2717 ( 4 )
Ahora ya no me produce nada en absoluto. Nada dentro que asombre a mi parte racional o inhumana, pero reconozco que las primeras veces sentía fascinación por mirar en sus ojos y ver que allí ya no había nada. Me costó llegar a comprenderlo, y una vez lo hice, perdió casi toda la emoción. Vuelvo a empalmarme solo con darme cuenta de que en el justo momento en que agonizan, el cuerpo sigue vivo solo por inercia, y porque debe ser más perfecto de lo que hemos creído hasta ahora. Nos negamos a morir porque va contra natura si no es el propio cuerpo quien decide hacerlo. El cuerpo lo niega porque de una u otra manera debe permanecer atado a algo que lo hace suyo y que no quiere dejarlo escapar. O no todavía. O no allí, o no de aquella manera. Cuando sea lo que sea nos abandona, los ojos permanecen tan lejanos y tan vacíos, que al principio da miedo. Los espasmos por llenarse de nuevo de ese algo nos mantiene algunos segundos tratando de luchar para intentar completarnos. Lo que el cuerpo ...