenta. Que aunque a veces me he sentido tentada y a puntito he estado de
tropezar, de nuevo, sigo huyendo hacia adelante, solo huyo. Que no te digo con
esto que al final las noches o las mañanas naranjas, o las tardes húmedas, o
los domingos en los que trato de amarrarme a puerto, no haya acabado
naufragando en el suelo, pero que con la edad una trata de salir antes del agua
cual gato escaldado. Que seguir huyendo comporta que algunas mañanas los
botones de la camisa acaben cojos, o que el rímel acabe sobre el párpado…
Que tras la propia culpa acostumbra a venir la que otros son
capaces de inventarte, y solo me queda seguir huyendo hacia adelante. Que las
trincheras han dejado de encontrarse fuera, y andan desparramadas todas piel
adentro. Dame espacio y no me lo tengas en cuenta. Deja que pase este mes de noviembre,
y luego el de diciembre, y si eso, ya nos encontramos a mediados de marzo.
Que si algo tengo por seguro, es que esta va a ser siempre
esa guerra que empezó siendo tan pequeñita, que por pasar desapercibida, cabía
en el bolsillo de cualquier peto de pana, o entre los lápices de colores sucios
dentro del estuche… tan pequeña que podía enredarse en las gomas del pelo, y
que me acompaña en este instante. Que me lo he cortado, ya sabes… Que ya me he
hecho a la idea, que no pesa más que antes, que es solo que los escombros
forman ya parte del aire, expiro trincheras que se atraviesan cuello arriba, inspiro solo humo que viene a
imposibilitarme poner orden. Que he encontrado la mesita de noche flotando en
la bañera, y que esta vez no he salido corriendo. Que encontrar el dolor por
algunos en el primer cajón ya no me hizo sentir pena. Que sigo huyendo no sé
demasiado bien a dónde, porque entre el humo no puedo ver más allá. Que empiezo
a no asustarme cuando tu voz me susurra que huya siempre hacia adelante.
Que ojalá algún día pueda hablarte de todo sin sentir toda
esta vergüenza. Que lo más macabro de todo es que no he dejado de contártelo
siempre, y que cuando dejé de hacerlo desde el otro lado de la línea, tampoco
sirvió. Que me des espacio aunque no sepa encontrarme en esta soledad nueva.
Que a este mes como a los anteriores diez le faltan abrazos.
Que acabaré por encontrarme aunque ahora mismo ande tan
quieta.
Que a los últimos cafés les sobra estrés. Que vuelvo a
desconocerme tras todas las “yo” que llevo hasta ahora. Pero que puede que esta
sí que me haga sentir menos miedo que todas las anteriores, así que más. No sé.
Tal vez solo diferente. No acabo de dar con la caja de zapatos que contiene la
correcta…Tal vez menos…
Sí, te reconozco que estoy en medio de esa estación en la
que mis zapatos se desperdigan como setas que crecen en el suelo de baldosas, y
que algunas mañanas pienso que por la tarde recogeré la ropa que hay sobre el
sillón.
Vuelve a ser uno de esos días en los que creo que tengo
demasiada ropa en el armario. Uno de esos en el que creo que debería
acostumbrarme a hacerme más listas, como la de la compra. Siempre acaba
faltándome algo.
No, las mañanas tampoco han mejorado, tres alarmas siguen
siendo demasiadas.
Dame espacio esta estación y tres cuartos de la que le sigue
que lo mismo entre el gris, las carambolas han cambiado su testarudez, no sé,
lo mismo entonces soy capaz de echar abajo todas esas piedras…
¿Sigues teniendo ese mueblo viejo al que había que cambiarle
los tiradores?...
¿Qué tal por ahí tus ocres y tus rojos?...
¿Cuántos miedos has sido capaz de perder?...
¿Sigues buscándome en las batallas que ya fueron como hago yo, o pudiste
volver sin mí?...
No me lo tengas en cuenta, porque el desorden siempre fue la
mejor señal, solo que ahora es una lástima porque no puedes verlo…demasiadas
palabras después, ¿es eso?...
No nos tengamos esto en cuenta...dime que serás capaz de encontrar el camino de vuelta sin tenerme nada de esto en cuenta. Te prometo que trataré de hacer lo mismo.
Abriga ese cuello que luego todo son toses. Ya hablamos…
Cuídate.
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