UN MES DESPUÉS, TRAS HABER SOBREVIVIDO A LA ÚLTIMA MUDANZA...
Colgué ayer las cortinas de flores en la zona del lavadero. Creo
que la vecina del quinto las estuvo mirando un rato sin saber si debía o no dar
su aprobación.
Que llevo un mes intentando entender por qué escribir vuelve
a darme miedo, y me pregunto por qué paso por delante de la puerta del nuevo estudio
y evito entrar con la excusa torpe de que aun hay cajas por ordenar.
Que sí, que desde luego lo siento mi hogar, tal vez porque
en el fondo, puede que algo de madurez y serenidad hayan venido a instalarse
entre las cremas de la encimera del baño y la esponja que cuelga del grifo de
la ducha.
Que acabo de descubrir que desde la nueva ventana, tengo las
vistas completas de la montaña que me acunó desde niña. Ya ves qué chorrada más
grande…
La zona chill out aun está a medias y las estanterías corren
una suerte parecida. Han extraviado casi todo su papel…
Hay domingos que pasan entre la duda de la ilusión temprana
que se descubre y la esquiva madurez, para acabar encontrando el escondite de
la madurez y haber perdido en el camino la ilusión.
Ideas que cambian y se trasforman mientras las hablo
contigo.
Mientras compartimos sobremesa y secretos, rabias, dudas y
dolor. Los de esta vida.
Cambios a los que me obligo cada uno de los guantes de este
mes para así despistar-te-me-nos.
Que las mañanas de lunes a miércoles cuento 69 escalones y
de jueves a sábado 70. El domingo trato de encontrar al vecino que coloca el
que me sobra y lo quita, o que por las tardes me obligo a cantar mientras las
subo o las bajo para no concentrarme en el nuevo número que seguro aparece y
que me tendrá obsesionada durante algunas de las noches que se comprenden al
fraguar la luz…
Que hay cosas que no cambian. Otras que ya lo han hecho,
algunas que no supieron adaptarse a la nueva forma y decidieron emigrar. Las de
colores sepia decidieron crear colonia en esa parte del cerebro que está seca,
que las manías junto a algunos pensamientos están esperando a las puertas de la
incineradora de algunas almas. Que la niña pasa para ser reciclada por encima
de toda la piel y que solo a las niñas de los ojos se les permite guardar como
exquisita antigüedad, algunos cachos.
Que a veces se cuela mientras tomas aire para estornudar,
cualquier nueva bacteria cargada de algo que desconoces o creías haber olvidado
y entonces las defensas se ponen en marcha para no dejar caer los muros…y solo
cuando lo inocuo y nuevo consigue hacerse con la piedra hasta escalarla…ya me
entiendes, verdad? Pues eso.
Que tenías que habernos visto correr para encintar y
pintar…creo que durante dos días no paramos. Y luego limpiar, y preparar una
mudanza que casi acaba con nosotros…
Que aunque pueda parecerte la mayor de las chorradas, a
medida que tecleo algunas cosas van poniéndose en su lugar. Tal vez porque ha
llegado el momento, o simplemente porque no estaban colocadas donde toca. O
porque se alinearan con las estrellas y los planetas de la habitación de peque
y ya no siento que desentonan en el silencio más absoluto.
Hay lutos que vivimos para adentro sin saber que lo que
hacen es convertirnos en cadáveres del deseo y la espera.
Ventanas que alguien viene a abrirte y por si eso no fuera
suficiente, a encender las luces. Todas.
Meses que empiezan siendo los más calurosos…los más
silenciosos… los más…sin más… y que acabas por dejar de odiar porque a cada año
que pasa, unos más se suma a la larga lista, eso siempre y cuando haya suerte y
no te dé por enterrar dos de golpe, y de seguir así llegará el momento en que
no te queden días que puedan pervertirte…ya sabes…
El hule de la mesa es a topos…ups!
Cuídense.
Sean Felices.
P.D: _Y el post del fantástico finde con las locas del coño
para cuándo, bonita?
_Pronto Rita. Pronto.
Ciao.
A veces me da miedo respirar... Últimamente pruebo a hacerlo, y al final respiro. Grrrrrr... Todo por continuar siendo feliz 😘
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